Una costumbre que vengo cultivando desde hace muchos años es acercarme cada principio de mes al quiosco que hay debajo de mi casa a comprar mis revistas musicales. A lo largo del tiempo han sido muchas las que han ido pasando por mis manos, algunas de una forma continuada y otras como el Guadiana apareciendo y desapareciendo en función de los contenidos y la pasta que pudiese gastar…
En los últimos años, y tras la desaparición de “Efe Eme” como revista física, han sido dos a las que mes a mes he recurrido para mantenerme informado: “Ruta 66” y “Rock de lux”… Sucede llegado a este punto que mientras que una de ellas cubre con creces mis necesidades e intereses, la otra cada día me parece más prescindible e inútil hasta el punto de que llevo un año jurándome que no la voy a volver a comprar, aunque al final cuando la cojo para ver los temas de los que trata y veo el CD…
Este mes la mencionada revista publica un número especial para festejar sus 25 años de vida en el que repasa la última década de discos (nacional e internacional), libros, comics y películas, y para variar (y en mi modesta opinión) han vuelto a dar la nota seleccionando unos discos que en muchas ocasiones no han trascendido más allá de sus páginas y se han olvidando de otros que sin lugar a dudas ya están por méritos propios entre los mejores no solo de estos últimos años si no que también de la historia.
Es evidente que sobre gustos no hay nada escrito (y más si la Rock de Lux está por medio), pero a nadie se le escapa que en la línea editorial de esta gente en los últimos años prima el esnobismo y el “mira que raro y original soy” sobre cualquier otra cosa circunstancia, por lo que yo cada vez me los creo menos. Creo que las revistas deben estar ahí para ofrecernos a los que nos gusta la música información para que investiguemos y busquemos lo que nos pueda interesar, pero cuando en el criterio que se usa no prima la calidad si no que sea raro, no lo conozca casi nadie y sus ventas sean mínimas, pues mal vamos… Y más cuando si por casualidad el artista en cuestión da el pelotazo o cambia el ingles por el castellano que entonces pasa de ser lo más interesante del panorama musical al fraude más grande que se recuerda en décadas…
No recuerdo el momento en el que fui consciente de que estaban empezando a perder el norte, pero supongo que fue a lo largo de los 90 cuando sus posturas empezaron a radicalizarse y, a excepción de Los Planetas, todo grupo que vendía algo (y no digamos los que vendían mucho) se convertía en un producto comercial al que había que destrozar, infravalorar e incluso ignorar llegando a mostrar hacia ellos un desprecio que difícilmente se podía entender y aceptar... Es cierto que esa premisa podía entenderse con algún artista puntual, pero en mi opinión el nivel general era tan bajo (tanto en la calidad de la música como de las grabaciones) que excepto a cuatro el resto podían entrar sin problemas en el saco de lo prescindible. Algunas canciones y la convicción de que el movimiento indie patrio fue algo que fundamentalmente ellos se encargaron de inflar y del que apenas queda nada.
No es la primera vez que lo digo pero, tal vez ahora que lo hago públicamente, es fácil que por fin me sienta obligado a cumplir mi palabra y dejé de comprar “Rock de lux”. Me confieso aburrido de tanta tontería y de tener que leer que lo último de “Animal Collective” es el mejor álbum de la década cuando, dejándose escuchar durante un ratito, me parece que es un ejercicio de pedantería sonora que después de diez minutos empieza a aburrir y al cabo de media hora sólo quedan ganas de pegarse un tiro o en su defecto dárselo al compositor.
