Noche de verano. Hace calor y, entre las dos niñas por la mañana y las ocho horitas de trabajo de la tarde, son las doce y pico cuando por fin me planto tranquilo delante de la estantería de los discos. Llevo tres o cuatro días sin poner música y, aunque me apetece pincharme algo, no tengo nada claro que es lo que me pide el cuerpo escuchar.
Empiezo a pasar vinilos buscando inspiración pero nada me llama especialmente la atención.
Tras un primer repaso que me ha llevado unos 10 minutos he optado por un poco de rock americano de toda la vida y me llevo bajo el brazo algo de John Cougar Mellencamp, Tom Petty, Nils Logfren, Elliot Murphy y Steve Earle, y por si acaso todo falla el “Green river “ de la Creedence...
Pinchazo total, y en menos de media hora estoy de nuevo ante los vinilos buscando algo que echarme al oído.
Decido pasar de los clásicos de los 70 y 80 y busco algo más actual, pero sólo el “Come on feel” de los Lemonheads, “August and everythig after” de Counting Crows y “Document” de REM captan mi interés, que nuevamente se disipa tras unos minutos. Al menos esta vez he escuchado enteras 3 ó 4 canciones de cada disco, más por no levantarme que por que realmente lo estuviese disfrutando, pero al menos es un primer paso.
Falta un rato para las dos y sigo buscando el momento... Otro repaso general me hace descartar, de nuevo, a todos los artistas españoles (aunque en un primer momento he llegado a sacar “Persecución” de Los Pistones, “Perder o ganar” de Los Elegantes y los CD’s “Rainy days and broken hearts” de Stormy Mondays y “Las golondrinas, etc” de Josele Santiago), todo el pop-rock británico (desde los mods al brit pasando por la new wave, el punk, sinfónico, progresivo y las grandes vacas sagradas) y todo lo que haga algo de ruido que pueda despertar a las niñas.
Al final recurro a alguno de mis discos favoritos pero, como no me siento capacitado para escucharlos enteros, voy poniendo canciones de aquí y de allá... Van sonando el “Tangled up in blue”, “Mellow my mind”, “I’ll be your mirror”, “Downtown train”, “Caroline says”... e incluso el “Via Chicago” de Wilco buscado rememorar la magia de hace un par de meses en el concierto de Madrid, pero una vez más vuelvo a fracasar...
Cambio radical. Sólo me queda Zappa. O me saca de mi apatía o me envía directo a la cama así que bajo la aguja sobre la cara A del disco primero del “Joe´s garage” y espero a ver que pasa...
De nuevo nada...
Punto y final, me rindo...
Al menos hoy lo he intentado...
Cuando empiezo a meter cada disco en su sitio e intento recordar cuando decidí colocarlos en orden alfabetico sin tener en cuenta estilo o nacionalidad, me encuentro por casualidad con el “Change everything” de Del Amitri. Lo compré en la difunta “Discos Foxy” en la zona de importación y, en aquel momento, el título y la portada resultaron determinantes para que me lo llevara a casa. Fueron mi gran descubrimiento de 1992 y durante años recurrí a ellos con cierta asiduidad hasta que, de repente, desaparecieron para no volver... Podía hacer más de diez años que no lo sacaba de su funda y, sin demasiada fe, me dirigí (esta vez si) por ultima vez al salón.
Tirado en el sillón (con un breve receso para dar la vuelta al vinilo) apenas hago caso a la música que muy bajita sale de los altavoces. En mi cabeza empiezo a planear una nuevo sistema de ordenación de los discos. Necesito un cambio y este debe empezar por ahí... Aunque ni siquiera soy original o imaginativo, el protagonista de "Alta fidelidad" de Horby ya recorrió ese camino antes que yo.
También puedo necesitar descansar un poco de música (la verdad es que en la practica es lo que estoy haciendo), aunque de momento esa opción no la barajo...
Son cerca de las cuatro cuando me meto en la cama. Sigue haciendo calor, pero me tapo con la sábana y la colcha. No tengo mucho sueño y repito machaconamente en mi cabeza la versión rockera de “Como una ola” que sale en un anuncio de la radio y para colmo me gusta...
Ya sólo me faltaba eso...