sábado, 31 de octubre de 2009

García Alix, el fotógrafo del cielo

Hoy no tengo intención de contar nada del gran Alberto García Alix por que en realidad lo desconozco todo de él y su vida… Bueno, sé que nació en León, que en un momento de su vida se instaló en Madrid para dedicarse de lleno a su gran pasión y que hace unos años recibió (en mi opinión con toda justicia) el Nacional de Fotografía...

Pero al margen de estos datos que tiene que ver con aspectos biográficos, existe una evidencia, y es que (y en este punto habría que decir que con permiso de Miguel Trillo y Pablo Pérez Minguez, aunque en mi opinión estos están por detrás de Alix) es el fotógrafo que mejor supo captar el espíritu de la llamada movida y ahora lo hace con todo lo que sucede bajo el cielo de Madrid…

En ocasiones como esta me planteo que tal vez no seria mala idea abrir mi blog a colaboradores externos que controlen más estos temas que tocan tangencialmente el mundo de la música para que se encarguen ellos de redactar el contenido y aportarle a la entrada un interés que yo no puedo darle por desconocimiento de la materia a tratar (y que además de intentarlo tendría que hacerlo recurriendo a la wikipedia, y eso no me parece plan…)

Por eso me limitaré a colgar alguna de sus fotos y dejar que los personajes que en ellas aparecen (Camarón, Alaska, Ana Curra, Eduardo Haro, “El Curi” de Los Buitres del Pisuerga, Kiko Veneno, Sergio Entrena, Ceesepe…) hablen por si mismos y por supuesto por mi…



jueves, 29 de octubre de 2009

Desnuda la mañana (Triana)

Desnuda la mañana y sin sol
que frío hace este amanecer,
un rayo de esperanza
relampaguea en la ciudad.

Las gentes poco a poco se ven
saliendo de sus casas abrigados.
De pronto en mi cabeza
yo veo que estoy
en una esquinita parado.

Qué es lo que pasa.
qué pasará en mí,
que me siento perdido
en esta noche sin fin.

La gente bulle a mi alrededor
sus gestos van diciendo algo,
empieza a brillar el sol
y su calor me va llegando.

La vida llevo contrarreloj.
Parece que me siento ahogado.
La duda me atormenta y
el dolor de unos sueños separados.

Qué es lo que pasa.
qué pasará en mí,
que me siento perdido
en esta noche
de la que quiero salir.

(Extraída del álbum “Llegó el día” / MOVIEPLAY – 1983)

miércoles, 28 de octubre de 2009

El riesgo y la altura del Sr. González

Me vais a permitir que hoy sea breve ya que tengo un DVD esperándome y no me gustaría hacerle esperar demasiado…

Ayer salio a la venta el octavo disco en once años de Quique González, y la primera buena noticia que me llega de el es que se ha agotado en muchos centros de la FNAC y El Corte Ingles por lo que han tenido que pedir más copias para hacer frente a la gran demanda que ha generado. Personalmente me alegro ya que le he seguido desde que daba sus primeros pasitos en este mundillo y me gustaría mucho que le empezaran a salir las cosas bien…

La verdad es que aún no estoy en disposición de hacer una valoración crítica del disco, pero hay dos elementos que me gustaría recalcar. El primero de ellos es que seguramente nos encontremos ante la portada más horrorosa de todas la que hasta ahora ha hecho Fernando Maquieira para él (todas) aunque luego, curiosamente, el diseño y la presentación del resto del CD me parece una auténticamente preciosidad lo que me lleva a reafirmarme en el pensamiento de que los criterios de edición de un disco son un misterio insondable con el que a los profanos no nos queda mas remedio que acostumbraremos a vivir…

El segundo aspecto es el meramente musical, y en la escucha rápida y sin atención que le he podido dar mientras bañaba a las niñas, la sensación que he tenido es que el Sr González lo ha vuelto a hacer, y se trae entre manos un trabajo a la altura del prestigio que a base de currárselo un montón el solito (y la ayuda de la gente de talento de la que ha sabido rodearse) se ha ganado en los últimos años. El corrió con los gastos de grabación y se ha tenido que buscar a quien se lo edite (al final ha sido su oficina de management “Last tour” con el apoyo de la SONY), y aunque sólo sea por eso creo que se merece dar un nuevo pasito hacia delante, firme y sin posibilidad de volver atrás…

Y ahora a ver el documental de una horita sobre la grabación de este “Daiquiri blues” y luego a escucharlo un par de veces con calma… Otro día os contaré más, y ya veremos si realmente está al nivel de “Salitre 48” (2001) y “Avería y redención (2007) o se queda algún paso por detrás de sus hasta ahora obras maestras… Trataré de ser imparcial, aunque pienso que con la gente en la que creo y a la que adoro me resulta más fácil serlo ya que el temor a que la palabra decepción se materialice ante mí suele rondar demasiado cerca, y si esto se produce no hay nada que manera de que esta desaparezca… Aunque por suerte creo que esta vez no va a ser el caso…

martes, 27 de octubre de 2009

Aftermath (The Rolling Stones)

¿Cual es el disco más famoso de los Stones? ¿Y el mejor?

A cualquiera que se le haga esta pregunta y conozca mínimamente su obra probablemente el primero que le venga a la cabeza sea el “Sticky fingers” aunque no seria de extrañar que apareciesen otros como “Exile on main street” (sin ser un gran stoniano puedo decir que este es mi favorito), “Beggars banquet” o “Let it bleed”… Incluso álbumes menores como “Their satanic majesties request” o “It´s only rock and roll” por el hecho de ser conocidos como “Sus satánicas majestades” o el famoso dicho “es solo r’n’r pero me gusta…”, aparecerían en lista de los más enteradillos, pero ¿se acordaría alguien del “Aftermath”?

Es evidente (y se puede comprobar ojeando alguno de los listados que existen con los 500 ó 1000 mejores discos de la historia del rock) e innegable que se encuentra en el “top 5” de la banda, pero a pesar de todo parece que el gran público (e incluso parte del más especializado) suele pasar por alto su primera obra maestra y la que les situó definitivamente en la primera división entrando en una confrontación más o menos de igual a igual con los Beatles.

No se me ocurren muchas causas que puedan justificar todo esto, aunque tal vez unas portadas sosas en contraposición con otras más llamativas o mediáticas ayuden a que no se le pueda reconocer de un vistazo en una estantería y no invite demasiado a ser comprado… A pesar de eso, el latigazo que supone empezar a escucharlo y la calidad de todas sus canciones debería ser suficiente para que el boca a boca lo colocase en el lugar que merece, no solo para los críticos y especialistas si no también para cualquier mortal que aspire a escuchar un buen disco.

Entre las curiosidades más repetidas al referirse al “Afermath”, la más repetida es que es el primer disco de los Stones compuesto integramente por la pareja Jagger/Richards, y aunque los créditos así lo confirman, la realidad es que la forma de trabajar que tenían consistía en presentar a sus compañeros un esbozo del tema y luego, entre todos, en el local de ensayo o directamente en el estudio se dedicaban a darle forma y modelar el tema hasta llevarle a un punto al que ni de coña habrían llegado Mike y Keith por si solos. Por lo tanto seria injusto no reconocer que la aportación de la base rítmica de la mano de Bill Wyman y Charlie Watts fue determinante en la concepción final del disco, aunque el autentico motor y padre no reconocido de la criatura en Brian Jones.

Si hasta ese momento sus trabajos anteriores se habían visto completados por temas de relleno y versiones que en muchos casos no estaban a la altura de lo que se le podía exigir a la banda, en éste el empeño de Jones por lograr algo distinto y original que, sin romper su esencia si lo hiciesen con el pasado sonoro del grupo, fue clave para que por fin lograsen un disco redondo, sin fisuras y en el que empezaban a asumir algunos riesgos y cambios estilísticos. Así Richards contaba hace unos años que el rubio guitarrista estaba empezando a perder el interés por la guitarra por lo que para superarlo propuso la inclusión de otros instrumentos cono el sitar o las marimbas que, si bien en un principio provocaron cierto recelo, el tiempo demostró no solo que estaba justificado si no también que había sido un gran acierto que les ayudó a darle un gran impulso a su carrera.

Otra anécdota (que no lo es tanto) está en el hecho de que, a pesar de llevar el mismo nombre (la costumbre era cambiar todo el contenido en función del mercado al que estaba dirigidos), se produjo un curioso baile de temas entre uno y otro que llevó a la edición británica a tener tres temas más que la americana (14 frente a 11), pero por contra esta segunda se abría con el la soberbia “Paint it black” que en el Reino Unido solo apareció como single. Además, para aumentar las diferencias, las portadas de ambos no se parecían absolutamente en nada siendo más oscura y con tonos sepias la británica y en color y más luminosa la americana (eso si en ambas salían posando los miembros del grupo y aun no se atisbaban en el horizonte lo rompedores que llegarían a ser en esta faceta unos años más tarde)

Grabado en los “RCA Studios” situados en el 6363 de Sunset Boulevard de Hollywood en California, además de los cinco miembros oficiales en las sesiones participaron Ian Stewart (el sexto stone al que el manager privó de la gloria por no considerar adecuada su imagen pero que acompañó al grupo hasta su muerte en 1985 como pianista y encargado de las giras) y Jack Nitzsche (al que conocieron gracias a Phil Spector y que posteriormente se convertiría en el productor de cabecera de Neil Young durante más de 30 años) que también aportaron su granito de arena al giro que estaba dando la banda hacia una madurez sonora que hasta ese momento habían parecido ser incapaces de alcanzar..

