viernes, 18 de diciembre de 2009

El gran banquete de los Stones

La aséptica portada que la discográfica decidió colocarle al “Beggars banquet” de los Stones poco tiene ver con la idea original que la banda tenia prevista para el disco. Sucede que en esta ocasión no fueron los motivos sexuales los que empujaron a los censores a meter la tijera si no un presunto ataque al buen gusto que papa estado no puede consentir que sus ciudadanos sufran.

Diseñada por Tom Wilkes, en ella se veía un retrete bastante cutre lleno de pitadas, y eso era más de lo que en 1968 se podía consentir. Lo curioso es que en esta ocasión España no se quedó sola en su veto a la portada ya que el Reino Unido también se vio afectado por el exceso de interés de sus políticos por la salud emocional de sus conciudadanos. Allí el disco se publicó con la cubierta tal y como estaba prevista (parece ser que esa decisión provocó un fuerte enfrentamiento entre el grupo y su disquera), pero al cabo de unas pocas semanas todos los ejemplares se retiraron de las tiendas y fueron sustituidos por otros en los que, sobre un fondo banco, parece representar una tarjeta de visita en la que se veían el nombre y título del disco.

Pero, si lo anterior es extraño (no deja de sorprender que un criterio estético sea determinante para prohibir una portada), más lo es que hasta que no se reeditó la discografía de los Stones en CD no se recuperase el formato original del disco. No es necesario decir lo cotizados que están (en vinilo claro) aquellos discos de la primera edición ya que, como además al poco tiempo el formato LP fue ejecutado, hasta no hace demasiado no han vuelto a verse con regularidad en las estanterías de las tiendas.

miércoles, 16 de diciembre de 2009

Simpson rock and roll star


Mañana se cumplen los 20 años de la primera emisión en Estados Unidos de Los Simpson así que, como los cameos de estrellas del rock (y en general todo tipo de personalidades) se hizo habitual desde el principio y no me apetece transcribir la larga lista de todos los músicos que han pasado por la serie, he decidido proponer un sencillo juego.

Se trata de poner nombre a los artistas que aparecen en las siguientes viñetas que simplemente son una pequeña muestra de los que a lo largo de estas dos últimas décadas se han dejado caer por el bar de Moe o han cruzado su camino con el de la familia más famosa del mundo. El único premio es la íntima satisfacción de saber si estas un poco puesto en los personajes que han hecho historia dentro del rock en su más de medio siglo de vida.

Felicidades, para mi seguís siendo los más grandes…






















viernes, 11 de diciembre de 2009

Aquella década prodigiosa…

Esta mañana en el trabajo, en uno de esos momentos ociosos que de vez en cuando se presentan, me he puesto a hacer una lista con mis cinco discos favoritos (solo uno por artista). He tardado apenas un par de minutos (es algo sobre lo que reflexionado bastante) y los elegidos han sido: “At Fillmore East” de los Allman Brothers, “Blood on the tracks” de Dylan, “London calling” de los Clash, “Ragged glory” de Neil Young y “Yankee Foxtrot Hotel” de Wilco…

No sabría decir por que, pero los títulos los copie en el orden de su publicación y, al repasarla, me he dado cuenta que ninguno de ellos fue grabado en los años 60 (también conocidos como la década prodigiosa). Si tuviese que hacer un análisis general por décadas de la historia del rock diría que los 50 supusieron el principio de todo con lo que eso supone, los 60 y 70 la explosión y consolidación, los 80 las primeras muestras de decadencia y los 90 y 2000 un océano de mediocridad salpicada de islotes de aire fresco… Sucede que este resumen inicial no se ajusta del todo con lo que dice mi lista (tres de los 70 y uno de los 90 y 2000) por lo que decidí ampliarla a 25 títulos para que, con un ratio mayor, los resultados fuesen más fiables.

Tras escribir de nuevo los cinco de antes hago cinco columnas (una por década) y empiezo a colocar discos. En los 60 apunto el “Revolver” de los Beatles, el de la Velvet Underground con Nico, “Are you exerienced?” de Hendrix, el de Mayall y Clapton, el “Disraeli Sears” de Cream, a los Kinks (ante la duda dejo en el aire con cual de sus discos me quedo) y el “Live at the Regal” de B.B.King.

Las dudas sobre que disco prefiero de algunos artistas se incrementa en la columna de los 70 ya que me cuesta decantarme entre el “Led Zeppelin – IV” o el “Physical graffiti” de los Zeppellin y el “Sticky fingers” o el “Exile on main street” de los Stones (sin olvidar que Neil Young publicó “After the goldrush”, “Harvest”, Tonight is the night”, “Zuma” o “Rust never sleeps” que en un momento dado podrían sustituir a “Ragged Glory” en la lista), aunque no dudo a la hora de seleccionar el “Trapestry” de Carole King, “Wish you were here” de Pink Floyd, “Berlin” de Lou Reed, “Closing time” y “Communiqué” de Dire Straits.

Los 80 me los ventilo con el “Closer” de Joy Division, el “The queen is dead” de los Smiths y el “Green” de R.E.M.; los 90 con “Achtung baby” de U2, “Grace” de Jeff Buckley, “Mornig glory” de Oasis, el “OK computer” de los Radiohead y “The boatman’s call” de Nick Cave; y de la última década sólo añado el “Funeral” de los “Arcade Fire”…

Sumo y me salen 27… Seis de los 60, diez de los 70, tres de los 80, seis de los 90 y dos de los 2000…

En cualquier caso me siguen faltando discos y artistas… Veo que me he olvidado de Bowie, los Pistols, Elvis Costello, Nirvana, Leonard Cohen, Van Morrison, Blur, Pearl Jam, la Creedence, Dinosaur Jr, Zappa, los Who, The Jam, Nick Drake, Grateful Dead, mis queridos Tom Petty y Elliot Murphy… Y llego a una doble conclusión: que por mal que hayan estado las cosas a lo largo de los últimos 60 años no ha dejado de aparecer gente capaz de parir grandes discos y que para mi la llamada década prodigiosa es la de los 70…

jueves, 10 de diciembre de 2009

Portobello belle (Dire Straits)

Belladonna's on the high street
Her breasts upon the offbeat
And the stalls are just the side shows
Victoriana's old clothes
And yes she got the skirt so tight now
She wanna travel light now
She wanna tear up all her roots now
She got the turn up on the boots now

She thinks she's tough
She ain't no English rose
But the blind singer
He's seen enough and he knows
Do a song about a long gone Irish girl
But I got one for you my Portobello Belle

She sees a man upon his back there
Escaping from a sack there
And Belladonna lingers
Her gloves they got no fingers
Blind man he’s singing the Irish
He gets his money in a tin dish
Just a corner serenader
Once upon a time he could have made her

She thinks she's tough
She ain't no English rose
But the blind singer
He's seen enough and he knows
Do a song about a long gone Irish girl
But I got one for you my Portobello Belle

Yes and these barrow boys are hawking
And the parakeet is squawking
Upon a truck a paper rhino
She get the crying off the wino
And then she get the reggae rumble
Belladonna’s in the jungle
But she ain’t no garden flower
There ain’t no distress in the tower

Belladonna walks
Belladonna taking control
She don't care about your window box or your button hole
Sing a song about a long gone Irish girl
But I got one for you my Portobello Belle.

(Extraída del álbum “Communiqué” / Vertigo - 1979)

miércoles, 9 de diciembre de 2009

El legado perdido de Los Cardiacos

No tengo ni la más mínima duda (incluso antes de tenerla entre mis manos) que “la integral” de Los Cardiacos que sale a la venta la próxima semana será la caja (o cofre, o boxset o como se quiera llamar) del año a pesar de que tanto la de Loquillo como la de Calamaro podrían plantarle cara… Alguien podrá pensar que estoy loco por anteponer a unos perfectos desconocidos a dos artistas de la talla de los mencionados, pero que queréis que os diga, a la innegable calidad del grupo hay que añadirle que era prácticamente imposible localizar sus discos, por lo que su carácter de obra de arqueología musical le da un valor extra que la de los otros no tiene.

