Se acerca el día de la música y con él la costumbre adquirida en los últimos años por alguna gran superficie de rebajar el precio de los discos un 21 %. Algunos viejos compradores os acordareis de la época en la que, con la llegada de las rebajas, todo veía reducido su precio un 20 % (a veces más) y durante varias semanas se podía ir adquiriendo a precios más asequibles LP’s que en otras circunstancias no habrías comprado. No había trampa ni cartón y al precio marcado se le reducía el precio y punto. Con los años la rebaja se redujo al 10% y, aunque ahí la cosa dejó de compensar, al final siempre acababa cayendo algo.
Todo cambio, curiosamente, con la llegada del CD. Lejos de bajar los precios, el nuevo soporte lo único que hizo fue mantenerlos (valían 3000 pelas entonces y ahora 18 euros) a pesar de que los costes eran menores. Además las grandes superficies vieron la puerta abierta a la entrada en sus arcas de ingentes cantidades de dinero ya que el nuevo formato era tan fácil de usar que cualquiera podía hacerlo y el cliente potencial desde ese momento era cualquiera. Se inventaron milongadas del tipo de “Lleva tres y te regalamos el de menor valor” o “Descuentos progresivos: 1 el 10%, 2 el 20% y 3 o más el 30%”, pero con ellas llegaron también las trampas.
Si en los vinilos el hecho de poner una etiqueta con el precio los dejaba marcados para siempre (al quitarla es complicado que no se note la parte de la carpeta en la que estaba pegada), el CD admitía todo tipo modificaciones con el que las tiendas (sobre todo las grandes) han jugado hasta el aburrimiento. La estrategia es sencilla. De entrada lo marcan con un precio alto (El Corte Ingles bastante más que la FNAC u otras tiendas de ese tipo) y luego le ponen una etiqueta de oferta con otro precio bastante más bajo (de 22,50 más o menos a entorno a los 18). En función de sus promociones esa pegatina de oferta aparece y desaparece por o que según cual sea puedes acabar pagando más por un disco en rebajas que fuera de ellas. En su defensa dirán que a veces llegan a ofrecer el 30% de descuento, pero claro, para ello tienes que hacer un gran desembolso que no todo el mundo puede permitirse por lo que los beneficiados son los que tienen mayor poder adquisitivo que se pueden permitirse gastarse 50 euros o más de una tacada.
El próximo día 21 se hablará mucho de música y de las reivindicaciones de las discográficas, los artistas y las tiendas, pero seguro que a los compradores nadie nos hará ni caso a menos que sea para criticarnos por piratas y exigirnos que compremos discos al desproporcionado precio que todos ellos marcan. Esa mayoría que se captó con la aparición del CD y que lo celebró como el mejor invento del mundo, en cuanto surgió otro sistema más cómodo, pequeño y con el que podías tener toda la música gratis, sin dudarlo un momento los abandonó.
Ahora se encuentran que, tras alimentar con basura durante años los oídos de todo el mundo, resulta que sólo compran discos los mismos que lo hacían antes de la fiebre del sonido digital y que a ellos no se los engaña con tanta facilidad. Se han acostumbrado a trabajar para la gran masa y ahora no conocen a su cliente potencial por lo que me temo que seguirán dando palos de ciego hasta que desaparezcan todos los que nos han metido en este lío y se haga cargo del negocio (en su termino más amplio y con todos los sectores involucrados) gente con ideas frescas y que ame más la música que su bolsillo...
Todo cambio, curiosamente, con la llegada del CD. Lejos de bajar los precios, el nuevo soporte lo único que hizo fue mantenerlos (valían 3000 pelas entonces y ahora 18 euros) a pesar de que los costes eran menores. Además las grandes superficies vieron la puerta abierta a la entrada en sus arcas de ingentes cantidades de dinero ya que el nuevo formato era tan fácil de usar que cualquiera podía hacerlo y el cliente potencial desde ese momento era cualquiera. Se inventaron milongadas del tipo de “Lleva tres y te regalamos el de menor valor” o “Descuentos progresivos: 1 el 10%, 2 el 20% y 3 o más el 30%”, pero con ellas llegaron también las trampas.
Si en los vinilos el hecho de poner una etiqueta con el precio los dejaba marcados para siempre (al quitarla es complicado que no se note la parte de la carpeta en la que estaba pegada), el CD admitía todo tipo modificaciones con el que las tiendas (sobre todo las grandes) han jugado hasta el aburrimiento. La estrategia es sencilla. De entrada lo marcan con un precio alto (El Corte Ingles bastante más que la FNAC u otras tiendas de ese tipo) y luego le ponen una etiqueta de oferta con otro precio bastante más bajo (de 22,50 más o menos a entorno a los 18). En función de sus promociones esa pegatina de oferta aparece y desaparece por o que según cual sea puedes acabar pagando más por un disco en rebajas que fuera de ellas. En su defensa dirán que a veces llegan a ofrecer el 30% de descuento, pero claro, para ello tienes que hacer un gran desembolso que no todo el mundo puede permitirse por lo que los beneficiados son los que tienen mayor poder adquisitivo que se pueden permitirse gastarse 50 euros o más de una tacada.
El próximo día 21 se hablará mucho de música y de las reivindicaciones de las discográficas, los artistas y las tiendas, pero seguro que a los compradores nadie nos hará ni caso a menos que sea para criticarnos por piratas y exigirnos que compremos discos al desproporcionado precio que todos ellos marcan. Esa mayoría que se captó con la aparición del CD y que lo celebró como el mejor invento del mundo, en cuanto surgió otro sistema más cómodo, pequeño y con el que podías tener toda la música gratis, sin dudarlo un momento los abandonó.
Ahora se encuentran que, tras alimentar con basura durante años los oídos de todo el mundo, resulta que sólo compran discos los mismos que lo hacían antes de la fiebre del sonido digital y que a ellos no se los engaña con tanta facilidad. Se han acostumbrado a trabajar para la gran masa y ahora no conocen a su cliente potencial por lo que me temo que seguirán dando palos de ciego hasta que desaparezcan todos los que nos han metido en este lío y se haga cargo del negocio (en su termino más amplio y con todos los sectores involucrados) gente con ideas frescas y que ame más la música que su bolsillo...
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