miércoles, 25 de mayo de 2011

Los otros trajes de Dylan


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Dicen los que entienden de esto que para conseguir una buena versión lo primero que hay que hacer es desnudar completamente la canción y, una vez logrado ese objetivo, empezar a vestirla de nuevo añadiendo los ropajes que mejor se adapten a ella. No tengo datos en los que apoyarme más allá de mi experiencia personal, pero sin duda Bob Dylan es uno de los tres artistas más versionados de la historia y como hoy cumple 70 años que mejor manera de celebrarlo que repasando alguna de las relecturas más interesantes que se han hecho de su obra. Pocos son los artistas que en un momento u otro de su carrera se han resistido a adaptar alguno de sus temas, y es que su influencia e importancia han sido tan determinantes que sin duda la música popular habría sido completamente distinta sin él. Y como muestra de sólo hay que echar mano de las palabras que Bruce Springsteen pronuncio en el acto de incorporación de Bob Dylan al Salón de la Fama del Rock’n'Roll el 20 de enero de 1988 : “Sin Bob, los Beatles no habrían hecho el Sgt. Pepper, los Beach Boys no habrían hecho Pet Sounds, los Sex Pistols no habrían hecho God Save The Queen, U2 no habrían hecho Pride in The Name of Love, Marvin Gaye no habría hecho The Message y los Count Five no habrían hecho Psychotic Reaction… Pero el hecho es que hasta el momento presente, cuando se hace un rock’n'roll maravilloso, la sombra de Bob Dylan está siempre presente…”.

01 – Blowin’ in the wind (Neil Young & Crazy Horse): Pocos días antes de que Neil Young iniciara la gira de presentación de Ragged glory por Estados Unidos empezó la primera guerra del Golfo y las imágenes del primer enfrentamiento bélico retransmitido en directo vía CNN causó un gran impacto en el canadiense. Su respuesta fue cambiar el repertorio e incluir una sangrante versión del Blowin’ in the wind interpretada solo con su eléctrica mientras de fondo sonaban sirenas, ráfagas de metralla y bombas explotando. El resultado puede escucharse en Weld, para mi el mejor disco en directo que he escuchado. Un año después Young volvió a repetir con el repertorio de Dylan en el concierto del 30 aniversario celebrado en Nueva York donde cantó Just like Tom Thumb’s blues y All allong the watchtower, convirtiendose en el gran triunfador de la noche lógicamente después de Dylan.

02 – All along the watchtower (The Jimi Hendrix Esperience): Probablemente es la mejor versión de un tema ajeno que se ha grabado nunca. Hendrix se declaraba fan de Dylan y con frecuencia echaba mano en directo de sus canciones (su adaptación del Like a rolling stone en Monterey es apabullante), aunque con esta estremecedora relectura que hizo de All along the watchtower consiguió robarle el tema, dejando desde ese momento de pertenecer a Dylan para convertirse en una canción suya. Como reconocimiento de su derrota los arreglos que utiliza en sus conciertos son los de la versión de Hendrix y no tiene problema en reconocer que “cuando la canto siempre pienso que es una especie de tributo a Jimmi”.

03 – Los tiempos están cambiando (Loquillo y Los Intocables): Toda una declaración de principios la del Loco al incluir una fantástica versión de The time they are a changing en su primer disco al que, como hizo Dylan en su momento, además daba título. Puede que en lo musical no fuese su referente, pero en él probablemente encontró la actitud: “Dylan era punk, rock puro, cantaba como le daba la gana sin importarle una mierda nada”. Si la original se convirtió en una de las más representativas de la canción protesta, con esta Loquillo buscaba dar un golpe encima de la mesa en un momento y un lugar (la Barcelona de finales de los 70) en el que el rock and roll era cosa de cuatro gatos. Tradujo la letra, escribió una música junto a Carlos Segarra, se metió con unos amiguetes en el estudio y su tiempo cambio para siempre…

