sábado, 5 de diciembre de 2009

Así nos luce el pelo…

No voy a negar que las cosas andan mal dentro del mundo de la música, pero habría que preguntarse que parte de culpa de esta situación la tienen el conglomerado de intermediarios que hay entre el artista y el consumidor final. Ya he hablado otras veces de las disqueras, los distribuidores e incluso de la influencia de Internet, pero pocas veces lo he hecho de las tiendas, así que a ellas (fundamentalmente a una) las voy a dedicar hoy estas líneas porque no podemos olvidar que su labor también es importante en el éxito final de un disco.

Alguien me podrá decir que no es para tanto, pero una cosa tan simple como el lugar donde se coloca un CD o la música que suena por los altavoces puede hacer que un disco se venda o que pase inadvertido ante los ojos del comprador. En las tiendas pequeñas y de toda la vida quizás la influencia no sea tan grande porque el que las visita no suele necesitar que le metan el producto por los ojos y suele saber más o menos lo que busca y donde encontrarlo, pero en las grandes superficies la historia es bien distinta y las estrategia de venta suelen ser determinantes. El público de la sección de música de un centro comercial normalmente va de paso o a echar un vistazo ya que ese no es el objeto principal de su visita por lo que o se lo pones fácil y atractivo o, lógicamente, no se lo llevará a su casa.

La historia que voy a contar me sucedió hace unas semanas cuando me acerqué con las niñas (en mi caso si ex profeso) al departamento musical (como les gusta llamarlo a ellos) de “El corte inglés” situado en el Paseo de Zorrilla de Valladolid (no pensaba decirlo, pero como se trata de un caso concreto prefiero decirlo ya que en otros centros de la cadena esto no sucede) para echar un vistazo de los CD’s a 5 ó 6 euros que suelen tener en un cajón (normalmente encuentras basura, pero a veces se les cuela alguna joyita a la que no pueden dar salida y que quieren quitarse de encima como sea). La cosa es que tras comprobar que no había nada de interés me quedé viendo un poco lo que tenían por allí, y para mi sorpresa comprobé que habían decidido poner una pequeña estantería con vinilos.

Lo que ocurre es que mi sorpresa no llegó por el hecho de haberlos incorporado (en el de Madrid de Sol ocupa bastante espacio por lo que sólo era cuestión de tiempo que los trajeran a provincias) si no por la ubicación que la cabeza pensante de turno había decidido otorgarles. Como se puede ver en la foto superior (situados sobre cuatro filas de DVD’s y las revistas) unos pocos LP’s lucen orgullosos en un lugar inaccesible a la gran mayoría de la gente que, dado lo sucedido posteriormente, me temo que más que para venderlos su utilidad es meramente decorativa. Al intentar ver que títulos había detrás (y eso que no soy bajito) los que estaban delante se me empezaron a caer encima por lo que decidí dejar de mirar.

En circunstancias normales me habría dado la vuelta y pasado del tema, pero un inhabitual impulso en mi me llevó a acercarme al que creo que es el responsable y entablo con el una conversación que se desarrolla más o menos en los siguientes términos:

- Perdona, ¿podría daros un consejo?
- Dime…
- Bueno, como sabes últimamente parece que los vinilos empiezan a venderse otra vez, y creo que donde los habéis puesto están fatal ya que no se pueden ver bien y cuando intentas pasarlos se te caen encima porque el tope es muy bajito…

El tío se me quedó mirando como si fuese un marciano (y eso que estaba con mis dos niñas) y tras unos segundos me soltó a bocajarro

- ¿Pretendes decirme como tengo que hacer mi trabajo?

La verdad es que la respuesta me dejo alucinado ya que hay que reconocer (a pesar del difícil carácter de la tierra) que estos establecimientos los dependientes suelen ser bastante educados y tratan bastante bien a los clientes. Además (aunque pensase que soy un cretino) con una mentira piadosa del tipo “lo miraremos” habría quedado como dios y yo me hubiese ido a casa tan contento en lugar de encabronado y echando pestes, pero claro eso es algo que al pájaro en cuestión le importaba bastante poco por que seguro que los discos se los mandaron sin pedirlos y piensa que demasiado ha hecho colocándolos en algún sitio en lugar de dejarlos en sus cajas.

Pero que le vamos a hacer si hay gente que no da más de si… Me temo que estando donde están van a vender muy poquitos vinilos en este centro aunque seguro que luego le echaran la culpa sin ningún pudor a internet de lo mal que están las cosas cuando ellos son los primeros que hacen menos que nada para que la situación mejore. Allá ellos aunque por culpa de inútiles como ese así nos luce el pelo a los demás…

2 comentarios:

oramalaC dijo...

Tiene usted razón, los espacios de musica en estos grandes almacenes cada vez son más pequeños. Y en cuanto al dependiente pues como en estos tiempos pre-navideños suelen reforzar los departamentos con otros vendedores de otras plantas pues él igual estaba alli para colocar los discos, cobrar y poco más.
En Valladolid como tampoco hay muchas tiendas exclusivas, "Discovery" que el hombre bastante hace con mantenerla, "Disco Center" que se basa más en vender entradas o muñecos o "Tipo" que es más ya de camisetas y accesorios varios.

Salud!

Salander dijo...

Hombre, tb estan "Charly Blues" en el paseo Zorrilla y una por la calle Torrecilla que no se como se llama, pero es cierto q es poco para una ciudad del tamaña de Pucela