Pero, ¿quién eran Los Cardiacos? Yo les recuerdo como el típico grupo del que en los últimos años de mi infancia me harte de ver carteles por las paredes de toda la ciudad pero a los que musicalmente no llegué a conocer hasta que era demasiado tarde. Cuando las cintas con sus singles y maquetas cayeron en mis manos allá por 1987, más o menos habían tirado la toalla y, aunque en 1992 publicaron “Héroes y villanos” (su último trabajo discográfico) su suerte estaba echada y la posibilidad de asistir a uno de sus conciertos un proyecto imposible de realizar.

Tuvieron la desgracia de surgir en León a finales de los 70 en unos tiempos en los que en lo musical (y seguramente en todo) nada que no sucediese en Madrid (y en menor medida en Barcelona que es donde siempre han estado las revistas especializadas) directamente no existía, por lo que su carrera fue un permanente remar para quedarse en la orilla. Influenciados por la new wave (su propuesta era una mezcla de pop, ska, soul y rock and roll), y en vista de que las posibilidades de grabar eran nulas, editaron sus primeras maquetas en una cinta de casete titulada “Las discográficas no dan la felicidad” y de la que llegaron a vender 2000 copias en sus conciertos y en tiendas y bares de la zona. Este hecho hizo que “Mercury” se interesase en ellos y que les publicase sus dos primeros singles (“Salid de noche” en 1980 y “Noches de Toisón” al año siguiente).

La falta de interés de la compañía acabó empujando a Kike Jiménez (guitarra y voz), Carlos Suárez (teclados), Macario “Maco” Pérez (batería y voz) y Toño Pedraza (saxos y órgano) a fundar “Fusion Records” para autoeditarse su siguiente maxi (“El expreso de Bengala” de 1982) en lo que seria la primera grabación independiente de este país (poco después surgió DRO que si tendría continuidad como discográfica). La aventura tampoco logró los frutos deseados aunque al menos les abrió las puertas de DRO con los que en 1984 publicaron su primer LP (llamado igual que el grupo) y un año después un mini LP titulado “La costa oeste” con el que por fin lograron un cierto reconocimiento.

Parecía que las cosas iban a empezar a cambiar, pero cuando en 1986 apareció “Nuevas aventuras” la respuesta de los medios y del público volvió a ser prácticamente inexistente por lo que la banda empezó a desgajarse. A través de su sello empezaron a impulsar la carrera de grupos leoneses como Los positivos, La Coartada o los geniales Flechazos (Kike produjo sus dos primeros discos para DRO mientras que Carlos hizo lo propio con The Refrescos) aunque aun mantuvieron la llama de Los Cardiacos encendida hasta principios de los 90 en que apareció (como ya he comentado antes) su último LP.

Lo que ahora edita “Rhino” (Warner) es un disco libro de gran tamaño en el que en cuatro CD’s recopila todas estas grabaciones (tres LP’s, dos singles, otros dos maxis / Mini LP’s y la cinta con las maquetas) y como extra (sólo con esto merecería la pena pagar su precio) además incluye cinco temas inéditos, unos cuantos temas en directo y una extensa biografía con las letras y los créditos de todas las grabaciones. No sé si gracias a esta integral la historia colocará a Los Cardiacos en el lugar que les corresponde (como mínimo que la gente sepa que existieron), pero al menos han resucitado su legado y se les ha hecho justicia… Y tal y como anda el negocio no parece poca cosa…


martes, 8 de diciembre de 2009

El limpiabotas que quería ser torero (Cucharada)

Hace tiempo que tengo intención de hablar de “El limpiabotas que quería ser torero” de Cucharada, pero la verdad es que nunca pensé que fuera a hacerlo en esta sección. Desde septiembre, y cada dos semanas, comento discos que considero injustamente olvidados, ya sea a la sombra de otros con mayor tirón dentro de la discografía del artista en cuestión o directamente porque parece que nadie se acuerda de ellos. Este fin de semana mientras repasaba las distintas listas que tengo de los mejores discos de la historia del rock español (“Efe Eme”, “Rock Delux” y “Rolling Stone”), me he encontrado con que este no se encontraba en ninguna cuando estaba convencido (habría dado mi mano derecha) que al menos en un par de ellas se encontraba (juraría haberlo visto en alguna ocasión, pero evidentemente estaba equivocado).

Una de lo primero que se tiene que decir de Cucharada es que es un grupo fruto de la época que le tocó vivir. Nos encontramos en plena transición y Manolo Tena (bajo y voz) junto con Antonio Molina (guitarra), Jesús Vidal (guitarra) y José Manuel Díez (batería, voz y guitarra), empiezan a trabajar en un proyecto en el fusionan el rock and roll con el teatro en una propuesta poco frecuente en la España de finales de los setenta. Empezaron tocando en el metro de Madrid pero, gracias al colectivo artístico “Lacochu”, enseguida pudieron dar el salto a pequeñas salas alternativas y sobre todo colaron en el disco “Viva el rollo” (un recopilatorio que editó “Chapa” con artistas con los que tenían intención de trabajar y en el que les daban su primera oportunidad grabar) el tema “Social peligrosidad”.

El éxito de la canción hizo que el 5 de junio de 1978 fuera lanzado como single (con “Libertad para mirar escaparates” en la cara B) lo que además les garantizó la posibilidad de grabar al año siguiente un LP aunque a la postre seria el único de su carrera. Sus espectáculos se caracterizaban por una fuerte carga de gamberrismo escénico tanto por lo que hacían (mientras tocaban, tan pronto se subían al escenario unas bailarinas de ballet como lo hacía un mimo como se realizaba el espectáculo de la cabra…) como por los estrafalarios disfraces con los que aparecían, a lo que sumaban unas letras cargadas de ironía y crítica social por lo que no es raro entender que en determinados sectores (Fraga fue uno de sus grandes detractores) no gustaran y fueran repudiados.

En septiembre de 1978 compartieron cartel con Leño y Coz (también unos debutantes) en el “Festival de rock de Madrid”, y a principios de 1979 entraron a grabar en los estudios “Kirios” de la mano del inefable Teddy Bautista el glorioso “El limpiabotas que quería ser torero”. Al productor hay que reconocerle que fue capaz de poner un poco de orden en el manicomio que cuentan que era el grupo ya que allí cada uno iba a su rollo y tocaban lo que querían y como querían, por lo que coordinar todo aquello no debió de ser tarea fácil. En lo musical el disco es un ejercicio de rock urbano con temas directos y callejeros, aunque también tocan otros palos como una aproximación al rock andaluz al más puro estilo Triana o ritmos más tranquilos como en los temas compuestos por Moncho Alpuente e Hilario Camacho (que durante un tiempo formó parte del grupo).

La aparición del LP coincidió con un cambio en la política de marketing de su discográfica según la cual “Zafiro” se encargaría de los grandes lanzamientos en los que invertiría la pasta mientras que “Chapa” se quedaría como un campo de pruebas para futuros lanzamientos. Esto que para otros grupos funcionó, para Cucharada supuso el principio del fin ya que nunca fue un grupo con una formación definida (además de los mencionados por sus filas pasaron entre otros Florencio Martín, Miguel Botafogo o Jaime Asúa) o un objetivo claro, y ante las primeras dificultades se fueron diluyendo como un azucarillo.

Esto sucedió en el verano de 1980 tras la publicación de un segundo single en el que aparecían “Quiero bailar rock and roll” (tema que junto con “Compre” se encargaron de recuperar Siniestro Total” en sus discos “De hoy no pasa” y “Cultura popular”) y “La cajita de música”. Las pocas ventas que tubo el disco unido a un posterior reconocimiento por parte de los hijos del rock urbano (que lo tomaron como uno de los discos insignia del movimiento) hicieron de él un objeto muy apreciado por los coleccionistas y ahora resulta casi imposible verlo y si lo ves es a unos precios muy elevados aunque la copia esté para el arrastre (yo conseguí hace muchísimos años bastante barata una copia que no estaba del todo mal con el vinilo impecable y la carpeta un poco machacada)

Tras la disolución, Manolo Tena junto con Jaime Asúa y José Manuel Díez (también ex Cucharadas) fundó Alarma con los que facturó dos fantásticos discos y con los que empezó a crecer su estrella. A mi globalmente me gusta más lo que hizo con Alarma aunque “El limpiabotas…” tiene momentos irrepetibles que aún hoy me ponen los pelos de punta (son los riesgos que conlleva unir la música con las vivencias personales). Tal vez no alcanzaron esa fusión de influencias que buscaban (Zappa era su gurú y guía espiritual, The Tubes su madre y los Cream y Hendrix su padre), pero lo que alcanzaron estuvo tan bien que su legado aun perdura en muchos y, digan lo que digan las listas, sigue siendo uno de los mejores y más influyentes trabajos que se han facturado en nuestra piel de toro… He dicho.