Título: Aftermath
Producción: Andrew Loog Oldham
Grabado en: RCA Studios, Hollywood, California
Editado por: DECCA /ABKCO (Reino Unido) en abril de 1966
Canciones:
Cara A
- Mother's little helper
- Stupid girl
- Lady Jane
- Under my thumb
- Doncha bother me
- Goin' home
Cara B
- Flight 505
- High and dry
- Out of time
- It's not easy
- I am waiting
- Take it or leave it
- Think
- What to do

Editado por: LONDON /ABKCO (EEUU) en julio de 1966
Canciones:
Cara A
- Paint it black
- Stupid girl
- Lady Jane
- Under my thumb
- Doncha bother me
- Think
Cara B
- Flight 505
- High and dry
- It's not easy
- I am waiting
- Goin' home

lunes, 26 de octubre de 2009

Spotify, el futuro en mis manos

Cuenta una leyenda del rock que la noche que el crítico John Landau vio en directo a Springsteen dijo aquella famosa frase de “he visto el futuro del rock and roll y este se llama Bruce Springsteen…” Bueno, pues la cosa es que yo hoy he tenido una sensación muy similar a la que debió tener Landau, pero en esta ocasión el futuro que yo he vislumbrado es el de la industria musical y el nombre de su protagonista no es otro que el de Spotify.

Nunca he sido especialmente espabilado en esto de los ordenadores así que cualquier cambio o novedad lejos de estimularme y hacerme lanzarme a ella en un enloquecido salto al vacío, lo normal es que de entrada me echa un poquito hacia atrás. Fue hace varios meses cuando en una página especializada en música leí por primera vez que un par de chavales suecos que habían creado un programa llamado Spotify para la escucha de canciones vía streaming (se puede escuchar pero no descargar) habían logrado un acuerdo con varias discográficas (Universal, Sony, BMG, EMI y Warner entre otras) para explotar sus catálogos en este formato.

Lógicamente viendo quien estaba por medio (todas las multinacionales de la industria musical) recelé y deje caer un tupido velo sobre ellos sin investigar más y criminalizándolo sin más (se presentaba en un doble formato, uno gratuito con publicidad cada poco tiempo y otro de pago que permitía el acceso libre a los contenidos) por que daba por hecho que en algún lugar tenia que estar el truco para que los amos del negocio entrasen en el sin haber dinero contante y sonante a la vista.

Como de sabios es rectificar (y con apenas unas horas como miembro de la comunidad Spotify tras aguantar semanas de bombardeo de noticias sobre ellos en todos los medios generalistas) tengo que decir que la idea y la forma de llevarla a cabo me parece muy acertada, y que aquí podría estar la solución que desde todos los sectores del negocio se lleva buscando durante años. El sistema es sencillo. En la página de inicio te viene una ventana en la que puedes introducir el nombre del artista, el disco o la canción, e inmediatamente te aparece una lista desplegable con todos los archivos que se ajusten al término que buscas, y con pincharlo ya puedes escucharlo.

Lo mejor de todo es que es gratuito (solo en Suecia, Noruega, Finlandia, Reino Unido, Francia y España) y lo único que tienes que hacer es aguantar un anuncio cada poco rato (cosa que ocurre también en la radio). Además existe una variedad de pago en la que por 10 euros se pueden escuchar discos antes de su lanzamiento y sin publicidad, por lo que es como si tuvieses en tu casa toda la música del mundo (toda no ya que Led Zeppelin, The Beatles y Pink Floyd no han dado su permiso para la explotación de su obra de este modo) a golpe de ratón y de forma legal.

De momento el sistema está en pañales (solo está operativo en Europa y de forma gratuita en seis países, siendo de pago en el resto), pero cada vez falta menos para el nacimiento del aparato total (ese que integre TV, equipo de música, ordenador…), y ese día el tener físicamente en tu casa los discos o las películas será innecesario por que a través de red y con un clic podrás tenerlo sonando en tu equipo de alta fidelidad o viéndolo en tu pantalla plana sin que por ello ocupen un espacio que, en las casas modernas, cada vez brilla más por su ausencia.

Yo soy un tipo de otro tiempo que seguiré necesitando hasta que me muera tocar la tapa del disco, sentir el placer de quitarle el plástico, sacarlo de su funda y luego de dejar caer la aguja sobre el mientras leo el encarte interior o disfruto con la portada entre las manos… Para gente así, supongo que el negocio seguirá funcionando como hasta ahora a costa de exprimir nuestros bolsillos, pero para el resto que lo mismo les da tener el CD original que copiado y que aceptan el mp3 como un formato cómodo y útil, sin duda el Spotify o algo parecido (y más cuando se pueda usar también desde todos los móviles y no solo desde el iphone como hasta ahora) será la forma que tenga la industria para seguir ganando dinero (los acuerdos con las discográficas son secretos, pero supongo que el dinero que se gana por publicidad o suscripción se repartirá de forma proporcional al numero de escuchas).

Hoy he visto el futuro de la música y se llama Spotify…


domingo, 25 de octubre de 2009

Leysin, 11 – Julio – 1991 (Pixies)

Tras el reencuentro de la semana pasada con una grabación de la “Swingin’ pig” vuelvo esta con otro bootleg de esta compañía que en sus productos garantiza una calidad y una presentación que, cuando menos, iguala (y en muchísimas ocasiones supera) a los discos publicados oficialmente por la banda de rigor… Y para esta ocasión he decidido recuperar una actuación de los Pixies en el festival de Leysin (Suiza) en ese verano de 1991 en el que, a pesar de encontrarse en su momento de mayor popularidad y éxito, su carrera como grupo se resquebrajaba a marchas forzadas hasta el punto de que los más cercanos a ellos empezaban a ser conscientes que el final estaba próximo.

He de confesar que yo descubrí a los Pixies una vez que ya estaban separados y cuando parecía que nunca volverían a compartir escenario, y que cuando lo hice lamenté no ser uno de esos melómanos capaces de estar siempre a la última y tienen tiempo y ganas de escuchar de todo lo que publica. Se puede decir más bien (y salvo en contadas excepciones) que suelo ser de esos que siempre llegan un paso tarde a casi todos los sitios, y muchas veces (como por ejemplo en este) por desgana o desinterés ya que recuerdo perfectamente encontrarme en una tienda con el “Doolitle” recién publicado en las manos y un amiguete diciéndome que me lo llevara que no me arrepentiría, y yo, que era un listillo, en lugar de hacerle caso me compré algo más previsible que me hizo disfrutar pero que no me robó el corazón…

Pues bueno, justo en ese momento en el que yo les cerraba la puerta de mi casa (¿qué habría sucedido si esa tarde me hubiese comprado ese disco?, ¿mi historia musical se habría escrito en otros términos?), ellos empezaban un largo camino hacia la desintegración. La banda se había formado en Boston en 1996 y desde el primer momento estuvo integrada por Black Francis, Joey Santiago, Kim Deal y Dave Lovering y, aunque en su país nunca disfrutaron de excesivo éxito, en Europa (y en especial en el Reino Unido) si tuvieron un gran reconocimiento de crítica y público a pesar de no acabar explotar en ventas.

La cosa es que a lo largo de las sesiones de grabación de este segundo disco de estudio las tensiones entre Francis y Deal en forma de discusiones y desplantes (se dice que la tiró una guitarra durante un concierto en Stuttgar) entre ambos comenzaron a ser visibles para el resto de la banda y el equipo de producción provocando que lo que hasta ese momento había sido una diversión empezó a ser considerado por la banda como un trabajo. El origen (como en tantos y tantos casos) habría que buscarlo en las largas giras que venían realizando y en el hecho de encontrarse grabando el tercer trabajo de estudio (si se incluye el EP con maquetas aparecido en 1987 bajo el nombre de “Come on pilgrim”) en apenas un par de años, por lo que al finalizar el tour de presentación de “Doolitle” decidieron tomarse un descanso

Tras un breve receso dedicado a descansar durante unos meses los unos de los otros, comenzaron a trabajar en lo que seria su siguiente disco, aunque para este Francis comenzó a limitar las contribuciones de Deal en la banda lo que le llevó a componer y cantar todo el material que aparecería en sus dos siguientes álbumes (“Bossanova” de 1990 y “Trompe le monde” en 1991). Lo que no se redujeron fueron los conciertos, sucediéndose las giras a ambos lados del Atlántico y haciendo que las relaciones se hiciesen cada vez más difíciles, lo que no les impidió triunfar en el Festival de Reading den 1990 (del que fueron cabeza de cartel) o hacer unos conciertos soberbios y llenos de intensidad como se puede ver perfectamente en este bootleg.

La gota que colmó el vaso (o las gotas, ya que no existe una sola causa) se produjo a lo largo de la gira “Zoo TV” de U2 de 1992 en la que, al margen de ejercer como teloneros, se encargaron de dejar patente a todos los que rodeaban la gran caravana de los irlandeses que su historia conjunta estaba dando sus últimos coletazos. Y así sucedió ya que a principios de 1993, Francis anunció en una entrevista a BBC Radio 5 que la banda se había disuelto sin dar más explicaciones ni al periodista ni al resto del grupo que se enteraron en ese momento aunque luego les telefoneó para, sin más, confirmárselo...

