viernes, 20 de noviembre de 2009

El demonio tricolor

Resulta que una fecha como la de hoy coincide que toca recordar una historia de la censura made in Spain así que he seleccionado una que, al margen de vivir entre la leyenda urbana y la realidad, nos muestra como una inapropiada selección de colores (según algunos) podría llevar a que se tambaleasen los sentimientos estéticos e ideológicos de un país.

A veces una imagen habla por si sola y no resulta difícil imaginar la cara que se les puso a los censores cuando a finales de 1974 se encontraron de frente con la portada de “Dylan” el recién publicado disco de Bob Dylan. Los colores de la bandera republicana sobre la cara del cantante debieron atragantársele a más de uno aunque, como en esta ocasión no había nada que quisiesen ocultar (salvo la tricolor), se limitaron a pedir que quitaran el color y así podría mantenerse el resto del diseño de la carpeta tal cual estaba.

El problema surge cuando mis distintas fuentes no se ponen de acuerdo en si esto sucedió realmente o es una leyenda que en realidad no tuvo lugar. Personalmente nunca he visto físicamente ese disco y, aunque conozco agente que dice haberlo tenido entre sus manos, otros niegan la mayor y dicen que finalmente esa edición no llegó a lanzarse al mercado (incluso he leído que en realidad la primera tirada salio así pero no fue de forma intencionada si no por un error en la impresión).

Sea como fuere, y a pesar de que los argumentos que he leído en ambas direcciones resultan convincentes, a mi me resulta difícil creer que durante el régimen franquista (que como en toda dictadura la propaganda tiene una importancia fundamental) pasaran por alto aspectos como este y más cuando venia de un artista que era el máximo exponente de la canción protesta.

Por desgracia el disco es uno de los peores de su discografía por lo que, a pesar de la curiosidad (durante años España fue un paraíso para los coleccionistas británicos que organizaban viaje ex profeso para comprar discos aquí), sus ventas fueron mínimas y localizar un ejemplar de estos resulta casi imposible…

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