Soy conciente que la presencia de Mario Benedetti en este blog está un poco cogida con alfileres, pero no quería dejar pasar la ocasión (triste ocasión), para rendirle un pequeño y modesto homenaje. Lo que se puede decir de él es que (como prácticamente todo el mundo) conocí a Benedetti antes de mucho antes de saber que existía. Con el tiempo, cuando por fin descubres al poeta, te das cuenta de que muchos de sus versos los habías visto escritos en un cartel, o en la carpeta de alguna compañera, o en alguna cita de agenda sin ser consciente de a quien pertenecía.
Aquí esta por que en 1985 Serrat musicó algunos de sus poemas y los reunió en el álbum “El sur también existe”. Pero la labor del poeta en el disco no fue exclusivamente la de dar el permiso para que se hiciese, si no que se implicó y participó directamente en el retoque de los versos para hacerlos canción “me fue muy fácil conectar y trabajar con él y lo que me gustó mucho fue que entendió la diferencia que hay entre un poeta y un escribidor de canciones, técnicamente hablando, y rehizo aquellos versos, para hacer letras de canciones, de una forma muy natural, porque comprendió bien los problemas que puede tener el músico a la hora de crear una canción”. Y en mi opinión en ese hecho se resume la grandeza de Mario Benedetti ya que otros autores se habrían negado a retocar una sola coma, pero el, que entendía la literatura como algo en permanente movimiento, se encargó de darle esa nueva vida a sus textos dotándoles de un nuevo sentido.
De todas maneras no fue la música lo que me acercó al poeta si no el cine. Cuando por fin identifique los versos que me sonaban de toda la vida con él, he de reconocer que no me gustaron demasiado y me parecieron un pelín cursis. Todo cambio a raíz de ver la película “El lado oscuro del corazón” de Eliseo Subiela con la que de repente sentí que todas esas palabras cobraban un nuevo sentido y, como San Pablo, caí de mi caballo y las escamas me desaparecieron de los ojos. Luego en 1996 ó1997, cuando le invistieron Doctor Honoris Causa por la Universidad de Valladolid, pude darle la mano, y en ese momento tuve la sensación de que nunca saludaría a nadie tan especial.
Aunque esta colaboración con Serrat no va ser precisamente el trabajo por el que más se le recuerde, a mi me ha servido de excusa para poder despedirme de él (demasiadas en tan poco tiempo). Ahora, más de una década después, no sabría decir si el sentimiento de esa mañana en el paraninfo de la universidad sigue siendo el mismo. A lo largo del camino te encuentras gente que te abre a nuevos horizontes y te llevan a preguntarte en consiste lo especial, el duende, el talento... En cualquier caso, lo que si que tengo claro, es que uno de los momentos más especiales que recuerdo al mirar atrás es el instante en el que pude saludar a Mario Benedetti.
Compañera usted sabe
puede contar conmigo
no hasta dos o hasta diez
sino contar conmigo.
Si alguna vez advierte
que a los ojos la miro
y una veta de amor
reconoce en los míos
no alerte sus fusiles
ni piense que deliro.
A pesar de esa veta
de amor desprevenido
usted sabe que puede
contar conmigo.
Pero hagamos un trato
nada definitivo
yo quisiera contar
con usted es tan lindo
saber que usted existe
uno se siente vivo.
Quiero decir contar
hasta dos, hasta cinco
no ya para que acuda
presurosa en mi auxilio
sino para saber
y así quedar tranquilo
que usted sabe que puede
contar conmigo.
Aquí esta por que en 1985 Serrat musicó algunos de sus poemas y los reunió en el álbum “El sur también existe”. Pero la labor del poeta en el disco no fue exclusivamente la de dar el permiso para que se hiciese, si no que se implicó y participó directamente en el retoque de los versos para hacerlos canción “me fue muy fácil conectar y trabajar con él y lo que me gustó mucho fue que entendió la diferencia que hay entre un poeta y un escribidor de canciones, técnicamente hablando, y rehizo aquellos versos, para hacer letras de canciones, de una forma muy natural, porque comprendió bien los problemas que puede tener el músico a la hora de crear una canción”. Y en mi opinión en ese hecho se resume la grandeza de Mario Benedetti ya que otros autores se habrían negado a retocar una sola coma, pero el, que entendía la literatura como algo en permanente movimiento, se encargó de darle esa nueva vida a sus textos dotándoles de un nuevo sentido.
De todas maneras no fue la música lo que me acercó al poeta si no el cine. Cuando por fin identifique los versos que me sonaban de toda la vida con él, he de reconocer que no me gustaron demasiado y me parecieron un pelín cursis. Todo cambio a raíz de ver la película “El lado oscuro del corazón” de Eliseo Subiela con la que de repente sentí que todas esas palabras cobraban un nuevo sentido y, como San Pablo, caí de mi caballo y las escamas me desaparecieron de los ojos. Luego en 1996 ó1997, cuando le invistieron Doctor Honoris Causa por la Universidad de Valladolid, pude darle la mano, y en ese momento tuve la sensación de que nunca saludaría a nadie tan especial.
Aunque esta colaboración con Serrat no va ser precisamente el trabajo por el que más se le recuerde, a mi me ha servido de excusa para poder despedirme de él (demasiadas en tan poco tiempo). Ahora, más de una década después, no sabría decir si el sentimiento de esa mañana en el paraninfo de la universidad sigue siendo el mismo. A lo largo del camino te encuentras gente que te abre a nuevos horizontes y te llevan a preguntarte en consiste lo especial, el duende, el talento... En cualquier caso, lo que si que tengo claro, es que uno de los momentos más especiales que recuerdo al mirar atrás es el instante en el que pude saludar a Mario Benedetti.
Compañera usted sabe
puede contar conmigo
no hasta dos o hasta diez
sino contar conmigo.
Si alguna vez advierte
que a los ojos la miro
y una veta de amor
reconoce en los míos
no alerte sus fusiles
ni piense que deliro.
A pesar de esa veta
de amor desprevenido
usted sabe que puede
contar conmigo.
Pero hagamos un trato
nada definitivo
yo quisiera contar
con usted es tan lindo
saber que usted existe
uno se siente vivo.
Quiero decir contar
hasta dos, hasta cinco
no ya para que acuda
presurosa en mi auxilio
sino para saber
y así quedar tranquilo
que usted sabe que puede
contar conmigo.
“Hagamos un trato” está extraída del álbum "El sur también existe" / ARIOLA – 1985
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