PD - Once años después volvieron a reunirse y desde entonces han hecho varias giras sin que el cruce de palabras agradables entre ellos han cesado...

Título del bootleg: Subbacultcha
Lugar y fecha: Festival de Leysin (Suiza), 11 – Julio – 1991
Listado de canciones:
01 – River Euphrates
02 – Bone machine
03 – Hang wire
04 – Is she weird
05 – Subbacultcha
06 – Tame
07 – Isla de encanta
08 – The happening
09 – Velouria
10 – Allison
11 – Gonge away
12 – Debaser
13 – Palace of the brine
14 – Planet of sound
15 – Mr. Grieves
16 – Here comes your man
17 – The sad punk
18 – Monkey gone to heaven
19 – The holiday song
20 – Motorway to Roswell
21 – Vamos
22 – Head on

sábado, 24 de octubre de 2009

Y los tiempos siguen cambiando…

Hoy se cumplen 46 años de la grabación de la cancion de Bob Dylan “The times they are a-changin’” en los estudios que poseía la “Columbia” en Nueva York, y ya que hace varios meses que no hablo de él, es un buen momento para volver a hacerlo y recordar como se desarrollaron las seis sesiones que se necesitaron para tener preparado ese disco y alguno de los acontecimientos que se produjeron a lo largo de esos meses que cambiaron su vida, pero también la de Estados Unidos y el resto del mundo y probablemente también el desarrollo de la historia del siglo XX.

En julio de 1963 Dylan se presentó por primera vez en el festival de Newport, aunque a pesar de su condición de novato su presencia allí se producía con un status distinto al del resto de los asistentes ya que sin duda la suya era la actuación más deseada por una audiencia de cientos de jóvenes a los que sin interesarles el folk se habían acercado hasta allí. Para ellos el cantautor ya representaba lo mismo que para sus padres había supuesto Elvis (alguien a quien seguir, imitar e incluso adorar) por lo que aunque apenas llevase un par de discos a sus espaldas y que nunca se hubiese enfrentado a grandes auditorios, el éxito de su actuación fue absoluto y rotundo, y se puede decir que ese día nació su leyenda que casi 50 años después no hace más que crecer (discos de villanitos al margen)

Con estas emociones aún recientes se metió el 6 de agosto en el estudio A de “Columbia Records” de Nueva York con el joven Tom Wilson en la tarea de productor cosa que resultó un acierto ya que pensaba que es el músico el que sabe lo que quiere en lo que se refiere al sonido, y que su labor era exclusivamente proporcionárselo (cabe recordar que en ese momento el artista se limitaba a cantar y que el productor y la discográfica eran los encargados de elegir el repertorio y el taje sonoro con el que vestir las canciones). En esa primera sesión se grabaron ocho canciones aunque solo dos (“North country blues” y “Seven curses”) se aceptaron como definitivas para masterizarlas (aunque al final la segunda se cayó de la secuencia final del álbum)

De las dos sesiones más que se hicieron en agosto, la del día siguiente fue la más fructífera ya que en total fueron cuatro las canciones que acabaron en el master final (“Ballad of Hollis Brown”, “With god on our side”, “Only a pawn in their game” y “Boots of spanish leather”), todo lo contrario de lo que sucedió en la que hicieron el día 12 de la que no salio nada que considerasen que se pudiese utilizar (28 años después “Paths of victory”, “Moonshine blues” y “Only a hobo” procedentes de esa sesión vieron la luz de forma oficial en “The bootleg series, Vol. 1-3”)

No volvería a entrar en un estudio hasta más de dos meses después, aunque eso no quiere decir que se estuviese quieto ya que empezó una gira de 10 conciertos en compañía de Joan Baez junto a la que cada vez se le veía más “cómodo” (lo que hizo que Suzie Rotolo, la de la portada de “The freewhelin’”, se mudase de su apartamento). Una de esas actuaciones se produce el 28 de agosto en la Marcha sobre Washington ante 250000 personas poco antes de que Martin Luter King dijese eso de “I have a dream”, aunque no todo en esa gira son luces ya que empieza a estar hastiado y empieza a jugar el público llegando su momento álgido en el show en el “Hollywood Bowl” de Los Angeles en el que durante media hora interpreta la misma canción ante los silbidos del público.

El 23 de octubre vuelve a pisar el estudio A para empezar a grabar los nuevos temas que ha compuesto para completar el disco. En ese primer día registra las tomas definitivas de “The lonesome death of Hattie Carroll”, “When the ship comes in” y “Percy's song” aunque finalmente sólo las dos primeras entrarían en el disco desechando la tercera hasta 1985 que seria publicada en “Biograph”. En la sesión del día siguiente son cinco las tomas que registran de las que sólo dos acabarían entrando en el tracklist final del disco (“The times they are a-changin'” y “One too many mornings”) desechando las otras (“Eternal circle” y “Suze, the cough song” aparecieron en “The bootleg series, Vol. 1-3” mientras que “Lay down your weary tune” lo hizo en “Biograph”)

La noche del 26, con el disco terminado, ofreció un concierto en el “Carnegie Hall” de Nueva York en el que interpretó ocho de las canciones que formarían parte del futuro álbum, así como varias que no entraron en la configuración final, como “Percy's song”, “Seven curses” y “Lay down your weary tune”. Algo debió no gustarle a Dylan al volver a escuchar el master final con todos los temas grabados ya que empezó a eliminar canciones y se encontró con que aún necesitaba una para poder publicar el disco por lo que el 31 de octubre de produjo una última sesión que dedicaron en exclusiva a la canción “Restless farewell”, cuya melodía está extraída de una canción irlandesa de título “The Parting Glass”, y que se utilizó para cerrar el álbum.

El 22 de noviembre de 1963 a las doce y media de la mañana John F. Kennedy (Presidente de los Estados Unidos), era asesinado en Dallas, Texas. Según Bob Fass, un amigo que se encontraba con él en ese momento, Dylan se mostró profundamente afectado y dijo: “Esto es lo que significa cuando ellos te dicen no tengas esperanza en cambiar las cosas”. Tres semanas después el “Emergency Civil Liberties Comité” le galardonó con su premio anual Tom Paine por su contribución al movimiento de los derechos civiles, y el 13 de enero de 1964 su tercer disco “The times they are a-changin’” salía a la venta…

En ese momento ya había decidido el nuevo rumbo que iba a tomar su carrera, aunque aún le llevaría algún tiempo y varios disgustos llevarlo a cabo… Pero eso lo dejo para otro día…

viernes, 23 de octubre de 2009

Cuando la fe ciega viaja en avión

En esta segunda entrega sobre la censura musical en este nuestro país (casi todos los casos de los que iré hablando pertenecen al franquismo aunque también veremos que en plena democracia esta práctica ha seguido usándose sin pudor) el seleccionado es el único disco que grabó la superbanda que, bajo el nombre de Blind Faith, reunió en 1969 a Eric Clapton (The Yardbirds, Cream), Ginger Baker (Graham Bond Organization, Cream), Steve Winwood (Spencer Davis Group, Traffic) y Ric Grech (Family)

Como suele ocurrir en estos casos la unión de todos ellos fue meramente casual, y el origen habría que buscarlo en las crisis internas que a mediados de 1968 sufrían tanto Cream como Traffic y que acabaron llevándolas a la ruptura. Llegados a este punto dos viejo amigos como Clapton y Winwood se pusieron a ensayar juntos en una serie de jam sesions que acabaron convenciéndoles de que merecía la pena intentar hacer algo juntos. A principios de 1969 empezaron a trabajar en un álbum conjunto, pero ante la necesidad de músicos (sobre todo un batería) Clapton acabó tragándose su promesa de no trabajar con Bruce o Baker por separado (en su papel de mediador en las peleas entre ambos durante la disolución de Cream se comprometio a eso) aceptó las presiones de Winwood para invitar a este último para que formase parte de Blind Faith.

La cuarta pata de la mesa se incorporó en mayo cuando Grech abandonó Family (dejándolos literalmente tirados en mitad de una gira) tras aceptar la oferta que le habían hecho para unirse a ellos. Enseguida entraron a grabar en los “Olympic Studios” (en febrero ya habían grabado algunas cosillas en los “Morgan Studios” de Londres) y, bajo la producción de Jimmy Miller, registraron un magnífico álbum que, al margen de la polémica que luego generó, llegó a lo más alto de las listas a ambos lados del Atlántico en su primera semana de venta gracias a esa fusión de blues, jazz y rock que consiguieron y al indudable tirón y popularidad que ya empezaban a tener todos sus miembros.

Hay que reconocer que en esta ocasión se lo pusieron fácil a los censores ya que con una portada en la que aparecía una adolescente desnuda con la maqueta de un avión en las manos (que a los ojos de cualquier malpensado es claramente un símbolo fálico), el claro contenido sexual era causa más que suficiente para que actuaran sin piedad. Al menos debería quedarnos el consuelo (si es que una cosa así puede serlo) que muchas tiendas en Reino Unido y Estados Unidos se negaron a vender el disco tal y como había sido diseñado originalmente por lo que la compañía tuvo que buscar una solución para salir al paso que, por desgracia para ella y el grupo, pasaba sólo por realizar una carpeta alternativa.