Título: El limpiabotas que quería ser torero
Producción: Teddy Bautista
Grabado en: Estudios Kirios
Editado por: CHAPA en 1979
Canciones:
Cara A
- Desconcierto flamenco
- ¡¡¡Tan reprimido!!!
- Made in U.S.A.
Cara B
- Canción para pedir limosna
- Abarca y devora + Compre (Pase, ¡No molesta!)
- No soy formal
- Social peligrosidad

lunes, 7 de diciembre de 2009

En el tren de Tom Waits…

Hoy cumple 60 añitos Tom Waits y para festejarlo me voy a zampar de una sentada el "Rain dogs" (1985), los dos volúmenes de “The early years” (dos discos que se editaron en 1991 y 1993 sin el consentimiento de Waits que recogen maquetas grabadas en la segunda mitad de 1971 en Los Angeles y en los que aparecen bastantes canciones que luego publicaría en el genial “Closing time” junto con otras que hasta ese momento permanecían inéditas) y si me quedan fuerzas esa pequeña gran obra de arte que es “Orphans” (2006)

Ahora podría empezar a soltar un rollo sobre alguno de los pasajes más curiosos y oscuros de su biografía, pero sinceramente me apetece más ponerme a escuchar su música mientras releo el magnifico libro de entrevistas que recopiló Mac Montandon (traducido por Ignacio Juliá y publicada en España por la Editorial Global Rhythm en 2007) y dejar eso para otro día. En compensación os invito a ver el video de “Down town train” para que disfrutéis de un Tom Waits en estado puro…


sábado, 5 de diciembre de 2009

Así nos luce el pelo…

No voy a negar que las cosas andan mal dentro del mundo de la música, pero habría que preguntarse que parte de culpa de esta situación la tienen el conglomerado de intermediarios que hay entre el artista y el consumidor final. Ya he hablado otras veces de las disqueras, los distribuidores e incluso de la influencia de Internet, pero pocas veces lo he hecho de las tiendas, así que a ellas (fundamentalmente a una) las voy a dedicar hoy estas líneas porque no podemos olvidar que su labor también es importante en el éxito final de un disco.

Alguien me podrá decir que no es para tanto, pero una cosa tan simple como el lugar donde se coloca un CD o la música que suena por los altavoces puede hacer que un disco se venda o que pase inadvertido ante los ojos del comprador. En las tiendas pequeñas y de toda la vida quizás la influencia no sea tan grande porque el que las visita no suele necesitar que le metan el producto por los ojos y suele saber más o menos lo que busca y donde encontrarlo, pero en las grandes superficies la historia es bien distinta y las estrategia de venta suelen ser determinantes. El público de la sección de música de un centro comercial normalmente va de paso o a echar un vistazo ya que ese no es el objeto principal de su visita por lo que o se lo pones fácil y atractivo o, lógicamente, no se lo llevará a su casa.

La historia que voy a contar me sucedió hace unas semanas cuando me acerqué con las niñas (en mi caso si ex profeso) al departamento musical (como les gusta llamarlo a ellos) de “El corte inglés” situado en el Paseo de Zorrilla de Valladolid (no pensaba decirlo, pero como se trata de un caso concreto prefiero decirlo ya que en otros centros de la cadena esto no sucede) para echar un vistazo de los CD’s a 5 ó 6 euros que suelen tener en un cajón (normalmente encuentras basura, pero a veces se les cuela alguna joyita a la que no pueden dar salida y que quieren quitarse de encima como sea). La cosa es que tras comprobar que no había nada de interés me quedé viendo un poco lo que tenían por allí, y para mi sorpresa comprobé que habían decidido poner una pequeña estantería con vinilos.

Lo que ocurre es que mi sorpresa no llegó por el hecho de haberlos incorporado (en el de Madrid de Sol ocupa bastante espacio por lo que sólo era cuestión de tiempo que los trajeran a provincias) si no por la ubicación que la cabeza pensante de turno había decidido otorgarles. Como se puede ver en la foto superior (situados sobre cuatro filas de DVD’s y las revistas) unos pocos LP’s lucen orgullosos en un lugar inaccesible a la gran mayoría de la gente que, dado lo sucedido posteriormente, me temo que más que para venderlos su utilidad es meramente decorativa. Al intentar ver que títulos había detrás (y eso que no soy bajito) los que estaban delante se me empezaron a caer encima por lo que decidí dejar de mirar.

En circunstancias normales me habría dado la vuelta y pasado del tema, pero un inhabitual impulso en mi me llevó a acercarme al que creo que es el responsable y entablo con el una conversación que se desarrolla más o menos en los siguientes términos:

- Perdona, ¿podría daros un consejo?
- Dime…
- Bueno, como sabes últimamente parece que los vinilos empiezan a venderse otra vez, y creo que donde los habéis puesto están fatal ya que no se pueden ver bien y cuando intentas pasarlos se te caen encima porque el tope es muy bajito…

El tío se me quedó mirando como si fuese un marciano (y eso que estaba con mis dos niñas) y tras unos segundos me soltó a bocajarro

- ¿Pretendes decirme como tengo que hacer mi trabajo?

La verdad es que la respuesta me dejo alucinado ya que hay que reconocer (a pesar del difícil carácter de la tierra) que estos establecimientos los dependientes suelen ser bastante educados y tratan bastante bien a los clientes. Además (aunque pensase que soy un cretino) con una mentira piadosa del tipo “lo miraremos” habría quedado como dios y yo me hubiese ido a casa tan contento en lugar de encabronado y echando pestes, pero claro eso es algo que al pájaro en cuestión le importaba bastante poco por que seguro que los discos se los mandaron sin pedirlos y piensa que demasiado ha hecho colocándolos en algún sitio en lugar de dejarlos en sus cajas.

Pero que le vamos a hacer si hay gente que no da más de si… Me temo que estando donde están van a vender muy poquitos vinilos en este centro aunque seguro que luego le echaran la culpa sin ningún pudor a internet de lo mal que están las cosas cuando ellos son los primeros que hacen menos que nada para que la situación mejore. Allá ellos aunque por culpa de inútiles como ese así nos luce el pelo a los demás…

viernes, 4 de diciembre de 2009

El veneno de la risa

Por primera vez desde que empecé con esta sección sobre discos que sufrieron algún tipo de censura en España voy a hablar de uno hecho aquí. Se trata además del álbum que casi unánimemente está considerado por la crítica como el mejor y más influyente de los grabados en territorio patrio y no es otro que “Veneno” de Veneno.

A principios de los 70 Kiko Veneno se encontraba viajando por Estados Unidos donde, además de empaparse de la música americana y asistir a conciertos de gente como Franz Zappa o Bob Dylan, descubrió en Los Angeles gracias a un yankie el flamenco. A su vuelta en 1975 a Sevilla (había nacido en Figueras pero se crió entra Cádiz y la capital andaluza) conoció a los hermanos Rafael y Raimundo Amador formando con ellos el grupo Veneno con el que empezaron a trabajar en los en sonidos de los discos de blues y rock que Kiko había traído de su viaje pasándolos por los que los Amador habían mamado desde su niñez.

Pero aún le faltaba una pata a este banco, y esta apareció bajo el nombre de Ricardo Pachón que entendió perfectamente lo que el grupo quería y se decidió que se encargase de la producción (a la que no se había dedicado nunca). Esto que aparentemente es algo menor, normalmente suele ser una de las claves que llevan a un disco a la gloria o al fracaso. Por suerte para los Veneno Pachón no sólo conectó con lo que estaban haciendo si no que además supo llevarlo a cabo cosa que no suele ser habitual (la realidad es que los productores suelen intentar que los artistas se ajusten a su sonido en lugar de amoldarse ellos a las necesidades de su producido).

