miércoles, 9 de diciembre de 2009

El legado perdido de Los Cardiacos

No tengo ni la más mínima duda (incluso antes de tenerla entre mis manos) que “la integral” de Los Cardiacos que sale a la venta la próxima semana será la caja (o cofre, o boxset o como se quiera llamar) del año a pesar de que tanto la de Loquillo como la de Calamaro podrían plantarle cara… Alguien podrá pensar que estoy loco por anteponer a unos perfectos desconocidos a dos artistas de la talla de los mencionados, pero que queréis que os diga, a la innegable calidad del grupo hay que añadirle que era prácticamente imposible localizar sus discos, por lo que su carácter de obra de arqueología musical le da un valor extra que la de los otros no tiene.

Pero, ¿quién eran Los Cardiacos? Yo les recuerdo como el típico grupo del que en los últimos años de mi infancia me harte de ver carteles por las paredes de toda la ciudad pero a los que musicalmente no llegué a conocer hasta que era demasiado tarde. Cuando las cintas con sus singles y maquetas cayeron en mis manos allá por 1987, más o menos habían tirado la toalla y, aunque en 1992 publicaron “Héroes y villanos” (su último trabajo discográfico) su suerte estaba echada y la posibilidad de asistir a uno de sus conciertos un proyecto imposible de realizar.

Tuvieron la desgracia de surgir en León a finales de los 70 en unos tiempos en los que en lo musical (y seguramente en todo) nada que no sucediese en Madrid (y en menor medida en Barcelona que es donde siempre han estado las revistas especializadas) directamente no existía, por lo que su carrera fue un permanente remar para quedarse en la orilla. Influenciados por la new wave (su propuesta era una mezcla de pop, ska, soul y rock and roll), y en vista de que las posibilidades de grabar eran nulas, editaron sus primeras maquetas en una cinta de casete titulada “Las discográficas no dan la felicidad” y de la que llegaron a vender 2000 copias en sus conciertos y en tiendas y bares de la zona. Este hecho hizo que “Mercury” se interesase en ellos y que les publicase sus dos primeros singles (“Salid de noche” en 1980 y “Noches de Toisón” al año siguiente).

La falta de interés de la compañía acabó empujando a Kike Jiménez (guitarra y voz), Carlos Suárez (teclados), Macario “Maco” Pérez (batería y voz) y Toño Pedraza (saxos y órgano) a fundar “Fusion Records” para autoeditarse su siguiente maxi (“El expreso de Bengala” de 1982) en lo que seria la primera grabación independiente de este país (poco después surgió DRO que si tendría continuidad como discográfica). La aventura tampoco logró los frutos deseados aunque al menos les abrió las puertas de DRO con los que en 1984 publicaron su primer LP (llamado igual que el grupo) y un año después un mini LP titulado “La costa oeste” con el que por fin lograron un cierto reconocimiento.

Parecía que las cosas iban a empezar a cambiar, pero cuando en 1986 apareció “Nuevas aventuras” la respuesta de los medios y del público volvió a ser prácticamente inexistente por lo que la banda empezó a desgajarse. A través de su sello empezaron a impulsar la carrera de grupos leoneses como Los positivos, La Coartada o los geniales Flechazos (Kike produjo sus dos primeros discos para DRO mientras que Carlos hizo lo propio con The Refrescos) aunque aun mantuvieron la llama de Los Cardiacos encendida hasta principios de los 90 en que apareció (como ya he comentado antes) su último LP.

Lo que ahora edita “Rhino” (Warner) es un disco libro de gran tamaño en el que en cuatro CD’s recopila todas estas grabaciones (tres LP’s, dos singles, otros dos maxis / Mini LP’s y la cinta con las maquetas) y como extra (sólo con esto merecería la pena pagar su precio) además incluye cinco temas inéditos, unos cuantos temas en directo y una extensa biografía con las letras y los créditos de todas las grabaciones. No sé si gracias a esta integral la historia colocará a Los Cardiacos en el lugar que les corresponde (como mínimo que la gente sepa que existieron), pero al menos han resucitado su legado y se les ha hecho justicia… Y tal y como anda el negocio no parece poca cosa…


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