Para esta no se comieron excesivamente la cabeza y finalmente optaron por una en la que simplemente se veía posando a los miembros del grupo y que seria la que se vendería en los comercios que vetasen la oficial. Lógicamente en España directamente se usó esta portada políticamente correcta privándonos esta vez de un diseño propio que, visto lo que sucedió con el “Sticky fingers” de los Stones (y comentado hace dos semanas en esta misma sección), podía haber sido simplemente espectacular.

jueves, 22 de octubre de 2009

Human behaviour (Björk)

If you ever get close to a human
And human behaviour
Be ready, be ready to get confused

There's definitely, definitely, definitely no logic
To human behaviour
But yet so, yet so irresistible

And there's no map
and a compass
wouldn't help at all

They're terribly moody
And human behaviour
Then all of a sudden turn happy

But, oh, to get involved in the exchange
Of human emotions
Is ever so, ever so satisfying

Oh oh, and there's no map

Human behaviour, human
Human, human behaviour, human
Human, human behaviour, human
Human behaviour, human

And there's no map
And a compass
Wouldn't help at all

Human behaviour, human, human
Human behaviour, human,
Human behaviour, human,
Human behaviour

There's definitely, definitely, definitely no logic

Human, human
Human behaviour
Human

There's definitely, definitely, definitely no logic

Human, human, human, human.

(Extraída del álbum “Debut” / One Little Indian – 1993)

miércoles, 21 de octubre de 2009

U2 en directo para todo el mundo



Personalmente creo que hace muchísimos años que U2 no firman un disco redondo y hay que reconocerles el merito de que, a pesar de todo, han logrado que su fama lejos de decrecer no haya hecho otra cosa que crecer con el paso del tiempo. Muchos me dirán que esa afirmación mía demuestra que estoy equivocado y que cuando menos mantienen su nivel creativo, pero la realidad nos dice que sus conciertos se han trasformado en el mayor espectáculo del rock y en un acto social que nadie quiere (probablemente con razón) perderse y que por eso y sólo por eso el conseguir una entrada para alguna de sus actuaciones se convierte en una aventura de colas, conexiones a internet colapsadas y records de venta de entradas.

Cuando analizo su carrera me llama la atención que el aumento de ese prestigio, como ya he dicho, tiene una directa relación con el descenso de la calidad de su música. Su punto álgido creo que llegó en aquella espectacular gira de 1992 y 1993 en la que presentaron el “Achtung baby” y en la que por primera vez introdujeron elementos extramusicales para reforzar los conciertos. En lo que hasta ese momento había dominado la sobriedad escénica sólo alterada por las actitudes mesiánicas de Bono, empezaron a incluirse todo tipo de efectos especiales y visuales en los que destacaban coches colgados sobre el escenario, cientos de televisores rodeando a la banda (que emitían constantemente todo tipo de imágenes y mensajes), conexiones en directo vía satélite con todo tipo de personajes, dueto con el holograma de Lou Reed en “Satellite of love”…

En aquella ocasión lograron un interesante equilibrio entre lo que es el puro espectáculo y lo que se le exige a un concierto de rock, aunque por primera vez (y debido a la cantidad de efectos de sonido y visuales que incluían y que exigían una precisión extrema) introdujeron líneas de instrumentos pregrabados como todos los teclados (para ser justos en “Bad” y “Where the streets…” las de sintetizador se habían utilizado en la gira del “Joshua tree”), la percusión y muchos de los elementos de la guitarra para apoyar a la de The Edge, en lo que para muchos supuso una clara cesión de lo musical en favor de lo visual.

Y esto, que en mi opinión en aquella ocasión lograron evitar, a partir de ese momento se convirtió en su gran lastre. A partir de ahí su objetivo no fue hacer un buen disco y en función de el idear un show que se ajustase a las canciones si no que más bien eran estas las que crecían al rebufo de lo que los diseñadores de escenarios y efectos de la banda tuviesen previsto realizar. Trabajos como “Pop” (1997), “All that youcan´t leave behind” (2000), “How to dismantle an atomic bomb” (2004) y “No line on the horizon” (2009) no han sido más que una excusa para lanzarse a la carretera y exhibir las novedades que en el interludio entre un disco y el siguiente habían aparecido en el mercado.

Ahora, y para celebrar el final de esta primera parte del “360º tour” y antes de la publicación de “Songs of ascent” (temas descartados del “No line on the horizon” y que publicaran a finales de este año o principios del próximo) y la segunda parte de la gira, Bono, Adam Clayton, Larry Mullen y The Edge darán una nueva vuelta de tuerca al concepto de espectáculo total y global y retransmitirán en directo para 16 países (Australia, Brasil, Canadá, Francia, India, Irlanda, Israel, Italia, Japón, México, Holanda, Nueva Zelanda, Corea del Sur, Reino Unido, Estados Unidos y España) concierto que celebraran en el “Pasadena Rose Bowl” de California el próximo domingo 25 de octubre a las 20:30 (hora del pacifico)

Para verlo en directo desde España habrá que tener en cuenta sobre todo el horario ya que aquí serán alrededor de las 3:30 de la madrugada del domingo al lunes, aunque los aspectos técnicos también jugaran un papel muy importante, y por desgracia, aquí tenemos todas las de perder. Es de suponer que si al mismo tiempo se conectan millones de personas en el servidor de “YouTube” (que es la que se va a encargar de emitirlo a través de streaming que permitirá su visionado pero no la descarga al ordenador) este se colapse aunque la lógica dice que habrán ideado la forma de absorber todo el tráfico que se prevé sin que ello suponga un caos.

Seria muy duro para ellos (tanto para la banda como para YouTube) anunciar algo a bombo y platillo y que luego resultase un fracaso por lo que, como deben tenerlo todo muy bien atado, lo suyo es sentarse a disfrutar del espectáculo visual (ya que en lo musical es poco lo que se puede esperar) y alucinar con lo que con dinero e imaginación el ser humano es capaz de crear…

martes, 20 de octubre de 2009

Los sellos de Su Graciosa Majestad

Me llama la atención una noticia aparecida como de relleno en la sección de cultura de un periódico de tirada nacional y, dado que un servidor practica sin rubor el coleccionismo y la mitomanía musical y este es un blog para comentar todo lo que me llama la atención dentro de este mundillo, me veo en la obligación de tratar de comentarla un poco más extensamente aunque, para ser sinceros, no es mucho lo que se puede decir de ella.

La noticia es que el próximo 7 de enero de 2010 el servicio de correos británico (Royal Mail) pondrá a la venta una serie formada por diez sellos que reproducen otras tantas portadas de álbumes de rock grabados por artistas nacidos bajo el manto de Su Graciosa Majestad.

La verdad es que como tal no es la primera vez que se le dedica a la música este tipo de productos postales (ya sean de circulación oficial o tiradas “piratas” para coleccionistas) pero si me llama la atención que de las portadas de los discos que aparecen reproducidas salga un reluciente vinilo precisamente ahora que tanto se habla de la muerte de la música y de su soporte estrella durante las dos últimas décadas (y en el que curiosamente se editaron cuatro de los diez discos representados)

La primera incursión del Royal Mail en la música rock fue hace casi tres años cuando en enero de 2007 lanzaron una serie de seis sellos con el que pretendían rendir homenaje a The Beatles y en la que aparecían las portadas de sus discos “Let it be”, Revolver”, “Help”, “With the Beatles”, “Abbey Road” y “Sargent Pepper´s Lonely Hearts Club Band”. Ni que decir tiene que fueron un éxito, y la tirada se agotó a las pocas horas de ponerse en circulación (yo, vía Internet, intenté conseguir una pero por desgracia no la conseguí) por lo que era evidente que tarde o temprano volverían a hacer algo parecido.

Mirada objetivamente la selección de portadas no está del todo mal, aunque si me hubiesen pedido a mi que la hiciese buscando unos criterios históricos y artísticos seguro que sólo dos de ellas habrían aparecido en mi lista (“London Calling” de The Clash y “Led Zeppelin IV” de Led Zeppelin). De las ocho restantes la mitad podría llegar a asumirlas con algunos matices (“Parklife” de Blur, “The rise and fall of Ziggy Stardust and the spiders from Mars” de Bowie, “Screamadelica” de Primal Scream y “Tubular bells” de Mike Oldfield), aunque para mi hay otros que representan mejor la época a la que pertenecen.

