A veces, cuando la gente habla de Wilco parece que lo hace como si la banda de Chicago fuese la nueva promesa de la música americana y su carrera hubiese empezado en 2002 con el “Yankee Foxtrot Hotel”. Es cierto que ese álbum fue con el que lograron por fin el reconocimiento mayoritario de prensa y público, pero no lo es menos que anteriormente a ese ya habían facturado cinco discos (dos de los cuales junto a Billy Bragg musicando textos inéditos de Woody Guthrie) y, a excepción de “A.M.”, el resto mantenían un altísimo nivel de calidad que no tenían nada que envidiar a cualquier cosa publicada en esos años (la segunda mitad de los 90)
El origen de la banda hay que buscarlo en la disolución de la mítica formación de country-rock Uncle Tupelo responsable en gran medida de la renovación y resurgimiento de un género que durante años había permanecido estancado e identificado con un público adulto y conservador. Los problemas entre sus dos cabezas visibles (Jeff Tweedy y Jay Farrar) provocaron una ruptura de la que surgieron dos proyectos: Son Volt de la mano de Farrar y Wilco capitaneado por Tweedy pero al que también se incorporaron de la vieja banda el bajista John Stirratt, el batería Ken Coomer y violinista Max Johnston
El duelo estaba servido y, de entrada, el ganador fue Farrar ya que, con los dos discos debut en el mercado casi al mismo tiempo, el “Trace” de Son Volt se vendió bastante más y recibió mejores críticas que el “A.M.” de Wilco. Ambos álbumes eran claros deudores de lo que había sido la obra de Uncle Tupelo aunque esa herencia, al menos en el caso de la banda de Tweedy, era la última vez que de forma tan manifiesta iba a aparecer en una grabación. A partir de ese momento tocaba llevar a cabo las ideas que un par de años antes les había llevado a iniciar esa aventura. Para ello, y siguiendo el consejo de su manager, incorporaron a la banda a Jay Bennet que en los siguientes años se convertiría en el socio perfecto que Tweedy necesitaba para llevar a cabo todas las ideas que le rondaban por la cabeza. Y que mejor manera de hacerlo que grabando un álbum doble…
La primera vez que escuché “Being there” pensé que esos tíos habían conseguido fusionar a Dylan y a los Dinosaur Jr y confieso que me dejó absolutamente alucinado. Nunca había oído nada parecido, y sobre todo porque, al margen de lo innovador que me parecía el sonido del álbum, era un viaje por toda la tradición musical norteamericana consiguiendo un equilibrio perfecto entre lo nuevo y lo viejo, lo que debía ser el futuro y el pasado más glorioso. Conozco a poca gente que conozca el trabajo de Wilco, pero para todos ellos este es su mejor disco, por encima incluso de lo que vendría más tarde (en mi opinión se disputa con el “A ghost is born” el honroso segundo puesto ya que “Yankee Foxtrot Hotel” se encuentra uno o dos peldaños por encima de ellos).
Si las críticas de su debut fueron bastante tibias (cuando no malas), en esta ocasión la prensa especializada cayo rendida a sus pies y se deshizo en elogios a la evolución que el sonido de la banda había logrado ensalzando la calidad de los temas compuestos por Tweedy y la innegable aportación de Bennet en la forma en estos habían sido vestidos. De todas formas, y aunque pueda parecer lo contrario, este es su disco menos trabajado en el estudio aunque por ello también es que suena más fresco y vivo. Se grabó tocando todos juntos en directo dedicando un día para cada una de las 19 canciones que contiene el disco y tras una breve postproducción el trabajo estaba listo para salir a la venta.
Lo hizo el 29 de octubre de 1996 y, a pesar de todo lo bueno que a través de los medios se dijo de él, muchos seguidores del country alternativo sufrieron un gran shock en el que algunos han querido ver (salvando las distancias) un equivalente a lo que sintió el público del festival de Newport de 1965 vio aparecer sobre el escenario con una guitarra eléctrica colgando de su hombro. La voz, en ambas direcciones, se corrió rápidamente y las ventas volvieron a ser decepcionantes. De todas formas creo que la jugada no le salio nada mal a Wilco ya que si bien perdió a alguno de sus viejos seguidores, también ganó adeptos que encima eran musicalmente más abiertos que el público del country (aunque lleve por detrás la etiqueta de alternativo).
El tiempo acabó dando la razón a Tweedy aunque en ese momento sólo les sirviera para poder mirar hacia al futuro sin ningún tipo de corsé preestablecido para acercarse a otros estilos. Por fin en 2003, tras siete años en el mercado y gracias al impulso del éxito del “Yankee…”, el disco alcanzó el disco de oro en su país y el público empezó a valorarlo como una de sus obras magnas. Si los Beatles tuvieron su “Album blanco”, Dylan el “Blonde on blonde”, Led Zeppelin el “Psysical graffiti” y los Stones el “Exile on main steet”, en el caso de Wilco ese papel de paso al frente lo ejerció “Being there” que, aunque habite en el olvido (cuando no en el desconocimiento) de muchos, sigue igual de vivo que el primer día.