04 – Highway 61 revisited (Johnny Winter): Highway 61 revisited fue el disco del cambio definitivo y junto con Blood on the tracks (eso es una opinión muy personal) su mejor trabajo. Su ruptura definitiva con el folk (al que regresó muchos años después ya por devoción y no por obligación) le abrió nuevos horizontes, aunque para ello tuvo que aguantar todo tipo de ataques y reproches a lo largo de los siguientes meses fundamentalmente cuando en sus actuaciones dejaba la guitarra acústica para colgarse una eléctrica. Esta endiablada versión de Johny Winter extraída de su tercer disco, es una muestra perfecta del gran talento del guitarrista tejano que, al margen de sus logros artísticos personales, puede presumir que como productor logro recuperar a Muddy Waters y relanzar su carrera.

05 – Positively 4th street (Lucinda Williams): No deja de ser curioso lo de esta canción. Sólo apareció en formato single (una de las pocas veces que lo ha hecho Dylan) y posteriormente en un par de recopilatorios, por lo que no es ni mucho menos uno de sus temas más populares entre el gran público. A pesar de eso, en una lista de sus 100 mejores canciones que hace unos años publico la revista Mojo (se elaboró preguntando a sus redactores, músicos y escritores), Positively 4th street sólo fue superada en el ranking por la insuperable Like a rolling stone. Esta me parece, con diferencia, la mejor versión que se ha grabado de este tema y la emoción que consigue trasmitir la voz de Lucinda Williams, simplemente desnudando completamente el original y ralentizándolo hasta el extremo, es sobrecogedora

06 – Like a rolling stone (The Rolling Stones): Erróneamente se ha creído durante mucho tiempo (y de hecho de vez en cuando algunos medios siguen reincidiendo en ello) que los Stones tomaron su nombre de esta canción, cuando en realidad lo hicieron del tema homónimo de Muddy Waters. La verdad es que se limitaron a copiar la versión original, pero resulta curioso escuchar a Jagger interpretarla y más cuando los temas ajenos que suelen tocar en sus giras suelen ser clásicos del blues. En cualquier caso poco se les puede reprochar ya que no se puede hacer nada por mejorarla… Hace algunos años la revista Rolling Stone la eligió como la mejor canción de la historia y es el único tema fijo en el repertorio en directo de Dylan.

07 – Balada de un tipo flaco (Santiago & Luis Auserón): Radio Futura solían incluir al final de sus conciertos alguna que otra versión de clásicos del rock y del soul, por lo que no sorprendió demasiado cuando en 2005 Santiago Auserón anunció que daría unos conciertos con su hermano Luis interpretando exclusivamente adaptaciones al castellano de alguno de sus temas favoritos de gente como La Velvet, Marvin Gaye, Elvis, Chuck Berry, Neil Young, The Troggs, James Brown… y por supuesto Bob Dylan, del que eligen Ballad of a thin man. La apuesta era difícil ya que el texto original es largo y la estructura de canción no favorece una traducción, pero creo que solventan el problema con nota y al menos consiguen que no chirríe. El disco se grabó una vez concluida la gira apareciendo bajo el nombre de Las malas lenguas al año siguiente.

08 – Blind Willie McTell (Steve Wynn & The Miracle 3): Una de las cosas que en ocasiones se le han echado en cara a Dylan es su aparente falta de criterio a la hora de descartar temas de sus discos. Las Bootleg series han venido a paliar en cierto modo este déficit dejando al descubierto algunas joyas que inexplicablemente quedaron fuera del álbum original, aunque de entre todas la más destacada probablemente sea esta. Grabada en la primavera de 1983 en Nueva York durante las sesiones de Infidels con Mark Knopfler de productor, se convirtió incluso antes de aparecer publicada ocho años después de forma oficial en una de las favoritas de sus fans más acérrimos (esos que buscan incluso debajo de las piedras cualquier cosa que tenga que ver con Dylan).

