Atravesar “La puerta de atrás del paraíso” es entrar en un mundo vedado para unos pocos. La primera vez que se abrió esa puerta fue en julio de 1969 cuando en algunas tiendas de Estados Unidos apareció un extraño disco que, bajo el nombre de Great White Wonder, recogía una selección de temas inéditos de Bob Dylan. Desde entonces las grabaciones de esas canciones condenadas al olvido o de conciertos, momentos únicos que mueren una vez que se apagan las luces del escenario, se han convertido en objetos de deseo buscados por coleccionistas y amantes de la música que buscan matar el mono ante la ausencia de material oficial de sus artistas favoritos. Es discutible si es ético, al margen de su legalidad, hurtar al creador la capacidad para decidir que parte de su obra ve la luz y cual debe quedar guardada bajo llave. Lo innegable es que gracias a ellas se puede conocer mejor, para bien y para mal (siguiendo con Dylan es sabida su facilidad para descartar para sus discos canciones soberbias y publicar otras de una calidad bastante inferior), la forma de trabajar e incluso de ser de los artistas… Y eso es lo que trataremos con nuestras miradas furtivas por la rendija que nos deja esa puerta entreabierta del paraíso musical.
El momento en el que se enclava este primer concierto que comentaremos coincide con el del despegue definitivo de Nick Cave hacía un olimpo musical que, aunque todavía le costó un poco alcanzar, ya se veía como un camino de no retorno. Había aterrizado en Londres en febrero de 1980 procedente de Australia en compañía de los otros miembros de su grupo, The Birthday Party (Phill Calvert, Tracy Pew, Rowland S. Howard y Mick Harvey), con la esperanza de encontrar en la capital británica la comprensión que les había faltado en Australia. Por contra se dieron de bruces con una ciudad hostil que, a causa de la recesión económica y el talante excesivamente conservador de la inefable Margaret Thatcher, había dejado de ser el hervidero de música y cultura de años atrás para convertirse en el campo de batalla en el que el punk daba sus últimos coletazos y los sintetizadores y sonidos inofensivos dirigidos a las pistas de baile trataban de abrirse paso.
Pero a pesar de todo tuvieron suerte. En ese momento, tras la explosión un par de años antes de la New Wave, primaba la mediocridad y los grupos empezaban a repetirse por lo que no les resultó difícil hacerse con un hueco entre nombres del after punk y siniestros como The Cure, Bauhaus o Siouxsie & The Banshees. En cualquier caso no llegaron a adaptarse nunca ni a la ciudad ni al entorno así que, aunque habían publicado un par de discos y alcanzado su objetivo de vivir de la música, en 1982 deciden emigrar de nuevo e instalarse en Berlín, un lugar aparentemente amable y con una vida cultural más creativa y arriesgada. Llegados a este punto Calvert decide no cruzar el Canal de la Mancha y al poco tiempo, a causa de sus enfrentamientos con Cave y Pew, Howard también hace las maletas por lo que el proyecto, tocado de muerte por los abandonos y otros problemas internos, termina fracasando.
Dadas las circunstancias Nick Cave decide seguir en solitario y enseguida empieza a rodearse de algunos músicos con los que ya había trabajado o conocía y pretendía que fuesen algo más que una mera banda de acompañamiento. La primera formación de The Bad Seeds estaba compuesta por su antiguo compañero Mick Harvey, Blixa Bargeld (guitarrista de Einstürzende Neubauten), Barry Adamson y Hugo Race, y con ellos graba "From her to eternity", muy bien recibido por la crítica y los seguidores de su anterior banda que vieron una evolución coherente y no rupturista de su sonido. Su segundo trabajo, fuertemente influenciado por el blues y llamado “The firstborn is dead”, no recibió ese aplauso mayoritario, lo que unido a la pesadilla en que se convirtió la gira de presentación, hizo que rápidamente pasase página y se metiera de lleno en la preparación de un nuevo disco.