Evidentemente estoy de acuerdo en muchos de los artistas y discos que integran las listas (nacional e internacional) y alguno de ellos seguro que están en mi “top ten” de la década, pero otros… Por favor…
En los últimos años, y tras la desaparición de “Efe Eme” como revista física, han sido dos a las que mes a mes he recurrido para mantenerme informado: “Ruta 66” y “Rock de lux”… Sucede llegado a este punto que mientras que una de ellas cubre con creces mis necesidades e intereses, la otra cada día me parece más prescindible e inútil hasta el punto de que llevo un año jurándome que no la voy a volver a comprar, aunque al final cuando la cojo para ver los temas de los que trata y veo el CD…
Este mes la mencionada revista publica un número especial para festejar sus 25 años de vida en el que repasa la última década de discos (nacional e internacional), libros, comics y películas, y para variar (y en mi modesta opinión) han vuelto a dar la nota seleccionando unos discos que en muchas ocasiones no han trascendido más allá de sus páginas y se han olvidando de otros que sin lugar a dudas ya están por méritos propios entre los mejores no solo de estos últimos años si no que también de la historia.
Es evidente que sobre gustos no hay nada escrito (y más si la Rock de Lux está por medio), pero a nadie se le escapa que en la línea editorial de esta gente en los últimos años prima el esnobismo y el “mira que raro y original soy” sobre cualquier otra cosa circunstancia, por lo que yo cada vez me los creo menos. Creo que las revistas deben estar ahí para ofrecernos a los que nos gusta la música información para que investiguemos y busquemos lo que nos pueda interesar, pero cuando en el criterio que se usa no prima la calidad si no que sea raro, no lo conozca casi nadie y sus ventas sean mínimas, pues mal vamos… Y más cuando si por casualidad el artista en cuestión da el pelotazo o cambia el ingles por el castellano que entonces pasa de ser lo más interesante del panorama musical al fraude más grande que se recuerda en décadas…
No recuerdo el momento en el que fui consciente de que estaban empezando a perder el norte, pero supongo que fue a lo largo de los 90 cuando sus posturas empezaron a radicalizarse y, a excepción de Los Planetas, todo grupo que vendía algo (y no digamos los que vendían mucho) se convertía en un producto comercial al que había que destrozar, infravalorar e incluso ignorar llegando a mostrar hacia ellos un desprecio que difícilmente se podía entender y aceptar... Es cierto que esa premisa podía entenderse con algún artista puntual, pero en mi opinión el nivel general era tan bajo (tanto en la calidad de la música como de las grabaciones) que excepto a cuatro el resto podían entrar sin problemas en el saco de lo prescindible. Algunas canciones y la convicción de que el movimiento indie patrio fue algo que fundamentalmente ellos se encargaron de inflar y del que apenas queda nada.
No es la primera vez que lo digo pero, tal vez ahora que lo hago públicamente, es fácil que por fin me sienta obligado a cumplir mi palabra y dejé de comprar “Rock de lux”. Me confieso aburrido de tanta tontería y de tener que leer que lo último de “Animal Collective” es el mejor álbum de la década cuando, dejándose escuchar durante un ratito, me parece que es un ejercicio de pedantería sonora que después de diez minutos empieza a aburrir y al cabo de media hora sólo quedan ganas de pegarse un tiro o en su defecto dárselo al compositor.
Evidentemente estoy de acuerdo en muchos de los artistas y discos que integran las listas (nacional e internacional) y alguno de ellos seguro que están en mi “top ten” de la década, pero otros… Por favor…
2 comentarios:
Yo ya no estoy inscrito a Rock de Lux.Estoy de acuerdo contigo en casi todo, pero Animal Collective me parecen muy buenos.Y tego un muy buen recuerdo del concierto que dieron en la plaza de la Universidad.
CURRO
Totalmente de acuerdo.
Además los muy cretinos subieron hace ya años el precio de la revista al meter ese cd sin mucho valor añadido, con el único objetivo de inflar su ego, para así creer que gestionan una discográfica. Lo mismo que pinchan discos para imaginarse artistas. Hace tiempo que deje de adquirir semejante ejercicio de onanismo. Por lo demás es un ejemplo de la sectorización de la cultura catalana... ¿Por qué Peret y no Manolo Escobar?....
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