09 – Down in the flood (Fairport Convention): El 29 de junio de 1966 Dylan sufrió un accidente de moto y durante los siguientes 15 meses apenas se supo nada de él. Encerrado junto a The Band en un sótano de Woodstock se dedicó a grabar decenas de canciones sin un destino concreto y de las nacería el primer disco pirata de la historia. Esas cintas empezaron a pasar de mano en mano al ritmo que Dylan se las ofrecía a otros artistas para que las grabaran, por lo que era cuestión de tiempo que apareciesen publicadas sin el consentimiento del autor. Primero bajo el nombre de The great white wonder y más adelante con otros, empezaron a circular todo tipo de discos con material sacado de estas sesiones hasta el punto que en 1976 finalmente aparecieron algunas de esas canciones de forma oficial en The basement tapes. Esta es una de esas canciones y Fairport Convention la interpretó en su gira de 1973.

10 – I shall be released (Jeff Buckley): Por desgracia la versión famosa de Buckley del I shall be released la interpretó a capela a través del teléfono en un programa de la radio americana y aquí no la podemos poner (es una grabación pirata aunque no es difícil de localizar). Al igual que Dylan, cuando Jeff llegó a Nueva York se ganó la vida y el prestigio tocando por distintos garitos entre los que se encontraba el café Sin-é de Greenwich Village. Allí lo descubrieron los ejecutivos de Columbia y allí grabó su primer EP el cual, tras su muerte, se reeditó con mucho material extra uno de los cuales era esta versión. Procedente como la anterior de las cintas del sótano, los primeros en grabarla fueron The Band en su álbum debut de 1968 y posteriormente fue el gran cierre de fiesta de su concierto de despedida con todos los artistas que habían participado interpretándola juntos sobre el escenario.

11 – Don’t think twice, it’s all right (Odetta): Supongo que incluso un tipo tan frió y poco expresivo como es Dylan tuvo que dibujar en su cara un gesto de satisfacción al enterarse que Odetta iba a grabar un disco integro de versiones suyas. Según cuenta en No direction home (documental sobre su primera época dirigido por Martin Scorsese), uno de sus primeros recuerdos musicales es una aparición de Odetta en televisión y que junto a Elvis, Hank Williams, Robert Johnson, Leadbelly y Woody Guthrie fue una de las influencias determinantes en su formación artística. Lejos de lo que pudiese esperarse de la voz de los derechos civiles en Estados Unidos, no hizo un disco de folk puro si no que buceó en otros ritmos ajenos a ella logrando que su escucha fuese bastante agradable.

12 – Knockin’ on heaven’s door (Eric Clapton): Estamos ante uno de los grandes clásicos de Dylan y, junto con Blowin’ in the wind, el que más versiones distintas posee. Además, como casi todo el mundo la conoce, es una canción muy recurrente en directo y creo que es el tema que más veces he escuchado en directo interpretada por artistas de todo pelaje. Grabada para la banda sonora de la película Pat Garrett & Billy The Kid, la lectura de Clapton transforma el tono de elegía de la original en un reggae que deja un regusto más amable, gozando de gran popularidad a principios de los 80. Una década después Guns An Roses hicieron otra versión que también sonó mucho y acercó a Dylan a la llamada Generación X, aunque para mi es bastante más floja.

13 – Mr. Tambourine man (The Byrds): “Si hasta se puede bailar…” dicen que comentó Dylan al escuchar esta versión. Gracias a ella logró su primer Nº1 en ventas y empezó a ser conocido por el gran público, lo que en cierto modo ayudó a que el paso que estaba dando de electrificar sus canciones no tuviera retorno. El single salió a la venta 12 de abril de 1965, aunque desde mediados del año anterior venían trabajando en el gracias a una copia de una actuación de Dylan que había caído en sus manos y en la que interpretaba ese tema (la versión original se apareció apenas tres semanas antes en Bringing it all back home). Optaron por unos arreglos eléctricos que sonasen más a The Beatles y se adecuasen más al concepto de banda que eran, logrando que de esa mezcla surgiera lo que ha venido en llamarse folk-rock.