Título: Being there
Producción: Wilco
Grabado en: “Chicago Recording Co” (Chicago), “Warzone Recorders” (Chicago), “The Studio” (Sprigfield, MO) y “Moonshine Studios” (Atlanta)
Editado por: Reprise Records
Canciones:
CD - 1
01 - Misunderstood
02 - Far, far away
03 - Monday
04 - Outtasite (outta mind)
05 - Forget the Flowers
06 - Red-eyed and blue
07 - I got you (at the end of the century)
08 - What's the world got in store
09 - Hotel Arizona
10 - Say you miss me
CD - 2
01 - Sunken treasure
02 - Someday soon
03 - Outta mind (outta sight)
04 - Someone else's song
05 - Kingpin
06 - (Was I) in your dreams
07 - Why would you wanna live
08 - The lonely 1
09 - Dreamer in my dreams
El origen de la banda hay que buscarlo en la disolución de la mítica formación de country-rock Uncle Tupelo responsable en gran medida de la renovación y resurgimiento de un género que durante años había permanecido estancado e identificado con un público adulto y conservador. Los problemas entre sus dos cabezas visibles (Jeff Tweedy y Jay Farrar) provocaron una ruptura de la que surgieron dos proyectos: Son Volt de la mano de Farrar y Wilco capitaneado por Tweedy pero al que también se incorporaron de la vieja banda el bajista John Stirratt, el batería Ken Coomer y violinista Max Johnston
El duelo estaba servido y, de entrada, el ganador fue Farrar ya que, con los dos discos debut en el mercado casi al mismo tiempo, el “Trace” de Son Volt se vendió bastante más y recibió mejores críticas que el “A.M.” de Wilco. Ambos álbumes eran claros deudores de lo que había sido la obra de Uncle Tupelo aunque esa herencia, al menos en el caso de la banda de Tweedy, era la última vez que de forma tan manifiesta iba a aparecer en una grabación. A partir de ese momento tocaba llevar a cabo las ideas que un par de años antes les había llevado a iniciar esa aventura. Para ello, y siguiendo el consejo de su manager, incorporaron a la banda a Jay Bennet que en los siguientes años se convertiría en el socio perfecto que Tweedy necesitaba para llevar a cabo todas las ideas que le rondaban por la cabeza. Y que mejor manera de hacerlo que grabando un álbum doble…
La primera vez que escuché “Being there” pensé que esos tíos habían conseguido fusionar a Dylan y a los Dinosaur Jr y confieso que me dejó absolutamente alucinado. Nunca había oído nada parecido, y sobre todo porque, al margen de lo innovador que me parecía el sonido del álbum, era un viaje por toda la tradición musical norteamericana consiguiendo un equilibrio perfecto entre lo nuevo y lo viejo, lo que debía ser el futuro y el pasado más glorioso. Conozco a poca gente que conozca el trabajo de Wilco, pero para todos ellos este es su mejor disco, por encima incluso de lo que vendría más tarde (en mi opinión se disputa con el “A ghost is born” el honroso segundo puesto ya que “Yankee Foxtrot Hotel” se encuentra uno o dos peldaños por encima de ellos).
Si las críticas de su debut fueron bastante tibias (cuando no malas), en esta ocasión la prensa especializada cayo rendida a sus pies y se deshizo en elogios a la evolución que el sonido de la banda había logrado ensalzando la calidad de los temas compuestos por Tweedy y la innegable aportación de Bennet en la forma en estos habían sido vestidos. De todas formas, y aunque pueda parecer lo contrario, este es su disco menos trabajado en el estudio aunque por ello también es que suena más fresco y vivo. Se grabó tocando todos juntos en directo dedicando un día para cada una de las 19 canciones que contiene el disco y tras una breve postproducción el trabajo estaba listo para salir a la venta.
Lo hizo el 29 de octubre de 1996 y, a pesar de todo lo bueno que a través de los medios se dijo de él, muchos seguidores del country alternativo sufrieron un gran shock en el que algunos han querido ver (salvando las distancias) un equivalente a lo que sintió el público del festival de Newport de 1965 vio aparecer sobre el escenario con una guitarra eléctrica colgando de su hombro. La voz, en ambas direcciones, se corrió rápidamente y las ventas volvieron a ser decepcionantes. De todas formas creo que la jugada no le salio nada mal a Wilco ya que si bien perdió a alguno de sus viejos seguidores, también ganó adeptos que encima eran musicalmente más abiertos que el público del country (aunque lleve por detrás la etiqueta de alternativo).
El tiempo acabó dando la razón a Tweedy aunque en ese momento sólo les sirviera para poder mirar hacia al futuro sin ningún tipo de corsé preestablecido para acercarse a otros estilos. Por fin en 2003, tras siete años en el mercado y gracias al impulso del éxito del “Yankee…”, el disco alcanzó el disco de oro en su país y el público empezó a valorarlo como una de sus obras magnas. Si los Beatles tuvieron su “Album blanco”, Dylan el “Blonde on blonde”, Led Zeppelin el “Psysical graffiti” y los Stones el “Exile on main steet”, en el caso de Wilco ese papel de paso al frente lo ejerció “Being there” que, aunque habite en el olvido (cuando no en el desconocimiento) de muchos, sigue igual de vivo que el primer día.
Título: Being there
Producción: Wilco
Grabado en: “Chicago Recording Co” (Chicago), “Warzone Recorders” (Chicago), “The Studio” (Sprigfield, MO) y “Moonshine Studios” (Atlanta)
Editado por: Reprise Records
Canciones:
CD - 1
01 - Misunderstood
02 - Far, far away
03 - Monday
04 - Outtasite (outta mind)
05 - Forget the Flowers
06 - Red-eyed and blue
07 - I got you (at the end of the century)
08 - What's the world got in store
09 - Hotel Arizona
10 - Say you miss me
CD - 2
01 - Sunken treasure
02 - Someday soon
03 - Outta mind (outta sight)
04 - Someone else's song
05 - Kingpin
06 - (Was I) in your dreams
07 - Why would you wanna live
08 - The lonely 1
09 - Dreamer in my dreams
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