miércoles, 7 de octubre de 2009

Luces, camara... ¡Neil Young!

En un primer momento, y para celebrar la aparición del trailer de la nueva película que Jonathan Demme ha rodado sobre Neil Young, había pensado recordar toda su obra visual, pero luego, cuando he empezado a repasar todos los títulos y me he dado cuenta de que es demasiado extensa para poder dedicar el espacio que me gustaría, he decidido dejar para más adelante el comentario de los más interesantes, y contar algo de lo que se sabe de este.

Para empezar diré que es la tercera vez que Demme (ganador en 1991 del oscar al mejor director por “El silencio de los corderos”) se pone tras la cámara para captar a Neil Young en plena acción y, a falta de ver esta (aunque todas las criticas dicen que supera las anteriores), he de decir que el resultado de sus trabajos previos está a un nivel tan alto que se sitúa entre los mejores de la historia en este género (“The last waltz” de Martin Scorsese es la referencia y el ejemplo a seguir)

Su primera vez fue el 3 de octubre de 1994 cuando le filmó junto a los Crazy Horse en los “Complex Recording Studios” de Los Angeles para registrar cuatro temas del disco que estaba grabando (“Sleeps with angels”) y lograr captar toda la emoción y angustia por la que estaba pasando Neil tras aparecer en la nota de suicidio de Cobain un extracto de su canción “Hey, hey, my my”. Como anécdota decir que uno de los caballos locos filtró el contenido de estas sesiones antes de la aparición del disco lo que hizo que Neil se cabrease y decidiese no salir de gira con ellos para promocionarlo.

En verano de 2005 (el 18 y 19 de agosto) Demme encerró a Neil y sus chicos en el “Ryman Auditorium” de Nashville (Tennessee) en una de las pocas apariciones sobre un escenario de ese año, y lo que rodó fue poesía pura al servicio del canadiense logrando un nuevo lenguaje para este tipo de grabaciones y logrando que el mundo entero se rindiese a sus pies. Los sonidos countries de “Prairie wind” (que en el momento del concierto aun no se había publicado) se imponen en los arreglos y, aunque yo personalmente echo en falta un sonido más guitarrero y crudo, resulta imposible sentarse ante la TV y no quedarse pegado ante ella durante las casi 2 horas que dura.

Todo lo contrario podría decirse de este “Trunk show” ya que la guitarra ecléctica cobra casi todo el protagonismo (aunque hay un pequeño set acústico el cara a cara con el respetable) gracias, fundamentalmente, a que la imágenes están tomadas durante la gira de presentación de “Crome dreams – II”. Parece ser (no la he visto y tengo que fiarme de lo dicho por gente que la vio en el Festival de San Sebastián hace un año cuando Demme presidio el jurado y se hizo un pase del premontaje y las críticas del “Toronto Internacional Film Festival” donde se estrenó oficialmente el 14 del pasado mes) que mezclan tomas desde el público con otras sacadas de microcámaras colocadas en los instrumentos y las clásicas de los conciertos convencionales, logrando en su mezcla con las canciones tensión, emoción y dinamismo difícil de encontrar en otras cintas de este tipo.

A lo largo de los 100 minutos que dura y mezclándolo con entrevistas e imágenes del backstage, suenan Sad movies (inédito de 1976), Harvest, Cinnamon girl, Oh lonesome me, Kansas, Spirit road, No hidden path, Ambulance blues, Mellow my mind, The believer, Like a hurricane, Cowgirl in the sand y The sultan (la grabo con los Squires en 1963), y curiosamente no repite ni un solo tema de la película anterior. Por poner alguna pega previa a la visualización, y tras haberle visto en directo dos veces en el último año (Madrid en julio de 2008 y San Sebastián en mayo de este), es que me hubiese gustado que la banda que le acompañase fuesen los Crazy Horse que hicieron de aquel concierto en La Coruña en 2001 probablemente el mejor de mi vida y que logran sacar del jefe lo mejor que lleva dentro (si todos los que lo han visto en España en estos conciertos han flipado que se imaginen lo que fue aquello).

La esperanza está en que, como se habla de que el proyecto de Demme es una trilogía y de momento tenemos una primera parte tranquila y acústica y una segunda eléctrica, la tercera y definitiva esté protagonizada por el salvaje galopar de Talbot, Molina y Sampedro (es más que nada un deseo ya que “Rush never sleeps”, “Weld” y “The year of the horse” son tres fabulosas películas de su vida junto a ellos y habría que hacerlo muy muy bien para superarlas) y el mundo pueda volver a ver una vez más sobre el escenario el mayor espectáculo del rock, a Neil Young y sus caballos locos. Y yo volvería a ser feliz…

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