Me vais a permitir que hoy sea breve ya que tengo un DVD esperándome y no me gustaría hacerle esperar demasiado…
Ayer salio a la venta el octavo disco en once años de Quique González, y la primera buena noticia que me llega de el es que se ha agotado en muchos centros de la FNAC y El Corte Ingles por lo que han tenido que pedir más copias para hacer frente a la gran demanda que ha generado. Personalmente me alegro ya que le he seguido desde que daba sus primeros pasitos en este mundillo y me gustaría mucho que le empezaran a salir las cosas bien…
La verdad es que aún no estoy en disposición de hacer una valoración crítica del disco, pero hay dos elementos que me gustaría recalcar. El primero de ellos es que seguramente nos encontremos ante la portada más horrorosa de todas la que hasta ahora ha hecho Fernando Maquieira para él (todas) aunque luego, curiosamente, el diseño y la presentación del resto del CD me parece una auténticamente preciosidad lo que me lleva a reafirmarme en el pensamiento de que los criterios de edición de un disco son un misterio insondable con el que a los profanos no nos queda mas remedio que acostumbraremos a vivir…
El segundo aspecto es el meramente musical, y en la escucha rápida y sin atención que le he podido dar mientras bañaba a las niñas, la sensación que he tenido es que el Sr González lo ha vuelto a hacer, y se trae entre manos un trabajo a la altura del prestigio que a base de currárselo un montón el solito (y la ayuda de la gente de talento de la que ha sabido rodearse) se ha ganado en los últimos años. El corrió con los gastos de grabación y se ha tenido que buscar a quien se lo edite (al final ha sido su oficina de management “Last tour” con el apoyo de la SONY), y aunque sólo sea por eso creo que se merece dar un nuevo pasito hacia delante, firme y sin posibilidad de volver atrás…
Y ahora a ver el documental de una horita sobre la grabación de este “Daiquiri blues” y luego a escucharlo un par de veces con calma… Otro día os contaré más, y ya veremos si realmente está al nivel de “Salitre 48” (2001) y “Avería y redención (2007) o se queda algún paso por detrás de sus hasta ahora obras maestras… Trataré de ser imparcial, aunque pienso que con la gente en la que creo y a la que adoro me resulta más fácil serlo ya que el temor a que la palabra decepción se materialice ante mí suele rondar demasiado cerca, y si esto se produce no hay nada que manera de que esta desaparezca… Aunque por suerte creo que esta vez no va a ser el caso…
Ayer salio a la venta el octavo disco en once años de Quique González, y la primera buena noticia que me llega de el es que se ha agotado en muchos centros de la FNAC y El Corte Ingles por lo que han tenido que pedir más copias para hacer frente a la gran demanda que ha generado. Personalmente me alegro ya que le he seguido desde que daba sus primeros pasitos en este mundillo y me gustaría mucho que le empezaran a salir las cosas bien…
La verdad es que aún no estoy en disposición de hacer una valoración crítica del disco, pero hay dos elementos que me gustaría recalcar. El primero de ellos es que seguramente nos encontremos ante la portada más horrorosa de todas la que hasta ahora ha hecho Fernando Maquieira para él (todas) aunque luego, curiosamente, el diseño y la presentación del resto del CD me parece una auténticamente preciosidad lo que me lleva a reafirmarme en el pensamiento de que los criterios de edición de un disco son un misterio insondable con el que a los profanos no nos queda mas remedio que acostumbraremos a vivir…
El segundo aspecto es el meramente musical, y en la escucha rápida y sin atención que le he podido dar mientras bañaba a las niñas, la sensación que he tenido es que el Sr González lo ha vuelto a hacer, y se trae entre manos un trabajo a la altura del prestigio que a base de currárselo un montón el solito (y la ayuda de la gente de talento de la que ha sabido rodearse) se ha ganado en los últimos años. El corrió con los gastos de grabación y se ha tenido que buscar a quien se lo edite (al final ha sido su oficina de management “Last tour” con el apoyo de la SONY), y aunque sólo sea por eso creo que se merece dar un nuevo pasito hacia delante, firme y sin posibilidad de volver atrás…
Y ahora a ver el documental de una horita sobre la grabación de este “Daiquiri blues” y luego a escucharlo un par de veces con calma… Otro día os contaré más, y ya veremos si realmente está al nivel de “Salitre 48” (2001) y “Avería y redención (2007) o se queda algún paso por detrás de sus hasta ahora obras maestras… Trataré de ser imparcial, aunque pienso que con la gente en la que creo y a la que adoro me resulta más fácil serlo ya que el temor a que la palabra decepción se materialice ante mí suele rondar demasiado cerca, y si esto se produce no hay nada que manera de que esta desaparezca… Aunque por suerte creo que esta vez no va a ser el caso…
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