La grabación se hizo en Madrid tocando todos en directo, y lo más destacable es el trabajo en los arreglos de guitarra de Raimundo y Rafael con los que consiguen, partiendo del flamenco, llegar al blues, el funk e incluso el rock progresivo. El disco es impecable técnicamente (aunque el bajo apenas se escucha) y después de más de 30 años mantiene la misma frescura de “algo nuevo” sonando como si hubiese sido grabado ayer mismo. La intensidad de las sesiones y lo desastrosos conciertos con los que lo presentaron (desde el primero en Sevilla nada funcionó ya que llegaban tarde, Kiko se quedó sin voz en alguno de ellos, las guitarras solían estar desafinadas y para colmo en los últimos tocaron sin batería) acabaron llevando a la disolución de la banda aunque no a la colaboración entre ellos ya que esta se ha prolongado con mayor o menor intensidad a lo largo de todos estos años (los hermanos Amador fundaron Pata Negra y Kiko inicio una carrera en solitario).

El problema vino, como casi siempre suele ocurrir, en que la portada se alejaba bastante de lo políticamente correcto, y con la primera edición en la calle en el “Depósito Legal” les recomendaron que la cambiasen ya que se podía interpretar que estaban haciendo apología del consumo de hachís (aparecía una piedra con el nombre del grupo impreso sobre un papel de plata). La solución fue acercar la imagen para que simplemente se viese el nombre sobre un fondo marrón que, aunque todo el mundo sabía lo que era, no se veía.

El disco de entrada no funcionó, aunque a raíz de su aparición en la “serie media” sus ventas empezaron a crecer (nunca de forma salvaje pero si con un goteo constante) para llegar ahora a unas cifras que superan con creces las 300000 copias despachadas. Recientemente “Veneno” ha sido reeditado en vinilo respetando su portada original por “Muster Records” a través del sello “Vinilíssimo” y lo único que puedo decir es que si alguien no lo tiene está perdiendo el tiempo si no se acerca a una tienda y lo compra inmediatamente.

jueves, 3 de diciembre de 2009

Cars and girls (Prefab Sprout)

Brucie dreams life's a highway too many roads bypass my way
Or they never begin. innocence coming to grief
At the hands of life - stinkin' car thief, that's my concept of sin
Does heaven wait all heavenly over the next horizon ?

But look at us now, quit driving, some things hurt more much more than cars and girls.
Just look at us now, start counting, what adds up the way it did when we were young ?
Look at us now, quit driving, some things hurt much more than cars and girls.

Life's a drive through a dust bowl, what's it do, do to a young soul
We are deeply concerned, someone stops for directions,
Something responds deep in our engines, we have all been burned
Will heaven wait all heavenly over the next horizon ?

But look at us now, quit driving, some things hurt more much more than cars and girls.
Just look at us now, start counting, what adds up the way it did when we were young ?
Look at us now, quit driving, some things hurt much more than cars and girls.

Little boy got a hot rod, thinks it makes him some kind of new god
Well this is one race he won't win,
'cos life's no cruise with a cool chick
Too many folks feelin' car sick, but it never pulls in.
Brucie's thoughts - pretty streamers
- guess this world needs it's dreamers may they never wake up.

But look at us now, quit driving, some things hurt more much more than cars and girls.
Just look at us now, start counting, what adds up the way it did when we were young ?
Look at us now, quit driving, some things hurt much more than cars and girls.

But look at us now, quit driving, some things hurt more much more than cars and girls.
Just look at us now, start counting, what adds up the way it did when we were young ?
Look at us now, quit driving, some things hurt much more than cars and girls.

(Extraída del álbum “From Langley Park to Memphis” / Kitchenware Records - 1988)

martes, 1 de diciembre de 2009

Diciembre en el coche

  • 01 – Hard times in New York (Bob Dylan / The bootleg series Vol. 1: Rare & unreleased 1961–1991 - 1991)
  • 02 – Boots of spanish leather (bob Dylan / The times they are a-changin’ - 1964)
  • 03 – To Ramona (Bob Dylan / Another side of Bob Dylan - 1964)
  • 04 – Don’t think twice, it’s all right (Bob Dylan / The bootleg series Vol. 6: Live 1964 - 2004)
  • 05 – Highway 61 revisited (Bob Dylan / The bootleg series Vol. 7: No direction home - 2005)
  • 06 – Positively 4th street (Bob Dylan / Single - 1965)
  • 07 – Like a rolling stone (Bob Dylan + The Band / The bootleg series Vol. 4: Live 1966 - 1998)
  • 08 – I shall be released (Bob Dylan + The Band / The bootleg series Vol. 2: Rare & unreleased 1961–1991 - 1991)
  • 09 – All along the watchtower (Bob Dylan / John Wesley Harding - 1967)
  • 10 – Ballad of a thin man (Bob Dylan + The Band / Boston, 14 – Enero – 1974 - 1974)
  • 11 – Tangled up in blue (Bob Dylan / Blood on the tracks - 1975)
  • 12 – It ain’t me baby (Bob Dylan / The bootleg series Vol. 5: Live 1975 - 2002)
  • 13 – True love tends to forget (Bob Dylan / Street legal - 1978)
  • 14 – Blind Willie McTell (Bob Dylan / The bootleg series Vol. 1: Rare & unreleased 1961–1991 - 1991)
  • 15 – Jokerman (Bob Dylan / Infidels - 1983)
  • 16 – Joey (Bob Dylan + The Grateful Dead / Dylan and The Dead - 1988)
  • 17 – Most of the time (Bob Dylan / The bootleg series Vol. 8: Rare & unreleased 1989–2006 - 2008)


DURACION TOTAL: 79’ 57’’

lunes, 30 de noviembre de 2009

El daiquiri musical del Sr. González

Llevo tiempo queriendo escribir una crítica al último disco de Quique González pero últimamente ando poco inspirado. Me he sentado varias veces delante del ordenador y frente a una hoja en blanco, pero en ningún momento el resultado de lo obtenido se acerca a lo que me habría gustado contar. Simplemente no me sale, y eso que tengo bastante clara mi opinión sobre su “Daiquiri blues”. Las musas han pasao de mí (que cantaba Serrat)… No me siento fino y aunque lo intento no me ocurre nada... Así de triste…

Hoy todo ha cambiado aunque por desgracia no ha sido por méritos propios si no porque en el número de diciembre de la revista “Ruta 66” he leído la crítica que Eduardo Izquierdo hace del disco y esta se ajusta bastante a la idea que yo quería transmitir. A continuación reproduciré el texto que aparece en la mencionada publicación, pero antes quiero matizar un par de cosas con las que no estoy del todo de acuerdo.

En un momento dado el autor se pregunta si estamos ante el mejor disco de Quique González, y en este punto yo no tengo esa duda ya que creo que tanto “Salitre 48” como “Avería y redención” (y posiblemente “Pájaros mojados”) están un peldaño por encima del resto de sus trabajos (incluido este). Se que todo depende de gustos y de formas de ver las cosas, pero personalmente me parece que en esto no debería haber discusión…

Lo otro (que como en el caso del mejor disco es opinable) de lo que me gustaría desmarcarme es de que Santi Campos comparte con él la primera posición de los mejores escritores de canciones de este país. Soy muy fan de los discos de Santi “Pequeños incendios” y sobre todo de “El invierno secreto”. Creo que es un letrista excepcional y que su capacidad para hacer canciones está muy por encima de la media a la que estamos acostumbrados por estos lares, pero me parece exagerada una aseveración así de tajante cuando hay gente como Antonio Luque, Lapido o Santi Balmes (y algún otro de cuyo nombre no quiero acordarme) que como mínimo están al nivel de ambos.

Por lo demás nada que objetar, así que ya que no doy más de mi cedo la palabra a Eduardo Izquierdo que, evidentemente, anda mucho más lúcido que yo…

“Hablemos de sensibilidad. De calidad. De saber estar. De madurez. De canciones hermosas. De historias cotidianas. De melodías embriagadoras. De buenos músicos. Para hacerlo es suficiente hablar del nuevo disco de Quique González. ¿Su mejor disco hasta la fecha? Pues no lo sé. Porque la grandeza de González es tener una carrera llena de discos de todos los gustos. Eso sí, manteniendo siempre una coherencia en cuanto estilo y calidad. Unos lo preferirán en su vena más rockera, otros en la más acústica, unos en la parte más comercial y otros en la más introvertida.