De los cuatro restantes, el “Let it bleed” de los Stones estaría en tierra de nadie y, aunque prefiero el “Sticky fingers”, “Beggars banquet” o “Exile on main street”, no se puede negar que es un gran disco y que merece estar en cualquier lista de los mejores. Los tres restantes creo que sobran, en algún caso por el álbum elegido (evidentemente Pink Floyd deben estar pero no con el “The division bell”) y en otros por el grupo (cualquiera de Joy Division es mejor que el “Power, corruption & lies” de New Order y antes que el “A rush of blood to the head” de Coldplay habría elegido el “Ok computer” de Radiohead)

A nadie se le escapa que, ahora que el correo electrónico (en sus múltiples variantes) se ha convertido en el rey de las comunicaciones entre los humanos, el tradicional se ha convertido en una añeja costumbre a la que sólo recurren los nostálgicos y los bancos… En cualquier caso, ya sea como parte de la celebración de un acontecimiento concreto (el que se editó con motivo del 35 aniversario de la muerte de Elvis es el sello más vendido de la historia en Estados Unidos) o simplemente para homenajear a una serie de artistas sin tener que por ello echar mano de una excusa concreta, a lo mejor hay que ver este hecho como un el guiño entre dos elementos analógicos del viejo siglo XX que intentan sobrevivir de la mano en la era digital.

lunes, 19 de octubre de 2009

La niña rockera - XIII

Una cosa que no deja de sorprenderme de los niños en general y de mi niña rockera en particular es la facilidad que tienen para asimilar cosas que aparentemente no han visto o no les ha llamado la atención y lo rápido que se olvidan de otras que, desde la lógica de un adulto, debería parecerles la bomba. Lo cierto es que ellos en ningún momento nos engañan, y ya con el primer regalo que les haces te dejan claro que les divierte más la caja o el papel de envolver que el súper regalo que va dentro, pero a pesar de todo nosotros no aprendemos y seguimos empeñándonos en complicarnos (y complicársela a ellos) la vida…

Pero hoy no quiero hablar de esa estúpida costumbre de los adultos y si de la facilidad de quedarse con las cosas que tienen… Y es que hace varias semanas la niña rockera y yo íbamos paseando tranquilamente (bueno, la verdad es que íbamos con prisa y yo un poco estresado por que ella y su hermana me estaban dando la mañana) cuando al pasar delante del escaparate de una tienda de enmarcar cuadros y láminas se paró en seco y se quedó mirando fijamente al interior. Tiré de ella y la dije que me estaba empezando a cansar, y fue entonces cuando señalando una reproducción a gran escala de “El grito” de Munch me dijo “Mira papi, ese disco lo tenemos nosotros…”

Miré el cuadro mientras repasaba mentalmente las portadas de los discos, y cuando al cabo de unos segundos localicé al que creía que ella se refería la dije “no es un disco si no un CD de un concierto pirata de un grupo que se llamaba Héroes Del Silencio…” Pero ella me cortó e insistió con un “no papa, es un disco de color marrón, ¿no te acuerdas?...” Y claro, no me acordaba, aunque como la veía tan convencida preferí no llevarla más la contraria y esperar a llegar a casa para que me enseñara la portada en cuestión…

Ni que decir tiene que lo primero que hicimos nada más atravesar la puerta fue dirigirnos a la estantería de los vinilos y empezar a repasar uno por uno todos los discos hasta que al cabo de unos minutos nos dimos de frente con el “In the court of de Crimson King” de los King Crimson, e inmediatamente comprendí lo estúpido que había sido al no darme cuenta de que ese era el disco al que se refería… “Ves papi, es igual”, me dijo sonriendo mientras le señalaba.

Pero entonces cometí el error de patético adulto cuadriculado herido en su orgullo y encendí el ordenador para buscar una imagen del cuadro y mostrarla como claramente no se parecían en nada más que las dos estaban gritando… Y por desgracia me cargué la magia ya que en silencio las observó y al cabo de unos segundos y sin decir nada se dio la vuelta y se marchó a su habitación… Fue entonces cuando me di cuenta de que la había cagado y que para ella lo divertido y estimulante era creer que eran iguales y haberse dado cuenta mientras paseábamos por la calle.

Cuando volvió su madre a casa intenté remediar mi error contándola que la niña se había dado cuenta de que el disco y el cuadro de Munch eran iguales, pero para mi salvación ya era demasiado tarde y la peque no estaba muy dispuesta a ponérmelo fácil… Sin siquiera mirarme respondió que no eran iguales y que la dejase en paz mientras se abrazaba a su madre y a mi me dejaba compuesto y sin anécdota…

Han pasado tres semanas desde aquello y ahora si se los enseño no reconoce (o más bien no quiere reconocer) ni el cuadro ni el disco. Se que lo hace por despecho y para castigarme pero, dado que en esta ocasión tiene razón para hacerlo, lo mejor es dejarlo estar ya que todo ha vuelto a la normalidad hasta el punto de que me ha pedido que la ponga el disco de King Crimpson (cuando hasta ese momento nunca se había detenido en él aunque está claro que si se había fijado)

Tendrá que esperar un poco a que acaben de arreglarnos el amplificador (llevo un par de meses sin el aunque parece que por fin ya se ve la luz al final del túnel) y, aunque se que no la va a gustar, al menos ha recuperado el interés por escuchar algo nuevo y mío… Y eso que a día de hoy lo que más la gusta es escuchar las canciones de la serie “Lazy town”…

Sin duda dios me está castigando por algo malo que hice en otra vida…

sábado, 17 de octubre de 2009

Cuando las barbas de tu vecino veas pelar...

Aunque el cuerpo me pide desahogarme y dar rienda suelta a todos los sentimientos que me provoca ese personajillo que dirige la asociación que gestiona los derechos de autor en este país, pero precisamente por eso creo que debo ser breve. Confieso que cada vez me indigna más la actitud chulesca, prepotente y carente de cualquier tipo de vergüenza con la que se mueve por el mundo sin que nadie sea capaz de poner límites a sus despóticos deseos.

El señor de Los Canarios ni me cae bien ni consigue que me crea lo bueno que de el cuentan los que le rodean, y como además supongo que mientras consiga los objetivos que le marcan (o que el mismo se marca) todo el gremio estará feliz y aplaudirá su gestión, pues hay poco que hacer y decir a los músicos que le mantienen ahí, pero yo les aconsejaría que aprendiesen de lo que les rodea y recordasen el viejo refrán que dice eso de que “Cuando las barbas de tu vecino veas pelar…”

De Luis Aguilé, una vez repasada su discografía, sólo conozco “Cuando salí de Cuba” por lo que no existe ningún vinculo emocional ni artístico que me lleven a defenderlo, y más cuando su imagen me evoca lo más rancio y oscuro de la historia de este país. Su éxito, además; hizo de él un esclavo de la agrupación de Teddy por la que se partió la cara durante años de una forma tan irracional que a veces le situó en posturas tan deleznables como el tener que defender el alto precio de los discos como un acto de libertad comercial.

La cosa es que este defensor de los derechos de autor falleció el pasado 10 en Madrid a causa de una larga enfermedad, y su familia (por la dedicación del susodicho a la casa y la cantidad de pasta que la ha hecho ganar en más de 50 años de carrera) solicitó a Teddy que les permitiese instalar la capilla ardiente en su sede del Palacio de Longoria, y como todo el mundo sabe, estos defensores de los intereses de los artistas se lo denegó con la excusa de que debería reunirse todo el consejo para tomar esa decisión y a esas horas eso era imposible.

Ya he comentado que a mi la muerte de Luis Aguilé me generado una indiferencia absoluta y nunca me habría planteado escribir media línea de el si no llega a suceder el asunto este, pero aunque así sea hay que reconocer que el agravio comparativo con respecto al caso de Antonio Vega que recibió toda la colaboración por parte de la institución. Supongo que si los dos son miembros, lo mínimo que deberían hacer es tratar a todos por igual, y más cuando posiblemente Aguilé les haya hecho ganar muchísimo mas dinero que mi añorado Antonio…

Por eso los músicos, aunque esta corrida la hayan visto desde la barrera, deberían empezar a pedir explicaciones a sus representantes ya que lo que están consiguiendo es que sobre un gremio como el suyo hasta hace poco admirado y respetado esté cayendo ultimamente el desprecio de la gran mayoría de la población que le desea para su negocio la mayor de las desgracias. En cualquier caso lo que deberían tener claro es que tarde o temprano se van sentir estafados ellos y cuando de verdad los necesiten les dejaran tirados en la cuneta por mucho dinero que hayan ingresado a sus arcas.

Ellos son así…

jueves, 15 de octubre de 2009

Preparado para el rock and roll (Alarma)

Siempre está nublado y sigo sin ver el sol,
el tiempo pasado nunca fue mejor.
Nadie a quien llamar, nada que esperar,
una vida más rumbo a qué más da...

Poco que ganar, nada que perder,
el día para morir la noche para vivir.
Apuestas doble contra sencillo,
loco enamorado de lo desconocido.

Quién dice no, no,
estás preparado para el rock and roll.

Demasiado tarde para regresar
perdido en las calles te prohiben soñar.
Con tu torpe coartada, ¿dónde llegarás?
los malos te espían, pronto te atraparán.

A la deriva en la oscuridad,
buscando en la mañana una mentira más.
Apuestas doble contra sencillo,
loco enamorado de lo desconocido.

Quién dice no, no,
estás preparado para el rock and roll.

Si ellos pasaran la vida entera
sobreviviendo en la carretera
comprenderían la diferencia
entre mendigos y princesas.

La pesadilla no tiene final,
el espectáculo ha de continuar.
Lo vuelves a intentar, te sale tan mal
vuelve a amanecer otra vez ayer.

Demasiado joven para comprender,
demasiado viejo para tener fe.
Apuestas doble contra sencillo,
loco enamorado de lo desconocido.

Quién dice no, no,
estás preparado para el rock and roll.