Bajo el nombre de “Kicking against the pricks” reunió una serie de versiones de sus temas y artistas favoritos interpretados, como no, desde su personal punto de vista. John Lee Hooker, Johnny Cash, Lou Reed o Roy Orbison son algunos de los que se vieron homenajeados por Nick y esta vez la opinión general volvió a coincidir de forma unánime y el respeto y admiración por la banda empezó a consolidarse entre prensa y público. Grabado a finales de 1985, los problemas por un lado con el estudio que secuestro las cintas hasta cobrar, y por otro con su discográfica que interpretó mal sus deseos y se vio obligada a repetir la portada una vez que estaba en las máquinas, hizo que su publicación se retrasase hasta septiembre del año siguiente.
En julio de 1986, decepcionado con la espera y para no perder el estudio que tenían reservado para realizar las mezclas del álbum de versiones, aprovecharon para grabar un nuevo álbum. “Your funeral... my trial” es el claro ejemplo de lo maravilloso que es el vinilo como formato y lo aséptico que resulta el CD. Editado como doble EP era la culminación de un antiguo proyecto en el que las canciones de cada uno de los discos tendrían conceptos totalmente diferentes. Así, mientras el primero es más espontáneo y concebido en el estudio con una atmósfera obsesiva y en plan experimental, el segundo refleja a la banda de forma más cruda y directa, tal y como sonaban sobre el escenario. Cuando unos años después se editó la edición en CD se cambio el orden de las canciones, se incluyó una para aumentar el minutaje y, evidentemente, no apareció en versión doble. Una vez más la industria pisoteaba el concepto original del artista.
La idea original de la discográfica era publicar en septiembre “Kicking against the pricks” y, para no saturar el mercado, dejar para el año siguiente la de “Your funeral...”, pero Cave se negó. Tras meses parado y dos discos bajo el brazo lo que le apetecía era tocar las canciones en las que había estado trabajando y no estaba dispuesto a esperar tanto tiempo. Acepto retrasar el segundo unos meses pero no la gira de presentación de ambos que tenía cerrada desde hacia tiempo y que le llevaría por algunos países de la vieja Europa y Estados Unidos.
En cualquier caso, para evitar que la brecha con la compañía se hiciera más grande, en la primera parte de la gira y hasta la publicación de “Your funeral…” dejó que el peso del repertorio recayera en las versiones, que mezclaba con un puñado de sus clásicos en unas relecturas de lo más interesantes y alguno de los temas nuevos para que sus seguidores fuesen abriendo boca. El concierto que hoy recomendamos pertenece a esta fase y, tanto por su calidad de sonido como por ser uno de los pocos de ese periodo del artista que se conservan íntegros, resulta una pieza imprescindible para cualquiera interesado en la obra de Cave. La gira fue un éxito y se prolongó hasta finales de año, aunque la noticia de la muerte de Tracy Pew destrozó a sus antiguos compañeros e hizo que estos últimos shows fuesen más oscuros si cabe.
Recién iniciado 1987 el cantante recibió la oferta del cineasta alemán Win Wenders para participar en “Wings of desire”, su nueva película, a lo que él aceptó encantado. Desde ese momento y con cada trabajo iría creciendo poco a poco su prestigio y número de seguidores hasta convertirse en lo que es ahora, un referente de la música de nuestro tiempo, padre de alguna de las tendencias existentes y uno de los creadores más personales y geniales que hoy en día se pueden encontrar.
Lugar: The Posthof de Linz (Austria)
Fecha: 9 - Octubre - 1986
Título del Bootleg: Black folder
Listado de canciones:
01 - I'm gonna kill that woman
02 - She fell away
03 - By the time I get to Phoenix
04 - Long time man
05 - Train-long suffering
06 - Knocking on Joe
07 - Jack's shadow
08 - Your funeral, my trial
09 - From her to eternity
10 - The singer
11 - All tomorrows parties
12 - The carnival is over
Texto publicado en la revista Tarántula
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