En esta segunda entrega sobre la censura musical en este nuestro país (casi todos los casos de los que iré hablando pertenecen al franquismo aunque también veremos que en plena democracia esta práctica ha seguido usándose sin pudor) el seleccionado es el único disco que grabó la superbanda que, bajo el nombre de Blind Faith, reunió en 1969 a Eric Clapton (The Yardbirds, Cream), Ginger Baker (Graham Bond Organization, Cream), Steve Winwood (Spencer Davis Group, Traffic) y Ric Grech (Family)
Como suele ocurrir en estos casos la unión de todos ellos fue meramente casual, y el origen habría que buscarlo en las crisis internas que a mediados de 1968 sufrían tanto Cream como Traffic y que acabaron llevándolas a la ruptura. Llegados a este punto dos viejo amigos como Clapton y Winwood se pusieron a ensayar juntos en una serie de jam sesions que acabaron convenciéndoles de que merecía la pena intentar hacer algo juntos. A principios de 1969 empezaron a trabajar en un álbum conjunto, pero ante la necesidad de músicos (sobre todo un batería) Clapton acabó tragándose su promesa de no trabajar con Bruce o Baker por separado (en su papel de mediador en las peleas entre ambos durante la disolución de Cream se comprometio a eso) aceptó las presiones de Winwood para invitar a este último para que formase parte de Blind Faith.
La cuarta pata de la mesa se incorporó en mayo cuando Grech abandonó Family (dejándolos literalmente tirados en mitad de una gira) tras aceptar la oferta que le habían hecho para unirse a ellos. Enseguida entraron a grabar en los “Olympic Studios” (en febrero ya habían grabado algunas cosillas en los “Morgan Studios” de Londres) y, bajo la producción de Jimmy Miller, registraron un magnífico álbum que, al margen de la polémica que luego generó, llegó a lo más alto de las listas a ambos lados del Atlántico en su primera semana de venta gracias a esa fusión de blues, jazz y rock que consiguieron y al indudable tirón y popularidad que ya empezaban a tener todos sus miembros.
Hay que reconocer que en esta ocasión se lo pusieron fácil a los censores ya que con una portada en la que aparecía una adolescente desnuda con la maqueta de un avión en las manos (que a los ojos de cualquier malpensado es claramente un símbolo fálico), el claro contenido sexual era causa más que suficiente para que actuaran sin piedad. Al menos debería quedarnos el consuelo (si es que una cosa así puede serlo) que muchas tiendas en Reino Unido y Estados Unidos se negaron a vender el disco tal y como había sido diseñado originalmente por lo que la compañía tuvo que buscar una solución para salir al paso que, por desgracia para ella y el grupo, pasaba sólo por realizar una carpeta alternativa.
Para esta no se comieron excesivamente la cabeza y finalmente optaron por una en la que simplemente se veía posando a los miembros del grupo y que seria la que se vendería en los comercios que vetasen la oficial. Lógicamente en España directamente se usó esta portada políticamente correcta privándonos esta vez de un diseño propio que, visto lo que sucedió con el “Sticky fingers” de los Stones (y comentado hace dos semanas en esta misma sección), podía haber sido simplemente espectacular.
Como suele ocurrir en estos casos la unión de todos ellos fue meramente casual, y el origen habría que buscarlo en las crisis internas que a mediados de 1968 sufrían tanto Cream como Traffic y que acabaron llevándolas a la ruptura. Llegados a este punto dos viejo amigos como Clapton y Winwood se pusieron a ensayar juntos en una serie de jam sesions que acabaron convenciéndoles de que merecía la pena intentar hacer algo juntos. A principios de 1969 empezaron a trabajar en un álbum conjunto, pero ante la necesidad de músicos (sobre todo un batería) Clapton acabó tragándose su promesa de no trabajar con Bruce o Baker por separado (en su papel de mediador en las peleas entre ambos durante la disolución de Cream se comprometio a eso) aceptó las presiones de Winwood para invitar a este último para que formase parte de Blind Faith.
La cuarta pata de la mesa se incorporó en mayo cuando Grech abandonó Family (dejándolos literalmente tirados en mitad de una gira) tras aceptar la oferta que le habían hecho para unirse a ellos. Enseguida entraron a grabar en los “Olympic Studios” (en febrero ya habían grabado algunas cosillas en los “Morgan Studios” de Londres) y, bajo la producción de Jimmy Miller, registraron un magnífico álbum que, al margen de la polémica que luego generó, llegó a lo más alto de las listas a ambos lados del Atlántico en su primera semana de venta gracias a esa fusión de blues, jazz y rock que consiguieron y al indudable tirón y popularidad que ya empezaban a tener todos sus miembros.
Hay que reconocer que en esta ocasión se lo pusieron fácil a los censores ya que con una portada en la que aparecía una adolescente desnuda con la maqueta de un avión en las manos (que a los ojos de cualquier malpensado es claramente un símbolo fálico), el claro contenido sexual era causa más que suficiente para que actuaran sin piedad. Al menos debería quedarnos el consuelo (si es que una cosa así puede serlo) que muchas tiendas en Reino Unido y Estados Unidos se negaron a vender el disco tal y como había sido diseñado originalmente por lo que la compañía tuvo que buscar una solución para salir al paso que, por desgracia para ella y el grupo, pasaba sólo por realizar una carpeta alternativa.
Para esta no se comieron excesivamente la cabeza y finalmente optaron por una en la que simplemente se veía posando a los miembros del grupo y que seria la que se vendería en los comercios que vetasen la oficial. Lógicamente en España directamente se usó esta portada políticamente correcta privándonos esta vez de un diseño propio que, visto lo que sucedió con el “Sticky fingers” de los Stones (y comentado hace dos semanas en esta misma sección), podía haber sido simplemente espectacular.
No hay comentarios:
Publicar un comentario