(Extraída del álbum “En el lado oscuro” / Polygram Ibérica – 1985)

miércoles, 14 de octubre de 2009

En el cielo de Morricone

Si entre todos tuviese que decantarme por un solo género cinematográfico creo que, sin dudarlo mucho, lo haría por el de gángsters. Son tantas las grandes películas que se han rodado (los tres padrinos, “Muerte entre las flores”, “Uno de los nuestros”, “Atrapado por su pasado, Carlito’s way”, “Malas calles”, “Scarface”, “Reservoir dogs”, “Camino de perdición”, “Infiltrados”…) que quedarse con una sola podría parecer complicado (quizá si se viera la trilogía de Coppola como una unidad…), aunque si yo tuviese que ponerme en esa disyuntiva me quedaría con “Erase una vez en América” de Sergio Leone.

¿Un sacrilegio? Talvez, pero que le voy a hacer si yo lo siento así…

Se que si mi hermano estuviese detrás mío mientras escribo estas líneas empezaría a darme collejas ahora mismo y no pararía hasta que le doliesen las manos pero, cuando se cansase tendría que reconocerme que, además de otras muchísimas virtudes (reparto, ambientación, guión, fotografía…), la película de Leone tiene la mejor banda sonora de toda la historia del cine. Nunca nadie compuso una música que se ajustase mejor a unas imágenes como hizo Morricone en 1984, gracias a lo cual toco definitivamente el cielo para no bajarse de el nunca más...

Hoy, y sintiéndolo mucho, prefiero sentarme a ver una vez más las desventuras de Noodles, Max, Patsy, Dominic y Cockeye y dejar todo esto para otro momento…

lunes, 12 de octubre de 2009

La corona azul de Gene Vincent

No es ni mucho menos la primera vez que se pasa por aquí uno de los pioneros del rock and roll pero, de todos ellos, he de confesar que es por Gene Vincent por el que siento una especial simpatía que va más allá de lo meramente musical y se instala en lo personal. Ya he contado en alguna ocasión (y creo que con la clase de contenidos de este blog queda bastante claro) que, decantándome por sonidos menos puros y más evolucionados y fusionados, no puedo dejar disfrutar del autentico rock de los 50, más si tenemos en cuenta que mi proceso de aprendizaje musical hace 25 años (y hoy en día también) lo viví rodeado de rockers y, aunque yo no caí en las garras de Presley, Holly, Berry, Perkins, Lee Lewis, Domino, Cochran, Diddley, Richard o Vincent, aprendí a amarlos y respetarlos como los padres que son de todo lo que vino después…

Lo que sucede es que de entre todos ellos uno destacaba ante mis ojos adolescentes (y supongo que ante el de todos mis colegas que empezaban a imitarle) y no era otro que el gran macarra del rock and roll metido en la piel de Gene Vincent que, al margen de su imagen de tipo duro siempre enfundado en cuero negro y metido en problemas, vivía atormentado por las bofetadas constantes que había ido recibiendo y que hizo que se le conociese como el “Príncipe negro”, aunque también (y que me gustan más) como “The catman” o “El gato salvaje de Norfolk”.

De sus orígenes se sabe que nació en una familia muy humilde en 1935 en Norfolk (Virginia). Cuenta la leyenda que se aproximó a la música a través del gospel y el blues, y que a los 12 años mientras paseaba por su pueblo vio a un cantante callejero aporreando un bidón y cantando algo así como lula lula lula (anécdota en la que muchos estudiosos del rock han creído ver el origen del “Be-bop-a-lula”). A los 17 se enroló en la marina y durante cuatro años recorrió el mundo empezando a actuar en pequeños conciertos para sus compañeros en los que tocaba temas de country y blues.

Pero si eso fue importante para coger tablas y ver que era capaz de enfrentarse al público, más si cabe lo fue el accidente de moto que sufrió en 1955 cuando se encontraba destinado en la base de Norfolk y que le rompió el fémur izquierdo. Durante varios meses quedó postrado en cama así que para matar el tiempo se dedicó a practicar con la guitarra y mejorar su técnica, por lo que cuando a finales de año es licenciado con una pensión vitalicia (lo que económicamente le solucionaba la vida) decidió que intentaría abrirse camino en el mundo de la música.

En la emisora de radio local le conceden un show y una banda de acompañamiento, pero como sus miembros vienen del country por lo que no conecta con ellos así que contacta con la gente de “The Virginians” (un grupo local) que se rebautizan como The Blue Caps (siempre actúan con viseras azules) y con los que hará la transición al rockabilly. Y es que al margen de otras cosas, a Vincent una de las cosas que hay que aplaudirle es que, lejos de repetir las formulas de éxito que Elvis acababa de instaurar, el siempre buscó hacer algo nuevo y lo consiguió gracias a la originalidad de los arreglos musicales, las improvisaciones de las partes instrumentales y la gran calidad de los músicos que le acompañaban (Cliff Gallup a la guitarra, Jack Neal con el bajo y Dickie Harrell en la batería).

Un discjockey local amiguete de Gene envió a Ken Nelson (director artístico de Capitol) una maqueta que habían grabado, y como estos andaban buscando algo que repitiese el éxito que RCA había logrado con Elvis, deciden contratarle mientras se frotan las manos convencidos de que con el darán un nuevo pelotazo. La discográfica contrató a varios músicos profesionales para sustituir a los Blue Caps, pero cuando la banda aterriza en Nashville y se enteran de los planes Vincent se niega a grabar con nadie que no sea su grupo ya que al fin y al cabo sólo ellos tocan rockabilly. Finalmente “Capitol” cede y el 4 y 5 de mayo de 1956 graban “Be-bop-a-lula”, “Race with the devil”, “I sure miss you” y “Woman love” en las que sobre todas las cosas destacan la salvaje voz de Vincent y los enloquecidos punteos de Gallup.

El 2 de junio aparece el primer single del grupo, con “Woman love” en la cara A y “Be-bop-a-lula” en la B, y nada habría ocurrido si a un dj no se le ocurre pinchar la cara B (que Vincent queria que fuese la A) que inicia una carrera vertiginosa del tema de emisora en emisora que acaba metiendo el 10 de julio la canción en el “Top 20”. Desde ese momento todo cambia para ellos y empiezan a recorrer el país con un caché de 1500 dólares por concierto que hace que todos abandonen sus trabajos. En uno de esos conciertos las fans asaltan el escenario tratando de desnudar a la banda (que pasa la noche en los calabozos), dando origen a la leyenda de rebeldía que desde entonces acompañará al grupo para siempre (y que hace que algunos artistas se nieguen a compartir escenario con ellos)

Empiezan a sucederse algunos éxitos, los discos, las giras y muchas polémicas, y poco a poco, al ritmo en el que los Blue Caps originales empiezan a abandonar y son sustituidos por músicos profesionales, Estados Unidos comienza a olvidarse de él. Ayuda bastante que los problemas en la pierna le obligan a reducir las giras, que su mala fama haga que mucha gente se la tenga jurada y que “Capitol” se niegue a pagar a los críticos (que conscientes de su influencia querían entrar en el reparto del pastel), pero sobre todo es su actitud autodestructiva que le empuja a gastarse todo el dinero (el suyo y el de la banda) en vicios lo que finalmente dinamita su carrera y le obliga a un exilio artístico a Europa.

Se instala en Inglaterra y realiza giras periódicas por el continente hasta que en 1960 sufre el accidente en el que muere su amigo Eddie Cochran que hace que hunda totalmente. Cuando años más tarde intenta volver a la música el pop británico ha cambiado completamente así que a lo largo de los 60 sobrevive de apariciones en directo en Europa y de grabar en multitud de pequeños sellos mientras va perdiendo el poco encanto que le quedaba. Su vida se convierte en una huida hacia delante con amores pasajeros y líos judiciales con sus ex mujeres, conciertos repetitivos y carentes de alma (fracasa en el revival rocanrolero de 1968 en USA) y cientos de litros de alcohol y gramos de droga circulando por su sangre…

Un día como hoy de 1971 murió en Los Angeles solo y olvidado con apenas 36 años, y desde ese momento, como por desgracia suele suceder, nació un mito que todavía hoy continua muy vivo gracias a su música... Y si las chicas de mi adolescencia preferían a Elvis (en el mejor de los casos ya que la gran mayoría perdían la cabeza con Hombres G) y los chicos se quedaban con Vincent y Cochran, yo me decantaba por otras cosas políticamente más incorrectas dentro de mi cuadrilla aunque en el fondo (y sobre todo por que mi carácter no daba para eso), siempre desee ser ese tipo atormentado que vestido de negro inventó su propia forma de ver el rock and roll.

sábado, 10 de octubre de 2009

No lo escuches ¡Léelo!

Confieso que nunca había oído hablar ni del ilustrador Manuel Bartual ni de su blog en la página de MTV España pero, desde que vi hace un par de semanas la viñeta que reproduzco más abajo en la revista digital “Efe Eme” decidí que, aunque podía leer gratis todas en internet, ese libro tenia que formar parte de mi biblioteca musical.

