sábado, 9 de mayo de 2009

Echando gasolina a la hoguera de su vanidad...

Hoy quiero dedicarle estas líneas a dos personajes que si por algo se han destacado en los últimos tiempos ha sido ha sido por dar al resto de los mortales lecciones éticas en lo que refiere a cuestiones musicales. Lo cierto es que si lo que ha sucedido con Ramoncín no me ha sorprendido en exceso, lo que pasó el pasado sábado 2 de en el Palacio de la Comunidad de Madrid me ha dejado un tanto perplejo. Supongo que quien más quien menos ya habrá visto las imágenes (si no pincha aquí) y sabrá que durante la presentación en directo del último disco de Fangoria, y mientras interpretaba el tema “Retorciendo palabras”, se cayó al suelo y se pego un buen castañazo...

Eso en si no seria noticia de no ser por que su voz mientras se producía la caída no se vio alterada y no se percibió en ella lo que acababa de suceder (que se había dado de morros contra el suelo). La conclusión a la que se llega después de ver la imágenes es bastante clara, la diva de “la movida” estaba haciendo play back. Ya digo que en otras circunstancias habría pasado por alto la noticia y pensaría que solo seria interesante para un programa de esos en los que ponen videos de gente dándose golpes, pero precisamente viniendo la cosa de Alaska merece al menos un pequeño comentario.

Si en lo musical cuando menos me merece un respeto (creo firmemente en lo que hizo junto a Berlanga y Canut y su carrera junto al segundo en Fangoria sin irme demasiado creo que tiene cosas interesantes), su actitud de “soy la más enrollada y guay y lo que hacemos mi maridito y yo es lo que mola y lo que hace el resto una mierda” cada vez la soporto menos. Va mirando al resto de los mortales por encima del hombro como si estuviese por encima del bien y del mal, y con cosas como esta lo que demuestra es que es una tramposa y que, si bien lo otro puede ser cierto dentro de la “élite” en la que se mueve, se comporta como cualquier artista mediocre incapaz de defender su trabajo en directo sin recurrir al engaño de un público (que paga religiosamente los altos precios de un concierto) que lo único que espera es que lo que va a ver sea verdad (para lo otro ya está el disco). Un aplauso señora, usted si que sabes como dar ejemplo... Menos mal que está para mostrarnos el camino a seguir que si no nuestra vida estaría tan vacía...

De José Ramón Julio Martínez Márquez se podría escribir un libro con todas las salidas de pata de banco que ha tenido, pero la última es, cuando menos, previsible, lo que yo agradezco ya que cada vez que leo algo con su nombre en la prensa me temo lo peor... Esta vez lo único que ha hecho ha sido seguir su instinto y buscar el programa más dañino de su sector para fichar por el. Y aunque haga tiempo que se sabe la noticia y por lo que he podido ver se haya escrito mucho al respecto, tenia que decir algo sobre la presencia de Ramoncín como jurado de la enésima edición de Operación Triunfo.

Parece ser que el objetivo principal del programa en los últimos tiempos consiste en ver como un tipo ofensivo y maleducado que hace de jurado humilla a unos chavales cuyo único delito es querer forrarse a costa de la música. Pues ahí es donde ha empezado a trabajar nuestro amigo, y si no me equivoco mucho entrará en competencia con el otro sujeto por lo que nos espera unas semanas no aptas para gente con el vómito fácil y sufridores con vergüenza ajena... Que alguien me diga que pinta el rey del pollo frito en un programa como este...

Si el tipo que fue a finales de los 70 levantase la cabeza se volvería a morir del susto y le soltaría dos bofetones, pero ya se encargó el solito de enterrar su imagen a lo largo de los años y ya no sabe en que consiste el respeto por uno mismo. El que antaño fue azote de los triunfitos criticándoles por falta de autenticidad, ahora está dispuesto a entrar en un juego en el que supuestamente se hurta la posibilidad a gente que realmente merece la pena a costa de productos prefabricados. Lo que sucede es que esta vez el sacará sus beneficios (q supongo que no serán bajos) y eso cambia las cosas, aunque por coherencia es algo que debería comentar cuando critica algo: “esto es malo por que yo no gano nada con ello”.

Para despedirme me gustaría recordar un dicho tradicional que dice algo así como que “es mejor no escupir al cielo por que te podría caer en la cara”... Pues algo así es lo que creo que ha pasado con estos dos personajes que a principios de los 80 fueron iconos de rebeldía y la postmodernidad y que se han convertido en lo que aquel momento tanto criticaron. Y aunque me temo que siguen creyéndose que son lo que eran, de vez en cuando el escupitajo les cae encima para ponerlos en su sitio.

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