Lo cierto es que, aunque a veces pueda parecer lo contrario, este no es un blog dedicado a criticar a los responsables de gestionar los derechos de autor en este país. Yo quería hablar simplemente de música y de higos a brevas, bajo el epígrafe “Show me the money” comentar algo sobre los asuntos sucios que se mueven dentro de este mundillo. La circunstancias me han llevado a abusar más de lo que me hubiese gustado de este tema pero, que queréis, los hechos son los que son, y me empieza a parecer que el señor Bautista actúa así con la única intención de hacerme enfadar.
Hace unos días comentaba que al principio (como productor del primer disco de Nacha Pop y por lo bien que hablaban los chicos de él) Teddy no me caía mal pero, cuando empecé a conocerle por sus actos, mi percepción cambió y ahora lo considero uno de los grandes cánceres de nuestra música ya que está consiguiendo que mucha gente (sobre todo los que no la aman) meta a todos los artistas en el mismo saco y los vea con malos ojos. Y claro, tras la noticia que apareció la semana pasada, se ha vuelto a levantar una gran tormenta contra ellos que está consiguiendo que, lo que es justo que cobren como autores o intérpretes, vuelva a ponerse en duda desde ciertos sectores.
Empezaré con lo ocurrido. Al parecer hace tres años la SGAE se puso en contacto con el alcalde de Bobadilla del Monte (curiosamente, que no por esto, hoy imputado en el “caso Gürtel”) para que les cediera el uso del Palacio del Infante don Luis de Borbón para instalar allí su nueva sede. El objetivo, al parecer, era desarrollar actividades socio culturales y ofrecían invertir 30 millones de euros en su restauración y reforma. El ayuntamiento aprobó la cesión durante 75 años con el apoyo del PP y del PSOE aunque, como los dos concejales de Alternativa por Boadilla (APB) denunciaron el asunto por considerar que se cometían varias irregularidades, de momento todo sigue en los tribunales a espera de sentencia (que por lo que se dice no debería tardar mucho).
Hay que decir, antes de continuar, que el palacio en cuestión fue declarado en 1974 monumento histórico-artístico y tiene la vitola de Bien de Interés Cultural (es obra de Ventura Rodríguez y está fechado en 1765), por lo que sólo están permitidos en él obras de conservación, restauración y mantenimiento. Y aquí es donde empiezan a chocar con la legalidad. En el proyecto, además de construir unos 9.500 metros cuadrados adicionales (no le basta con los 6.000 metros edificados), pretender reformar por completo el interior tirando y levantando tabiques, poniendo ascensores y haciendo bibliotecas, aulas, salón de actos, despachos, residencia de becarios y profesores...
Yo no entraré en eso ya que es cosa de la justicia y el Patrimonio Nacional, pero si en la forma de gastar su (nuestro) dinero y la imagen que de cara al exterior están dando. Si nos atenemos a su discurso, los autores españoles están al borde de la indigencia, sus ingresos son cada vez menores y su futuro musical se encuentra en grave peligro. Me pregunto (por demagógico que pueda parecer) que hacen entonces, en una época de crisis en la sociedad en general y su sector en particular, invirtiendo 30 millones de euros en una nueva sede cuando la que ya tienen es bastante espectacular.
Su problema es que, más que luchar por los intereses reales de los músicos, han entrado en una espiral recaudatoria (cosa que muchos de ellos agradecen) y de grandiosismo que en algún momento puede volverse en su contra. Entiendo que se sientan cerca de la divinidad, ya que son intocables y sus deseos han sido órdenes para los distintos gobiernos, pero espero que en este intento de levantar un gran templo en honor a su faraón Teddy – I, se estrellen y por fin alguien (en este caso una justicia que ya de por si se encuentra en entredicho) se atreva a plantarles casa y frenar su ansia de influencia ilimitada sobre el poder...
Hace unos días comentaba que al principio (como productor del primer disco de Nacha Pop y por lo bien que hablaban los chicos de él) Teddy no me caía mal pero, cuando empecé a conocerle por sus actos, mi percepción cambió y ahora lo considero uno de los grandes cánceres de nuestra música ya que está consiguiendo que mucha gente (sobre todo los que no la aman) meta a todos los artistas en el mismo saco y los vea con malos ojos. Y claro, tras la noticia que apareció la semana pasada, se ha vuelto a levantar una gran tormenta contra ellos que está consiguiendo que, lo que es justo que cobren como autores o intérpretes, vuelva a ponerse en duda desde ciertos sectores.
Empezaré con lo ocurrido. Al parecer hace tres años la SGAE se puso en contacto con el alcalde de Bobadilla del Monte (curiosamente, que no por esto, hoy imputado en el “caso Gürtel”) para que les cediera el uso del Palacio del Infante don Luis de Borbón para instalar allí su nueva sede. El objetivo, al parecer, era desarrollar actividades socio culturales y ofrecían invertir 30 millones de euros en su restauración y reforma. El ayuntamiento aprobó la cesión durante 75 años con el apoyo del PP y del PSOE aunque, como los dos concejales de Alternativa por Boadilla (APB) denunciaron el asunto por considerar que se cometían varias irregularidades, de momento todo sigue en los tribunales a espera de sentencia (que por lo que se dice no debería tardar mucho).
Hay que decir, antes de continuar, que el palacio en cuestión fue declarado en 1974 monumento histórico-artístico y tiene la vitola de Bien de Interés Cultural (es obra de Ventura Rodríguez y está fechado en 1765), por lo que sólo están permitidos en él obras de conservación, restauración y mantenimiento. Y aquí es donde empiezan a chocar con la legalidad. En el proyecto, además de construir unos 9.500 metros cuadrados adicionales (no le basta con los 6.000 metros edificados), pretender reformar por completo el interior tirando y levantando tabiques, poniendo ascensores y haciendo bibliotecas, aulas, salón de actos, despachos, residencia de becarios y profesores...
Yo no entraré en eso ya que es cosa de la justicia y el Patrimonio Nacional, pero si en la forma de gastar su (nuestro) dinero y la imagen que de cara al exterior están dando. Si nos atenemos a su discurso, los autores españoles están al borde de la indigencia, sus ingresos son cada vez menores y su futuro musical se encuentra en grave peligro. Me pregunto (por demagógico que pueda parecer) que hacen entonces, en una época de crisis en la sociedad en general y su sector en particular, invirtiendo 30 millones de euros en una nueva sede cuando la que ya tienen es bastante espectacular.
Su problema es que, más que luchar por los intereses reales de los músicos, han entrado en una espiral recaudatoria (cosa que muchos de ellos agradecen) y de grandiosismo que en algún momento puede volverse en su contra. Entiendo que se sientan cerca de la divinidad, ya que son intocables y sus deseos han sido órdenes para los distintos gobiernos, pero espero que en este intento de levantar un gran templo en honor a su faraón Teddy – I, se estrellen y por fin alguien (en este caso una justicia que ya de por si se encuentra en entredicho) se atreva a plantarles casa y frenar su ansia de influencia ilimitada sobre el poder...
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