¿Soy idiota? Tal vez, pero no puedo evitarlo, y aunque desde hace casi 10 años esté metido en este mundo de la red y haya disfrutado de Napster o Audiogalaxy (para mi la mejor) y sufrido a Kazaa o la mula, llevo más de 25 comprando discos y eso es lo que realmente me produce satisfacción. Encontrar algo en la red está bien pero, por mucho que tengas en el ordenador los archivos en mp3 y no te hayan costado un duro, nada es comparable con la emoción e ilusión de acariciar la carpeta de un LP que llevas años deseando, sacarlo de la funda, ponerlo en el plato y posar con cuidado la aguja sobre los surcos para luego sentarte a escucharlo placidamente aunque por el que hayas tenido que pagar una pasta que a lo mejor deberías haber gastado en otras cosas…

Y si eso me pasa con la música pues por lógica (y para algunos con más razón) también me ocurre con los libros. Por suerte tengo una casa grande en la que, de momento (y aunque mantenga mi nivel de compras creo que por muchos años) no tengo problemas de espacio para almacenar discos y libros, por lo que por mucho que me vendan las maravillas de los ipod (que tengo uno) y el libro electrónico (que ni lo tengo ni lo pienso tener), siempre que tenga ocasión me decantaré por el objeto tangible, y por eso, en cuanto mis niñas me han dejado un rato libre para acercarme a la librería, me he comprado este blog visual que se llama “¡Escucha esto!”

Se que en estos tiempos del todo gratis y en plena crisis resulta difícil recomendar que alguien se gaste 16 euros en un álbum ilustrado (perfectamente editado por “Astiberri”), pero sinceramente creo que merece bastante la pena, sobre todo si te gusta la música y esta es una parte importante de tu vida ya que te reirás al verte reflejado en muchas de las viñetas y veras el lado cómico de tu comportamiento en algunas situaciones cotidianas (la sensación es parecida a la que tuve cuando vi “Alta fidelidad” y reconocí en los protagonistas muchos de mis vicios y manías de coleccionista).

Dejo a continuación el enlace de la web oficial del libro, la viñeta que os mencionaba al principio y reproduzco el comienzo de la nota de presentación que circula por ahí por si a alguien le sirve de acicate para pasarse por una librería y hacerse un regalo. Seguro que te lo acabas agradeciendo a ti mismo…

“Ser fanático de la música nunca había sido tan sencillo. Pero si el acceso a la música es ahora más fácil que nunca, ¿Por qué todo lo demás es tan complicado? ¿Cuál es el mínimo aceptable de kbps en un MP3? ¿Está sustituyendo el streaming a las descargas? ¿Es Spotify el nuevo Last.fm? ¿Cuál es la vestimenta adecuada para un concierto de Depeche Mode? ¿Son fiables los twitters de los festivales? ¿Qué es lo que dice el cantante de Los Planetas? ¿Es lo mismo retro que vintage? ¿Se liga en las páginas de MySpace? ¿Primavera, FIB o Espárrago Rock? Y a todo esto, ¿quiénes son Mandorla?

Tanto si ya conoces las respuestas como si ni siquiera has entendido las preguntas, no te preocupes, porque ¡Escucha esto! no es un manual al uso, sino una colección de 90 hilarantes radiografías para que te rías a gusto de todo lo que da la nota en el mundo de la música…”

viernes, 9 de octubre de 2009

Mejor gores que guarros


Hace unos meses conté como en Estados Unidos los Beatles tuvieron ciertos problemas con la censura debido a la portada del disco “Yesterday and today” pero, aunque no es el único caso, probablemente el país que en los sesenta y primeros 70 más alegrías dio a los coleccionistas con estos asuntos fue España. Durante los próximos meses recordaré alguno de los casos más curiosos y famosos que perpetraron los censores franquistas y que lograron (seguro que esa era la verdadera razón) que un turismo especializado (sobre todo británico) empezara a visitarnos en busca de lo que ahora, casi cuarenta años después, son autenticas joyas de la historia del rock.

Y para comenzar la más extraña y seguramente más reconocida internacionalmente es la chapuza que se realizó con la portada del “Sticky fingers” de los Stones. Publicado en 1971 y diseñada por Andy Warhol mostraba unos pantalones vaqueros con una cremallera autentica que al bajarla dejaba ver unos calzoncillos, y a los censores debió parecerles escandaloso ya que decidieron que así no podía editarse en nuestro país e idearon una especie de bodegón oscuro y siniestro en el que se veía a unos dedos femeninos saliendo de un bote de grasa.

Yo recuerdo con cierto terror ver el disco en casa de mi tío y tengo claro que el impacto que me causaron esos dedos que yo veía más sangrientos que grasientos seguro que no lo habría logrado la portada original. La cosa es que para evitar la obscena imagen de un paquete en primer plano decidieron aterrorizar a todos los críos del país cosa que, por otro lado, no debería sorprendernos si tenemos en cuenta que es lo hicieron a lo largo de cuatro décadas.

Pero la tijera de la censura no se quedó ahí ya que el tema “Sister morphine” (escrito por Marianne Faithfull y musicado por los Stones y a la que estos bastante ruinmente eliminaron de los créditos) fue sustituido por una versión del “Let it rock” ya que consideraban que hacia apología del consumo de drogas (cuenta la historia de un hombre que agoniza en un hospital y sus deseos de conseguir morfina para sobrellevarlo), aunque paradójicamente luego dejaron pasar “Brown sugar” que, siendo más obvia, seguramente al traducirla como azúcar moreno pensaron en otra cosa y la dejaron pasar… Al menos y por una vez la inutilidad patria para las lenguas sirvió para no privarnos de uno de los temas más grandes del rock… Algo es algo…

jueves, 8 de octubre de 2009

Un poquito nada más (Burning)

Carmen quedó embarazada sin saber lo que era el amor.
Merche era divorciada pero su amante se fue a la legión.
Enma era una estrella pero el Risi la eclipsó.
Toño salía con Puri pero Esther le confundió.

Amor no fumes en la cama, no quemes mi vida privada
Pero un poquito nada más es lo que necesito de ti

Paula era una brujita que al Tono le hechizó.
Quique perdía los kilos todos sabíamos porqué razón.
Jonnhy tuvo una novia pero un día le abandonó.
Y Chusa tuvo gemelos pero ninguno sobrevivió.

Amor no fumes en la cama, no quemes mi vida privada.
Pero un poquito nada más es lo que necesito de ti.

Todos vinieron un día a una fiesta en nuestra casa de Torrejón.
Creo que era un divorcio, ¡guau!... la que se armó.
Todos traían un poquito, ellos decían que era lo mejor.
Cuando llegaron las chicas del Pinki fue cuando aquello se calentó.
Sobre las cinco abrieron la puerta y fue la poli la que entró.
Y como nadie los había invitado aquí la fiesta se terminó.

Amor no fumes en la cama, no quemes mi vida privada
Pero un poquito nada más es lo que necesito de ti

(Extraída del álbum “El fin de la década” / Belter – 1979)

miércoles, 7 de octubre de 2009

Luces, camara... ¡Neil Young!

En un primer momento, y para celebrar la aparición del trailer de la nueva película que Jonathan Demme ha rodado sobre Neil Young, había pensado recordar toda su obra visual, pero luego, cuando he empezado a repasar todos los títulos y me he dado cuenta de que es demasiado extensa para poder dedicar el espacio que me gustaría, he decidido dejar para más adelante el comentario de los más interesantes, y contar algo de lo que se sabe de este.

Para empezar diré que es la tercera vez que Demme (ganador en 1991 del oscar al mejor director por “El silencio de los corderos”) se pone tras la cámara para captar a Neil Young en plena acción y, a falta de ver esta (aunque todas las criticas dicen que supera las anteriores), he de decir que el resultado de sus trabajos previos está a un nivel tan alto que se sitúa entre los mejores de la historia en este género (“The last waltz” de Martin Scorsese es la referencia y el ejemplo a seguir)

Su primera vez fue el 3 de octubre de 1994 cuando le filmó junto a los Crazy Horse en los “Complex Recording Studios” de Los Angeles para registrar cuatro temas del disco que estaba grabando (“Sleeps with angels”) y lograr captar toda la emoción y angustia por la que estaba pasando Neil tras aparecer en la nota de suicidio de Cobain un extracto de su canción “Hey, hey, my my”. Como anécdota decir que uno de los caballos locos filtró el contenido de estas sesiones antes de la aparición del disco lo que hizo que Neil se cabrease y decidiese no salir de gira con ellos para promocionarlo.

En verano de 2005 (el 18 y 19 de agosto) Demme encerró a Neil y sus chicos en el “Ryman Auditorium” de Nashville (Tennessee) en una de las pocas apariciones sobre un escenario de ese año, y lo que rodó fue poesía pura al servicio del canadiense logrando un nuevo lenguaje para este tipo de grabaciones y logrando que el mundo entero se rindiese a sus pies. Los sonidos countries de “Prairie wind” (que en el momento del concierto aun no se había publicado) se imponen en los arreglos y, aunque yo personalmente echo en falta un sonido más guitarrero y crudo, resulta imposible sentarse ante la TV y no quedarse pegado ante ella durante las casi 2 horas que dura.

Todo lo contrario podría decirse de este “Trunk show” ya que la guitarra ecléctica cobra casi todo el protagonismo (aunque hay un pequeño set acústico el cara a cara con el respetable) gracias, fundamentalmente, a que la imágenes están tomadas durante la gira de presentación de “Crome dreams – II”. Parece ser (no la he visto y tengo que fiarme de lo dicho por gente que la vio en el Festival de San Sebastián hace un año cuando Demme presidio el jurado y se hizo un pase del premontaje y las críticas del “Toronto Internacional Film Festival” donde se estrenó oficialmente el 14 del pasado mes) que mezclan tomas desde el público con otras sacadas de microcámaras colocadas en los instrumentos y las clásicas de los conciertos convencionales, logrando en su mezcla con las canciones tensión, emoción y dinamismo difícil de encontrar en otras cintas de este tipo.