14 – Memhis blues again (Kiko Veneno): La primera vez que se pudo escuchar esta versión fue en 1993 durante la gira “Kiko Veneno y Juan Perro vienen dando el cante”, y desde ese momento se convirtió en uno de sus temas más aplaudidos tanto por el público como por la crítica. No vio la luz hasta dos años después en Está muy bien eso del cariño, pero el boca a boca entre los dylanitas empezó a funcionar y grabaciones piratas de la canción en directo empezaron a correr de mano en mano (a mi, por ejemplo, me llegó una de un coleccionista ingles). Es sin duda una de las más personales, originales y acertadas relecturas del cancionero de Dylan, logrando además que la traducción casi textual de la letra de Stuck inside of mobile with the Memphis blues again encajase como un guante en la música que había escrito para la ocasión.

15 – Jokerman (Caetano Veloso): Infidels es peor disco de lo que podía haber sido y en el que más claramente se ve que los caminos de Dylan son insondables. Grabó canciones suficientes para hacer un doble pero al final, no sólo lo dejó en sencillo (se podía pensar que era mejor hacer uno con diez buenas canciones que otro más largo en el que hubiese material de relleno), si no que algunos de los mejores temas de la sesión se quedaron incomprensiblemente fuera. No fue el caso de este Jokerman que, con la guitarra de Knopfer haciéndole de contrapunto, se convirtió en su mejor composición de los 80 y la que demostró a muchos que Dylan todavía sabia hacer grandes canciones. Extraída de un disco en directo de Veloso donde también canta a Michael Jackson, es la mejor versión que se ha hecho de este gran tema.

16 – My back pages (Ramones): La versión de referencia que usaron en este caso fue la que había grabado The Byrds, pero Ramones consiguieron imprimir su impronta punk y hacerla propia. Una de las grandes sorpresas discográficas de su carrera (por lo inesperado y por los nombres elegidos) fue la aparición de este disco de versiones en el que reinterpretaban temas de alguno de sus artistas favoritos entre los que se encontraban los Stones, The Who, la Credence Clearwater Revival, The Troggs, Love y por claro esta Dylan. La realidad es que su conocimiento de la música de los años 60 era muy amplio y, aunque su aspiración de devolver al rock su espíritu rebelde les llevó por otros derroteros, nunca se convirtieron en unos aporreadores ni renegaron de lo que mamaron en su juventud.

17 – Maggie’s farm (Rage Against The Machine): Y para concluir la prueba de que las canciones de Dylan no entienden ni de géneros ni de edades es esta salvaje versión de Maggie’s farm. De la mano de Rage Against The Machine la letra recupera el espíritu de protesta con la que fue escrita y refuerza su mensaje reivindicativo gracias a la dureza que desprende. El riff principal de esta versión de RATM lo han usado Muse durante su última gira al final de Map of problematique, lo que nos indica que el de Duluth sigue llegando al corazón de todo tipo de artistas por distantes que parezcan a su estilo y que, al menos de momento, las nuevas generaciones (en muchos casos sin saberlo) tienen garantizada también su necesaria ración de Dylan… Y que sea por muchos años.

Texto publicado en la revista Culturamas

martes, 24 de mayo de 2011

Y Dylan cayó del caballo…


Muchas son las historias que en el día de su 70 cumpleaños se pueden contar acerca de Bob Dylan, aunque una de las más determinantes en el desarrollo artístico (que no creativo) de su carrera es la que le sucedió en el verano de 1987. Tras más de un año de gira con Tom Petty y sus Heartbreakers (y antes de continuarla en su etapa final) el inquieto Bob se encontró con unas fechas libres a mediados de año y aceptó la propuesta de hacer seis conciertos en compañía de The Grateful Dead. Ya habían tocado juntos en alguna ocasión pero, como no es lo mismo improvisar un par de canciones que dar un concierto entero y necesitaba ensayar un poco con ellos, sin demasiadas ganas se desplazo a San Rafael donde estos tenían su local de ensayo. Lo que en un principio había pensado que iba a ser un mero trámite, acabo complicándose más de la cuenta.