Y yo lo disfruto en todas. Daiquiri blues es un excelente conjunto de canciones lleno de grandes momentos. Eso sí, no es un disco de rock al uso. Porque está lleno de detalles que requieren más de una escucha para percibirse. Para empezar a disfrutarlo. Escuchen si no Riesgo y altura o Su día libre. También hay un Quique al uso. Ese capaz de hallar melodías tan pegadizas como el single La luna debajo del brazo, que va directa a su lista de clásicos, o la enorme Cuando estés en vena. Capaz de entrar a la primera. Sin rodeos.

Y eso sin hablar de los excelentes músicos que se han encargado de grabar el disco, porque ahí han estado Al Perkins, miembro original de Manassas, Chris Carmichael, que ha tocado con la flor y nata del rock americano, o Ken Coomer, batería original de Wilco. Todo producido por un acertado Brad Jones que parece la guinda que faltaba en la carrera del madrileño. Junto a Santi Campos es el mejor escritor de canciones de este país. Así lo pienso. Y tenerlo de vuelta me hace feliz”

Eduardo Izquierdo (“Ruta 66” – Diciembre de 2009)

sábado, 28 de noviembre de 2009

El macarra, el capo y la comisaria

El macarra (o el chulo que lo mismo me da) consiguió, tras una denuncia porque se metían con él, que “Youtube” cerrara el canal que la revista satírica tenía allí alojado. La verdad es que al leerlo no me sorprendió demasiado aunque me hubiese gustado saber la opinión del personaje en cuestión cuando los juzgados secuestraron la publicación de los quioscos por colocar en su portada a los príncipes echando un polvo. Hablo por hablar, pero probablemente en alguna de las tertulias a las que era asiduo (desconozco si lo sigue siendo) hiciese un llamamiento a saber reírse de uno mismo como hacían el rey o los diferentes presidentes de gobierno que han sido asiduos de esas páginas.

La historia se ve de forma muy distinta cuando le toca a uno en sus propias carnes, y lo que para otros vale, deja de tener sentido para uno mismo. Se quiere tanto que no acepta que nadie haga humor a su costa, y claro unas viñetas graciosas sin más se convierten de repente en un grave ataque a su honor que no se puede consentir… Al menos, y sin que sirva de precedente, algo de coherencia iluminó su cabeza (o alguien le dijo que se había pasado tres pueblos) y retiró la denuncia que había puesto (al parecer, y para cubrirse las espaldas “Youtube” elimina los videos que reciben más de una denuncia incluso antes de que los tribunales se pronuncien) por lo que, mientras se vuelve a refugiar en sus cuarteles de invierno, el canal vuelve a estar operativo y a reírse (si cabe con más intensidad que antes) de él… Y es que da tantas razones para hacerlo…

Más original e imaginativa es la solicitud que una asociación de hosteleros extremeña ha hecho a la sociedad que con mano de hierro dirige el capo de la música en este país. Hartos de ver como cada día se sacan una nueva escusa para seguir haciendo caja a su costa han solicitado un listado con el nombre de todos los miembros de esa sociedad para dejar de programar sus canciones y así no tener que volver a pagarles ni un duro. No se lo que pensaran los autores de esto pero, si cundiera el ejemplo en todas partes y dejase de sonar su música en bares y discotecas, ellos serian los grandes perjudicados.

La labor promocional que les hacen es equiparable a la de las radios especializadas y muy por superior a lo que puedan conseguir con entrevistas y reportajes en la prensa escrita, y no me imagino al capo pidiendo pasta a “El País” o “El Mundo” por publicar en sus páginas unas líneas de alguno de sus asociados. ¿Qué los bares sacan beneficios a su costa? Pues seguramente si pero tampoco creo que tanto ya que igual que no creo que la gente deje de asistir a ellos cuando no se pueda fumar, tampoco creo que deje de hacerlo si no tienen música o lo que ponen no es del artista mediático del momento. Sigo a la espera de más noticias, pero de momento brindo por ellos…

Y para concluir esta semana, tras la aprobación de la nueva ley de telecomunicaciones, la comisaria europea del ramo ha dado un toque de atención público a nuestro gobierno para que no se extralimiten en la aplicación de la misma. No es mucho lo que he podido leer al respecto, pero al parecer la normativa da los gobiernos la posibilidad de legislar a favor de los cortes de acceso a la red contra los que vulneren los derechos de autor sin sentencia judicial (aunque obligan a escuchar al sancionado).

En su crítica hacía referencia a que esos cortes no se pueden aplicar en ningún caso al usuario, y si bien parece que aquí (no como por ejemplo en Francia donde hay un proyecto que va en esa dirección) nunca se ha hablado del tema en esos términos, algo tienen que haber intuido en Europa de cómo anda el percal por estos lares para expresarse de esa manera. En algún sitio he oído que la señora se equivocó o que no sabia muy bien de lo que hablaba, pero a mi me da la impresión de que lo sabia demasiado bien y alguien la había informado de la fuerza, poder y capacidad que determinadas entidades tienen de influir en la política patria.

En todos los casos se trataba de breves noticias en la prensa, pero todas ellas tienen un denominador común, el hartazgo al que unos pocos han llevado a nuestra sociedad que llega hasta el punto de que un gremio admirado y respetado como es el de los artistas empiece a ser despreciado por una gran parte de la población. Y es que no sólo están consiguiendo que cada vez se les mire con peores ojos si no que incluso, sólo por joderles, la gente se esté alejando cada vez más de las tiendas de discos en favor de algún otro medio de adquisición de música mucho más cómodo y menos lucrativo.

Ellos sabrán lo que se hacen, pero me temo que no dentro de mucho tiempo nos encontraremos con una innumerable cantidad de potenciales clientes que, cansados de capos y macarras, decidan sucumbir definitivamente ante las nuevas tecnologías y el trozo de pastel que ahora se reparten (que ya se ha reducido muucho) se quede en nada… ¿Quién entonará entonces el mea culpa?

viernes, 27 de noviembre de 2009

Bueno, bonito y barato

No es habitual encontrarse en la tiendas libros musicales que cumplan estos tres axiomas, pero en el caso de la colección “Music icons” de la editorial “Taschen” habría que hablar de esa excepción que confirma la regla.

La edición es impecable con un tamaño muy cómodo (mas o menos 15 x 20 y 200 páginas) y la portada en plástico flexible lo que la hace manejable pero a su vez consistente. Además el papel interior tiene buen gramaje y es de gran calidad cosa que es muy de agradecer cuando el valor fundamental de la obra son las fotografías.

La estructura es más o menos igual en todos los libros. Con las imágenes como protagonistas se hace un breve repaso a anécdotas del artista en cuestión colocadas de forma cronológica (en el caso de los artistas vivos llegan hasta 2008), y en los apéndices finales se repasa su discográfica, premios y alguna curiosidad más.

Ya he dicho que lo mejor son las fotos ya que, junto a alguna clásica que todos tenemos en la retina, se incluyen muchas inéditas y de una calidad que no estamos acostumbrados a ver (el aspecto grafico no suele cuidarse en general demasiado en los libros de música dándose prioridad al texto, y en este caso es al contrario).

He de decir que los contenidos están escritos en castellano, portugués e italiano y que su precio es apenas de 8 euros detalle que los hace, si cabe, más atractivos aún. Lo malo es que de momento han aparecido solo cuatro títulos de la colección (Bob Dylan, Jimi Hendrix, Bob Marley y John Lennon), aunque por lo que he podido averiguar no se van a quedar ahí y que de dos en dos seguirán apareciendo más en los próximos trimestres

Dados los tiempos que corren estamos ante un producto que seguro que hace las delicias de todos los amantes de la música ya que es difícil que nadie ofrezca más por menos y sobre todo teniendo en cuenta a que precios está la literatura (no creo que haya muchos libros de bolsillo más baratos que estos).

Resumiendo: bueno, bonito y barato… ¿Se puede pedir más?

jueves, 26 de noviembre de 2009

Qué nos va a pasar (La Buena Vida)

Cada día trato de acertar por dónde saldrás;
eso es tanto como adivinar qué nos va a pasar.

Has estado, hace tiempo, algo raro por momentos.
Me pregunto algo inquieta qué nos va a pasar.