A lo largo de los 100 minutos que dura y mezclándolo con entrevistas e imágenes del backstage, suenan Sad movies (inédito de 1976), Harvest, Cinnamon girl, Oh lonesome me, Kansas, Spirit road, No hidden path, Ambulance blues, Mellow my mind, The believer, Like a hurricane, Cowgirl in the sand y The sultan (la grabo con los Squires en 1963), y curiosamente no repite ni un solo tema de la película anterior. Por poner alguna pega previa a la visualización, y tras haberle visto en directo dos veces en el último año (Madrid en julio de 2008 y San Sebastián en mayo de este), es que me hubiese gustado que la banda que le acompañase fuesen los Crazy Horse que hicieron de aquel concierto en La Coruña en 2001 probablemente el mejor de mi vida y que logran sacar del jefe lo mejor que lleva dentro (si todos los que lo han visto en España en estos conciertos han flipado que se imaginen lo que fue aquello).

La esperanza está en que, como se habla de que el proyecto de Demme es una trilogía y de momento tenemos una primera parte tranquila y acústica y una segunda eléctrica, la tercera y definitiva esté protagonizada por el salvaje galopar de Talbot, Molina y Sampedro (es más que nada un deseo ya que “Rush never sleeps”, “Weld” y “The year of the horse” son tres fabulosas películas de su vida junto a ellos y habría que hacerlo muy muy bien para superarlas) y el mundo pueda volver a ver una vez más sobre el escenario el mayor espectáculo del rock, a Neil Young y sus caballos locos. Y yo volvería a ser feliz…

martes, 6 de octubre de 2009

A rey muerto, itunes puesto

No sé si me voy a meter en un berenjenal, pero hace un rato (mientras estaba tirado en el sillón durante un descanso del primer capitulo de la serie “Flashforward” que tiene una pinta sensacional), me han venido a la cabeza una sucesión de ideas inconexas en las que he visto una especie de conspiración a varias bandas en la que el objetivo final en la muerte del CD…

Alguno de los que me conocen estará pensando que ya está éste con sus paranoias conspiranoicas, pero que queréis que os diga, aunque seguramente todo sea una exageración estimulada por la serie, está claro que existen detalles que recuerdan a los momentos previos a la desaparición del vinilo, y eso, cuando menos, es una curiosa casualidad.

No hace falta ser un lumbreras para haberse dado cuenta de que en los últimos tiempos, al margen de la ingente desaparición de tiendas (alguna tan renombrada como “Madrid rock”), el espacio dedicado a la venta de CD’s en las que se mantienen se ha ido reduciendo a pasos agigantados. El ritmo es tal que por ejemplo superficies como la FNAC de Callado en Madrid ahora le dedica a todos los soportes musicales menos de la mitad del espacio que hace un año por estas fechas, y algo muy similar le sucede a “El Corte Ingles” de la Puerta del Sol, por mencionar sólo dos de las tiendas que más discos venden de todo el país.

Es cierto que por si solo este argumento no es muy significativo aunque si creo que es un inicio claro ya que cuando a mediados de los noventa se liquidó el vinilo y su puesto lo ocupó el CD, en los primeros tiempos y hasta que empezó a venderse el nuevo soporte, el espacio (sobre todo en los grandes centros comerciales) como está sucediendo ahora se redujo considerablemente. La diferencia con aquel momento es que entonces había un formato analógico que iba a ser sustituido (en otros países a una escala ínfima se siguió fabricando con tiradas muy pequeñas y limitadas, pero en España directamente y a excepción de algunas independientes y artistas muy puntuales se eliminó) por otro digital, pero ambos eran tangibles y ocupaban un espacio físico que de una u otra manera tendría que ocuparse, cosa que ahora no ocurre.

Además en su contra está que para la comodidad del consumidor urgente hay que reconocer que estos nuevos formatos (que permiten guardar en un disco duro miles y miles de canciones y escucharlas con un doble clic) son una autentica gozada y por desgracia todo lo que no suponga mayor facilidad y sencillez resulta un atraso que las nuevas generaciones (y futuros consumidores a gran escala) ya no sólo no están dispuestas a consentir, si no que directamente ni se lo plantean… Entonces ¿que queda?

En principio supongo que los que nos mantuvimos fieles al vinilo no tendremos demasiado problema en seguir comprándolos, y más ahora que las “cabezas pensantes” parece que se han dado cuenta que, aunque a un nivel mucho menor, al menos por ese camino hay un negocio en crecimiento que, siempre que no se vuelvan locos y se lo carguen con políticas equivocadas, tiene un publico bastante fiel y dispuesto a gastarse la pasta.

Otra historia es la del CD que como objeto apenas vale nada y como tampoco aporta un valor añadido más pronto que tarde acabará desapareciendo de los grandes recintos comerciales y se refugiará en los mismo sitios que hasta ahora lo hacia el vinilo, aunque en esta ocasión existe una diferencia: El soporte en si se puede copiar sin problemas con una calidad impecable y su público difícilmente se mantendrá fiel cuando sea más complicado encontrar un disco compacto que descargárselo de la red ya sea pagando o por la cara.

Y en este punto es en el que se me ha encendido la bombillita y he creído ver fantasmas donde probablemente no los haya. Resulta que de repente me he dado cuenta que una gran cantidad de los discos que me he comprado y que han sido publicados en los últimos meses resulta que si te los descargas en formato itunes tienen, al menos, un tema más que si te lo compras en la tienda. Eso me ha hecho recordar que en la temporada que convivieron el LP y el CD, estos últimos empezaron a llevar lo que se conoce como bonustrack y cuya intención era hacer que los fans de un artista comprara ese soporte con más canciones (y que decían que además tenía mejor sonido y era irrompible) en detrimento del otro.

Me recuerdo a mi mismo ante un escaparte con esa disyuntiva tratando de decidir si el “Esta boca es mía” de Sabina me lo compraba en CD con más temas o vinilo más atractivo y mejor sonido. Hasta ese momento había logrado sobrevivir consiguiendo las canciones que me faltaban en las caras B de los singles, pero en ese instante ese formato ya no existía por lo que si quería todas las canciones tendría que renunciar a mis preferencias y principios y me tocaría pasar por caja (uno costaba prácticamente el doble que el otro)

Finalmente consumé la gran traición, y aunque seguí comprando vinilos hasta que finalmente desaparecieron (y a pesar de eso la importación y la segunda mano han seguido alimentando mi espíritu) confieso que siempre me quedó un regusto amargo por esa decisión (y alguna otra posterior) pero sobre todo un resentimiento hacia la industria en general por haberme puesto en esa tesitura y demostrarme que el fan no la importaba nada mientras pudiera ganar un céntimo más.

Ahora volvemos a encontrarnos en la misma situación, pero esta vez no seré yo el que tenga ni dudas ni remordimientos ante la decisión que tome. Me asombra que todas las discográficas hayan pasado por el aro de itunes que, no olvidemos, es un formato exclusivo para los que usen aparatos de la marca “Apple” (mc, ipod, iphone…) con lo que le están dando el control de la distribución exclusiva de música en la red generando en la practica un monopolio mundial. Ellos dirán que son muchos los que venden en la red en formato mp3, pero claro si yo tengo un ipod y quiero por ejemplo el último disco de Wilco y veo que existe un tema exclusivo llamado “Dark neon” en itunes acabaré comprándoselo a ellos antes que a otros que me ofrezcan a lo mejor un precio más bajo pero que no tengan ese tema.

Pero si sorprende la sumisión de todas las multinacionales a “Apple” aceptando uno acuerdos de distribución presuntamente leoninos (a excepción de The Beatles que siguen sin permitir que su catálogo se venda en la red), más sorprende que en ningún otro sector de la música se haya levantado la voz para quejarse. Y es que parece que nadie se da cuenta de que en muy poquito tiempo el grueso del negocio va a pasar por las manos de una empresa informática y no musical que una vez que lo controle completamente impondrá condiciones todavía más estrictas que en principio perjudiquen a todos pero que al final pagaran los de siempre (artistas y compradores)

Y si ahora del euro que cuesta una canción el artista se lleva 15 céntimos y el resto se lo reparten entre la discográfica y la tienda de itunes, ¿Qué capacidad tendrá para negarse si deciden pagarle menos? Y si suben el precio una vez que apenas exista competencia que harán, ¿lanzar al artista en contra del comprador (como ahora hacen) por la miseria que le corresponde en este reparto al creador para que le partan la cara a él mientras otros salen de rositas? Pues seguro que si ya que siempre existirá alguien forrándose por otro lado (por ejemplo gestionando los derechos de autor que no los del autor) y algún pardillo que se crea y subvencione a los pájaros de mal agüero que con su política del terror sólo buscan seguir manteniendo unos privilegios que, gracias a dios, poco a poco están perdiendo.

Los más inteligentes (que cada vez hay más), sabrán aprovechar las ventajas que esta defunción del CD traerá y podrán librarse del férreo yugo al que hasta ahora han estado sometidos, y los que no se merecerán lo que les pase y sus lágrimas no me darán ninguna pena… Pero de eso ya hablaré otro día…