Según confiesa en el primer volumen de su autobiografía (Chronicles - Simon & Schuster, 2004), tenía decidido retirarse al acabar la gira con Petty porque había perdido toda la inspiración. Sus propias canciones le resultaban ajenas y ya no tenía ni la habilidad de tocar su fibra ni se sentía capaz de penetrar bajo su superficie. De entre todo lo que había compuesto en 25 años su repertorio se reducía a unas veinte canciones que repetía mecánicamente concierto tras concierto. El resto de sus temas no entendía de donde venían y ya no los interiorizaba como propios. Además se le antojaban demasiado crípticos y sentía que no era capaz de hacer nada creativo con ellos.

En este contexto personal se encontró con que los Dead tenían otros planes completamente distintos. Al llegar al local descubrió que querían preparar más canciones de las que él estaba acostumbrado a tocar. Su intención era repasarlo todo, los temas que les gustaban y los más desconocidos, y el bueno de Bob no pudo con esa idea. No sentía apego por casi ninguna de ellas (muchas las había cantado solo al grabarlas), temía confundirlas y olvidar las letras, y sobre todo se sentía incapaz de imprimir emoción a ese material... En aquel momento se vio a si mismo como un idiota y pensó que todo aquello había sido un error, así que busco una excusa y largo.

Y aquí es donde empieza la leyenda, tal vez embellecida y exagerada por el autor, pero en cualquier caso interesante por los efectos que acabó generando. Una vez fuera del local empezó a deambular por la calle, sin rumbo, lleno de dudas, hasta que llegaron a sus oídos los ecos de una banda de jazz en la distancia. Entró en ese pequeño bar y se acomodo sobre la barra, y fue ahí, escuchando a ese cantante desgranar su música, cuando, como San Pablo al caer del caballo, recibió la revelación que cambiaría su forma de actuar. El viejo intérprete usaba una técnica que no le resultaba ajena, aunque había olvidado como acudir a ella. Era capaz de llenar el espacio con una energía que, aunque se reflejaba en su voz, le salía de lo más profundo de si mismo. Allí mismo recordó la formula para volver una y otra vez a su repertorio sin cansarse de el ni naufragar.

Regresó entonces al local de ensayo, aceptó interpretar todo lo que le pidieron y el resto ya es historia. Tras la mini gira con los Dead (que en lo artístico fue un fracaso), volvió a tener una nueva experiencia mística en la etapa final de los conciertos con Petty. Fue en Locamo (Suiza) cuando ante 30.000 espectadores y bajo una tremenda tormenta perdió repentinamente la voz. Sacando fuerzas de donde no las tenía buscó como proyectar su voz de una forma diferente para poder acabar el show y, no sólo lo consiguió, si no que además descubrió que disfrutaba con ello. Acabado el año, cansado de trabajar con bandas ajenas, decidió formar la suya propia y en junio de 1988, como un hombre nuevo después de tanta revelación, comenzó el Never Ending Tour con el que continua 23 años después.

Desde ese día empezó a trabajar con decenas de canciones diferentes, explorando su obra y reinventándola cada noche sobre la marcha. Muchos de los que se acercan a uno de sus conciertos se siente decepcionado al no reconocer los temas, pero ese es el precio que hay que pagar para que la carretera siga siendo su hogar y garantizarnos que más pronto que tarde volverá a visitarnos. Y es que esa es una de las claves del nuevo Dylan. Con o sin disco en el mercado ha seguido dando más de 100 conciertos al año por todo el mundo, priorizando si es posible, lugares en los que no haya tocado antes (sólo en España, por ejemplo, ha visitado más de 30 localidades distintas) empeñado en hacer bueno ese chiste que circula entre los dylanitas y que dice que la única diferencia entre dios y Dylan es que dios está en todas partes y Dylan ya ha estado.

Para los más interesados existe un bootleg con los ensayos junto a los Dead en San Rafael que, sin ser ni mucho menos su grabación más inspirada, si que es interesante (y por lo que recomiendo su escucha) porque le muestran en su punto de inflexión y en el kilómetro cero de un viaje sin retorno que, sin haber concluido aún, le ha puesto mundo a sus pies y le ha coronado como el artista más influyente de todos los tiempos.

Texto publicado en la revista Culturamas