No recuerdo cuándo decayó la conversación
ni el punto en que dices tú que algo cambió.

Sin embargo, mientras tanto, yo me guardo la esperanza
y las cosas que en la plaza nos dijimos hoy.

Ahora que te vas pediré perdón y dirás que no
y estará muy bien, ya sabes por qué.
Yo me esconderé, ahora que te vas.
Ya no saldré más; dime para qué, si no te voy a ver.

Sin embargo, mientras tanto, yo me guardo la esperanza
y las cosas que en la plaza nos dijimos hoy.

Ahora que te vas pediré perdón y dirás que no
y estará muy bien, ya sabes por qué.
Yo me esconderé, ahora que te vas.
Ya no saldré más; dime para qué, si no te voy a ver.

Cuando pase el tiempo conocerás a alguien más
y me olvidarás, y es que es lo normal.
Aunque nos dé rabia siempre ocurre igual
y nos esforzamos en disimular.

Extraída del álbum “Hallelujah!” / Siesta - 2001)

miércoles, 25 de noviembre de 2009

El último baile de la banda

Hoy se cumplen 33 años del concierto que The Band dio en San Francisco como despedida de los escenarios y que Martin Scorsese inmortalizó en la fabulosa película “The last waltz” (es tan innovadora y espectacular que desde entonces es un referente de obligado visionado para cualquiera que quiera rodar una actuación musical).

Acompañantes durante años como banda de apoyo a Bob Dylan (estaba con ellos en el famoso concierto de la gira de 1966 en la que desde el público le llamaron Judas por colgarse un guitarra eléctrica), además tuvieron tiempo de hacer un puñado de discos (alguno de lo más interesante como el que se llama igual que ellos) pero sobre todo de gastarse el respeto de sus compañeros de profesión como demuéstrale elenco de invitados que pasaron esa noche por el escenario: Van Morrison, Muddy Waters, Dr. John, Ron Wood, Ringo Starr, Joni Mitchel, Eric Clapton, Neil Diamond, Bob Dylan, Muddy Waters, Emmylou Harris, Neil Young…

Me sorprende después de tantos meses no haberme detenido aún en la obra y milagros de The Band (Rick Danko, Levon Helm, Garth Hudson, Richard Manuel y Robbie Robertson), pero me temo que hoy tampoco es el día. El cuerpo me pide sentarme a ver la peli y eso es lo que pienso hacer, aunque lo apunto en mi debe y en algún momento me detendré más extensamente en ellos. Dejo un par de videos extraídos del concierto de esa noche (el “I shall be released” que originariamente grabaron en las sesiones del sótano junto a Dylan y la mejor versión que he escuchado del “helpless” de Neil Young) y os invito (casi diría os exijo) a que os compréis el DVD (se encuentra por menos de 10 euros) y lo disfrutéis como yo lo voy a hacer en unos minutos… No os arrepentiréis…






martes, 24 de noviembre de 2009

Being there (Wilco)

A veces, cuando la gente habla de Wilco parece que lo hace como si la banda de Chicago fuese la nueva promesa de la música americana y su carrera hubiese empezado en 2002 con el “Yankee Foxtrot Hotel”. Es cierto que ese álbum fue con el que lograron por fin el reconocimiento mayoritario de prensa y público, pero no lo es menos que anteriormente a ese ya habían facturado cinco discos (dos de los cuales junto a Billy Bragg musicando textos inéditos de Woody Guthrie) y, a excepción de “A.M.”, el resto mantenían un altísimo nivel de calidad que no tenían nada que envidiar a cualquier cosa publicada en esos años (la segunda mitad de los 90)

El origen de la banda hay que buscarlo en la disolución de la mítica formación de country-rock Uncle Tupelo responsable en gran medida de la renovación y resurgimiento de un género que durante años había permanecido estancado e identificado con un público adulto y conservador. Los problemas entre sus dos cabezas visibles (Jeff Tweedy y Jay Farrar) provocaron una ruptura de la que surgieron dos proyectos: Son Volt de la mano de Farrar y Wilco capitaneado por Tweedy pero al que también se incorporaron de la vieja banda el bajista John Stirratt, el batería Ken Coomer y violinista Max Johnston

El duelo estaba servido y, de entrada, el ganador fue Farrar ya que, con los dos discos debut en el mercado casi al mismo tiempo, el “Trace” de Son Volt se vendió bastante más y recibió mejores críticas que el “A.M.” de Wilco. Ambos álbumes eran claros deudores de lo que había sido la obra de Uncle Tupelo aunque esa herencia, al menos en el caso de la banda de Tweedy, era la última vez que de forma tan manifiesta iba a aparecer en una grabación. A partir de ese momento tocaba llevar a cabo las ideas que un par de años antes les había llevado a iniciar esa aventura. Para ello, y siguiendo el consejo de su manager, incorporaron a la banda a Jay Bennet que en los siguientes años se convertiría en el socio perfecto que Tweedy necesitaba para llevar a cabo todas las ideas que le rondaban por la cabeza. Y que mejor manera de hacerlo que grabando un álbum doble…

La primera vez que escuché “Being there” pensé que esos tíos habían conseguido fusionar a Dylan y a los Dinosaur Jr y confieso que me dejó absolutamente alucinado. Nunca había oído nada parecido, y sobre todo porque, al margen de lo innovador que me parecía el sonido del álbum, era un viaje por toda la tradición musical norteamericana consiguiendo un equilibrio perfecto entre lo nuevo y lo viejo, lo que debía ser el futuro y el pasado más glorioso. Conozco a poca gente que conozca el trabajo de Wilco, pero para todos ellos este es su mejor disco, por encima incluso de lo que vendría más tarde (en mi opinión se disputa con el “A ghost is born” el honroso segundo puesto ya que “Yankee Foxtrot Hotel” se encuentra uno o dos peldaños por encima de ellos).

Si las críticas de su debut fueron bastante tibias (cuando no malas), en esta ocasión la prensa especializada cayo rendida a sus pies y se deshizo en elogios a la evolución que el sonido de la banda había logrado ensalzando la calidad de los temas compuestos por Tweedy y la innegable aportación de Bennet en la forma en estos habían sido vestidos. De todas formas, y aunque pueda parecer lo contrario, este es su disco menos trabajado en el estudio aunque por ello también es que suena más fresco y vivo. Se grabó tocando todos juntos en directo dedicando un día para cada una de las 19 canciones que contiene el disco y tras una breve postproducción el trabajo estaba listo para salir a la venta.

Lo hizo el 29 de octubre de 1996 y, a pesar de todo lo bueno que a través de los medios se dijo de él, muchos seguidores del country alternativo sufrieron un gran shock en el que algunos han querido ver (salvando las distancias) un equivalente a lo que sintió el público del festival de Newport de 1965 vio aparecer sobre el escenario con una guitarra eléctrica colgando de su hombro. La voz, en ambas direcciones, se corrió rápidamente y las ventas volvieron a ser decepcionantes. De todas formas creo que la jugada no le salio nada mal a Wilco ya que si bien perdió a alguno de sus viejos seguidores, también ganó adeptos que encima eran musicalmente más abiertos que el público del country (aunque lleve por detrás la etiqueta de alternativo).

El tiempo acabó dando la razón a Tweedy aunque en ese momento sólo les sirviera para poder mirar hacia al futuro sin ningún tipo de corsé preestablecido para acercarse a otros estilos. Por fin en 2003, tras siete años en el mercado y gracias al impulso del éxito del “Yankee…”, el disco alcanzó el disco de oro en su país y el público empezó a valorarlo como una de sus obras magnas. Si los Beatles tuvieron su “Album blanco”, Dylan el “Blonde on blonde”, Led Zeppelin el “Psysical graffiti” y los Stones el “Exile on main steet”, en el caso de Wilco ese papel de paso al frente lo ejerció “Being there” que, aunque habite en el olvido (cuando no en el desconocimiento) de muchos, sigue igual de vivo que el primer día.

Título: Being there
Producción: Wilco
Grabado en: “Chicago Recording Co” (Chicago), “Warzone Recorders” (Chicago), “The Studio” (Sprigfield, MO) y “Moonshine Studios” (Atlanta)
Editado por: Reprise Records
Canciones:
CD - 1
01 - Misunderstood
02 - Far, far away
03 - Monday
04 - Outtasite (outta mind)
05 - Forget the Flowers
06 - Red-eyed and blue
07 - I got you (at the end of the century)
08 - What's the world got in store
09 - Hotel Arizona
10 - Say you miss me
CD - 2
01 - Sunken treasure
02 - Someday soon
03 - Outta mind (outta sight)
04 - Someone else's song
05 - Kingpin
06 - (Was I) in your dreams
07 - Why would you wanna live
08 - The lonely 1
09 - Dreamer in my dreams

lunes, 23 de noviembre de 2009

Yo no me llamo Ramón... ¿o si?

No conozco a nadie que le guste la llamada música moderna y no le gusten Los Ramones. Son probablemente la única banda de la historia capaz de agrupar entre sus seguidores a punkies, hippies, rockeros, metaleros, alternativos e incluso popies sin que por ello ninguno se sienta fuera de lugar o crea que esa no es su guerra. Ellos son el rock and roll y punto, y aunque ese reconocimiento no les llegó hasta el final de su carrera (se separaron en 1996), nadie duda que su influencia en el devenir de los acontecimientos musicales de las cuatro siguientes décadas habría tomado otros derroteros si no llega a ser por ellos…

Recuerdo haberles visto en Valladolid a principios de marzo de 1991 y, a pesar de no estar en ni mucho menos en su mejor momento, sentir que estaba siendo testigo de un espectáculo irrepetible de la mano de un mito viviente del rock. Sólo quedaban de formación original Joey y Johnny (a Tommy y a Dee Dee les habían sustituido Marky y C.J. respectivamente) pero creo que a los que allí estábamos esos pequeños detalles (o no tan pequeños) en el fondo no nos importaban teniendo en cuenta de a quien teníamos sobre un escenario ante nuestros ojos.

Este fin de semana he estado leyendo una biografía de ellos, y entre la infinidad de anecdotas e información la que sin duda más me ha llamado la atención ha sido el del origen del nombre del grupo que, pásmese todo el mundo, se lo deben a alguien tan aparentemente distinto a ellos como Sir Paul McCarney. Surgidos en Forest Hill (Queens, Nueva York) les tocó vivir su adolescencia en un momento en el que el espíritu del rock and roll y su glorioso legado había sido relegados a un segundo termino por la músico disco y su única aspiración al montar una banda de rock era precisamente devolver a Chuck Berry, Buddy Holly o a los chicos de la “British invasion” al sitio del que no debieron salir.

Hijo de militar Dee Dee (nacido como Douglas Glenn Calvin) pasó en Alemania gran parte de su infancia y adolescencia y allí (y más concretamente en Berlín) se empapó del rock de los 50 y descubrió al grupo que cambiaria definitivamente su vida: los Beatle. Buscando un poco de glamour en su existencia (a los 12 años descubrió casi simultáneamente la violencia y las drogas) decidió cambiarse el nombre por el de Dee Dee, y como apellido eligió uno tan simbólico como el de Ramone que allí cobraba un sentido especial por ser el mismo que utilizaba McCartney en los primeros momentos de la banda cuando se instalaron allí para curtirse y aprender algo antes de intentar el gran salto (lo volvió a recuperar en 1969 cuando escribió “My dark hour” para el álbum “Brave new wold” de la Steve Miller Band y que en esa ocasión firmó como Paul Ramon)

Cuando a los 14 años volvió con su madre a Estados Unidos y se instalaron en Queens de las pocas cosas que trajo fue su nombre artístico al que, como un juego, se apuntaron sus nuevos amigos…

Y para finalizar no me resisto a reproducir el comentario que Captian Sensible de Damned hizo durante su funeral: “la pérdida de Joey Ramone prueba fehacientemente que Dios no existe. Si existiese hubiese elegido a Phil Collins y no a Joey…”

Pues eso…

domingo, 22 de noviembre de 2009

Tokyo, 2 – Noviembre – 1988 (Eric Clapton)

Ni me gusta Eric Clapton ni creo en él. Es cierto que me encantan sus trabajos con los Yardbirds, John Mayall y sus Bluesbreakers, Cream junto Jack Bruce y Ginger Baker, Blind Faith en compañía de Steve Winwood y Derek and The Dominos con Duane Allman, pero en solitario me deja frío y me parece que su obra como autor está sobrevalorada. Claro que es un gran guitarrista con una técnica fuera de lo normal y en su época aportó mucho al desarrollo de la eléctrica, pero no me transmite ninguna emoción, y creo que la música sin emoción no es nada.

A pesar de todo hoy quiero comentar un bootleg suyo de finales de los 80 en primer lugar porque es el único suyo que tengo, y después porque pertenece al momento de su carrera en que pasó de ser una vieja gloria a encontrar un hueco en la industria a costa de darla lo que reclamaba y de explotar su glorioso pasado. En los 70 se había hundido en el alcohol y las drogas, y tras tocar fondo (llegó a mal vender su colección de guitarras) en la siguiente década empezó a levantar cabeza con discos mediocres que le permitían girar y recuperar algo de su prestigio y su autoestima.

De esa época data la tradición (que la verdad no se si ahora continua) de una vez al año actuar durante varias noches seguidas en el “Royal Albert Hall” cambiando de un día a otro la formación y el repertorio demostrando su versatilidad con distintos estilos y sobre todo un aliciente para el espectador que podía ir en varias fechas y un concierto distinto cada una de ellos. La idea me parece buena y de agradecer, aunque creo que también le sirvió para darse cuenta del camino que tenia que seguir para volver al éxito masivo (ese mismo que en su juventud le acabó arrastrando al infierno) a pesar de con ello traicionar muchos de los principios musicales que hasta ese momento le habían guiado (ya se sabe eso de “estos son mis principios pero si quieres tengo otros…”)

En junio de 1988 Mark Knopfler (del que se había hecho gran amigo) le invito a acompañarle en el concierto que los Dire Straits iban a dar en el estadio londinense de Wembley con motivo de un macrofestival en homenaje a Nelson Mandela. Aquella noche ejerció de segundo guitarrista de la banda (que se reunió exclusivamente para ese evento) aunque el amistoso duelo que tuvo con su anfitrión hizo que millones de personas en todo el mundo (se retransmitió en directo para todo el planeta) disfrutaran de uno de los mayores espectáculos que en ese momento podían darse sobre un escenario.

El resultado fue tan satisfactorio que, con vistas a la gira que iba iniciar para presentar “Crossroads” (una caja antológica de cuatro LP´s repasando toda su carrera), decidiera invitar a Knopfler para que le acompañara en algunas fechas. La parte del tour elegida fue la que se desarrollo por Japón en noviembre de ese año, y a uno de esos conciertos pertenece el bootleg de hoy. Celebrado en el “Tokoy Dome” cuenta además con la presencia de Elton John lo que hizo que la repercusión mediática se disparara y que el éxito de público superase todas las expectativas previas.

El show dejaba poco espacio a la sorpresa con prácticamente el mismo repertorio en todas las fechas y los arreglos típicos de la época (saxofón incluido), aunque al menos el duelo vivido en Londres unos meses antes volvió a repetirse ante los ojos de un público entregado de antemano y al que poco le importaba que la noche siguiente repitiesen lo mismo que estaban viendo en ese momento. El show, como no, hacia concesiones a sus invitados interpretando Knopfler “Money for Nothing” y “Rolid rock” y Elton John “Saturday night’s alright”, “Daniel” y “Candle in the wind”, aunque lógicamente el peso lo tenían sus propios temas.

Los largos desarrollos instrumentales y los ya mencionados arreglos ochenteros están a lo largo de toda la grabación, a pesar de lo cual, algunos momentos como el final de “Layla” están entre lo mejor que he escuchado de él. El triunfo fue tal que una vez más Clapton se coló en la primera plana del panorama musical a pesar de que su siguiente disco (“Journeyman” - 1989) fuese bastante flojo y no se vendiese tanto como se podía esperar y el directo “24 nights” (1991) se quedara a medio camino de ninguna parte. Le faltaba un éxito comercial que apoyase la labor en vivo, y este llegó en 1992 con la publicación del “Unplugged” del vendió todo lo que quiso y le sitúo por fin más allá del bien y del mal.

El resto de lo que ha hecho desde entonces está plagado de colaboraciones (B.B.King o J.J.Cale), homenajes a los héroes clásicos del blues (uno lleno de versiones de varios aristas y otro en exclusiva a Robert Johnson), un directo y algún disco de temas nuevos, lo que no ha hecho más que incrementar la sensación en mí de que su talento creativo (si es que alguna vez lo tuvo) hace tiempo que desapareció y de que ahora le vale con mantener el prestigio de su nombre para seguir adelante…

Título del bootleg: On the crossroads
Lugar y fecha: “The Tokyo Dome”, Tokyo, 2 – Noviembre – 1988
Listado de canciones:
CD - 1

01 - Crossroads
02 - White room
03 - I shot the sheriff
04 - Lay down Sally
05 - Wonderful tonight
06 - Tearing us apart
07 - After midnight
08 - Can't find my way home
09 - Money for nothing
10 - Candle in the wind
CD - 2
01 - I guess that's why they call
02 - I don't wanna do like that
03 - I'm still standing
04 - Daniel
05 - Band introduction
06 - Cocaine
07 - Layla
08 - Solid rock
09 - Saturday night
10 - Sunshine of your love

sábado, 21 de noviembre de 2009

Vendiendo a Nick Drake

Creo que si Nick Drake empezase en esto de la música hoy en día tendría muy difícil abrirse paso en la industria. Hoy, a cuatro días del trigesimoquinto aniversario de su muerte y por casualidad, me he encontrado con un texto que escribió hace casi 40 años David Standison (encargado de prensa de “Island Records” a principios de los 70) para la promoción de “Pink moon”, y como la historia que lo rodea me ha gustando tanto la contaré someramente antes de reproducirlo.

Se cuenta que un día de finales de 1971 Nick se presentó en las oficinas de su discográfica y en la recepción pidió hablar personalmente con Chris Blackwell (su propietario). Cuando este apareció le entrego una cinta que había grabado en un par de noches y en la que se encontraba su nuevo disco, y tras entregárselo y sin apenas decir palabra se marchó.

El primer movimiento de “Island Records” fue contratar al fotógrafo Keith Morris para que tomara unas instantáneas para la portada y el diseño de la carpeta. Una tarde gris y lluviosa se llevó a Drake a dar paseo para sacarle unas fotos, y una vez concluidas desapareció. Esas imágenes finalmente no aparecieron en el disco y fueron sustituidas por un cuadro de Michael Trevithick, pero su cuerpo encorvado y la expresión vacía de su rostro captaban perfectamente el punto en el que en ese momento se encontraba el cantante.

La factura de 500 libras que les presento de la grabación era tan baja que Blackwell sabía que no le podía exigir que hiciese una gira o cientos de entrevistas para promocionarlo así que decidieron buscar una alternativa. La decisión que Standison tomó fue gastar todo el dinero que tenían en un anuncio en todos los medios escritos especializados con un texto escrito por él (acompañado con una foto de Nick alejándose de la cámara mientras un perro ladra a sus pies) con el fin de convencer a los lectores de que se compraran el disco.

No funcionó, pero ese alegato tan apasionado y personal de Standison debería servir para que los que cuatro décadas después se dedican a vender discos reflexionasen un poco sobre si mantienen esa misma actitud de entrega hacia el trabajo de los artistas o lo suyo es sin más un mero ejercicio de cuadrar balances. Por desgracia la respuesta es que ahora la pela es lo único que importa, y tal vez por eso el negocio musical se encuentra en una vía muerta y sin posibilidad de retorno…


PINK MOON – EL NUEVO DISCO DE NICK DRAKE: NO SUPIMOS NADA DE EL HASTA QUE YA ESTABA HECHO

La primera vez que escuché la música de Nick Drake fue cuando entré en “Island Records” y cogí de una estantería su primer disco “Five leaves left” y decidí escucharlo porque me gustaba la portada.

Desde las primeras notas de “Time has told me” hasta los últimos acordes de “Saturday sun”, el sentimiento de esta música, completamente personal, me atrapó, así como las letras y esa extraña sensación que se tiene cuando se oye sin querer una conversación privada de otra persona.

La primera vez que vi a Nick Drake fue en el Queen Elizabeth Hall. Salió a escena con su guitarra, se sentó en su taburete, fijó la mirada en el suelo y cantó toda una serie de canciones apagadas, salpicadas de vez en cuando con un “gracias” apenas murmurado cuando el público, aquí y allá, aplaudía desconcertado (no sabían quien era, y tampoco parecía que les importase mucho). Cuando terminó su última canción (la guitarra todavía mantenía las notas finales), se levantó y se fue. Sus hombros estaban echados hacia delante, como si pudieran evitar que su dueño tuviera que encontrarse con nadie.

Conocí a Nick Drake la misma semana en que salía al mercado su segundo disco “Bryter later”. Llegó una hora tarde y no mostró mucho interés en tomar nada, ni té, ni café, ni nada de comer. Durante la siguiente media hora sólo pronuncio un par de palabras. Al final me quedé sin nada que decir, así que pagué la cuenta y lo acompañé de regreso a Witchseason.

La última vez que vi a Nick Drake fue hace una semana más o menos. Entró sonriendo, con esa extraña sonrisa suya, y entregó su nuevo disco. Había ido a un estudio y lo había grabado sin decírselo a nadie (salvo al ingeniero de sonido). Desde entonces no hemos vuelto a saber de él.

Lo importante de esta historia es lo siguiente: ¿por qué (cuando hay gente dispuesta a casi cualquier cosa por un contrato discográfico o por tocar en el Queen Elizabeth Hall) vamos a sacar al mercado el siguiente (si es que quiere hacer otro)?

La respuesta es sencilla: porque creemos que Nick Drake tiene un talento enorme. Sus dos primeros discos no han vendido una mierda, pero si los seguimos sacando a lo mejor algún día hay algún personaje de gran autoridad que se tomo la molestia de escucharlos de la manera apropiada y decide que está de acuerdo con nosotros. A lo mejor entonces hay mucha más gente que llega a escuchar las fantásticas canciones de Nick Drake y su forma increíble de tocar la guitarra. Y a lo mejor compran un motón de sus discos y hacen que nuestra e en la promesa de Nick Drake dé sus frutos.

Entonces habremos hecho nuestro trabajo

Dave Sandison, diciembre de 1971

viernes, 20 de noviembre de 2009

El demonio tricolor

Resulta que una fecha como la de hoy coincide que toca recordar una historia de la censura made in Spain así que he seleccionado una que, al margen de vivir entre la leyenda urbana y la realidad, nos muestra como una inapropiada selección de colores (según algunos) podría llevar a que se tambaleasen los sentimientos estéticos e ideológicos de un país.

A veces una imagen habla por si sola y no resulta difícil imaginar la cara que se les puso a los censores cuando a finales de 1974 se encontraron de frente con la portada de “Dylan” el recién publicado disco de Bob Dylan. Los colores de la bandera republicana sobre la cara del cantante debieron atragantársele a más de uno aunque, como en esta ocasión no había nada que quisiesen ocultar (salvo la tricolor), se limitaron a pedir que quitaran el color y así podría mantenerse el resto del diseño de la carpeta tal cual estaba.

El problema surge cuando mis distintas fuentes no se ponen de acuerdo en si esto sucedió realmente o es una leyenda que en realidad no tuvo lugar. Personalmente nunca he visto físicamente ese disco y, aunque conozco agente que dice haberlo tenido entre sus manos, otros niegan la mayor y dicen que finalmente esa edición no llegó a lanzarse al mercado (incluso he leído que en realidad la primera tirada salio así pero no fue de forma intencionada si no por un error en la impresión).

Sea como fuere, y a pesar de que los argumentos que he leído en ambas direcciones resultan convincentes, a mi me resulta difícil creer que durante el régimen franquista (que como en toda dictadura la propaganda tiene una importancia fundamental) pasaran por alto aspectos como este y más cuando venia de un artista que era el máximo exponente de la canción protesta.

Por desgracia el disco es uno de los peores de su discografía por lo que, a pesar de la curiosidad (durante años España fue un paraíso para los coleccionistas británicos que organizaban viaje ex profeso para comprar discos aquí), sus ventas fueron mínimas y localizar un ejemplar de estos resulta casi imposible…