Hoy Los Secretos celebran, con un concierto en la plaza de toros de Las Ventas, sus 30 años en la música. Para la ocasión se harán acompañar por gente como Miguel Ríos, José María Granados, Amaral, Fito Cabrales, David Summers, Conchita, Miguel Bosé o Manolo García, con los que supongo que cantarán alguna de sus canciones. Además, y para que nadie olvide el evento, todo se grabara para publicarse en DVD previsiblemente con vistas a las fiestas navideñas. Hasta aquí todo seria perfecto si no fuese por un pequeño detalle. Para mi ellos ya no son Los Secretos
Diré (y solo hace falta ver parte mi colección de discos del grupo) que los adoro, que durante años fueron mi apoyo a lo largo de interminables madrugadas, que recorrí cientos de kms para verlos en directo, que en lo personal me parecen de lo mejor que me he encontrado en este mundillo tan perro a veces (he tenido el placer de coincidir en bastantes ocasiones con Jesús, Alvaro, Javi, Enrique y Ramón y no puedo decir de ellos ni media mala palabra), que son grandes músicos y hacen unas canciones preciosas... Pero también diré que, antes de que nos dejase Enrique, en la practica la banda estaba enterrada, y que lo de estos últimos años ha sido una propina que bien podían habernos ahorrado.
Creo que a nadie se le oculta que las reunificaciones de grupos suelen generarme urticaria, pero tanto o más me molestan espectáculos como los que han dado The Doors o Queen + Paul Rodgers (y ojo a las noticias que llegan de Led Zepellin que, no solo se van a volver a juntar para hacer una gira, si no que amenazan con hacerla sin Robert Plant) en los que todo vale si hay una pela por ganar. Lo de Los Secretos, para mi, esta en el límite del bien y del mal (que cantarían otros), pero bordeando peligrosamente el lado oscuro. Comparo su situación con la de los Pink Floyd post Waters (aunque gracias a eso pude verlos en San Sebastián en 1994). Nadie podía negar la legitimidad a Gilmour para seguir con el grupo, ya que el no quería romperlo, pero está claro que, sin Roger, carecía de sentido (hilando muy fino podríamos discutir, incluso, la vigencia del grupo sin Barret, aunque creo que demostraron que creativamente merecían la pena, cosa que no ocurrió después)
Una noche de febrero de 1997, y después de una actuación junto a Begoña Larrañaga (tengo una grabación con un sonido más que digno que algún día verá la luz), Enrique me comentó tomando una copa, que el grupo ya no existía. Acababan de sacar la caja, y la consideraba el testamento perfecto. Lo que le ilusionaba era seguir así, tocando por garitos, sintiendo el calor del público y tocando cada noche lo que le apeteciera. En cualquier caso tenia con la banda una larga gira por delante, pero a nivel practico, para él estaba finiquitada. Tanto la aparición al año siguiente del disco de ambos hermanos por separado, como un segundo volumen de grandes éxitos a finales de 1999 (después de 4 años sin canciones nuevas eso era todo lo que podían ofrecer), no hizo más que confirmar esas palabras de que no volvería a grabar con ellos.
La aparición de "A tu lado", tras la muerte de Enrique, con la emocionante "Te he echado de menos", y la maravillosa "Hoy la vi", podría haber sido el epílogo perfecto para una de las carreras más redondas de nuestra historia musical. Pero ya en la gira homenaje se vio que la cosa no acabaría ahí. Alvaro podía haber seguido con su aventura en solitario (e incluso hacer en una fecha muy concreta como la de hoy este concierto), pero el peso del nombre (al igual que sucedía con Pink Floyd) permitía explotar mejor un repertorio fantástico y seguir llenando salas. Y con la excusa de que el público lo pedía, la alargo innecesariamente...
Y es una pena, ya que desde "Dos caras distintas" todo lo que hemos tenido han sido recopilaciones (la caja, dos volúmenes de grandes éxitos, el homenaje, un directo con orquesta, otra caja de 30 aniversario y en unos meses el concierto de hoy) y dos grabaciones en estudio que, paradójicamente, podrían ser dos muy buenos discos de Alvaro y, por contra, se han convertido en los peores de Los Secretos.
Diré (y solo hace falta ver parte mi colección de discos del grupo) que los adoro, que durante años fueron mi apoyo a lo largo de interminables madrugadas, que recorrí cientos de kms para verlos en directo, que en lo personal me parecen de lo mejor que me he encontrado en este mundillo tan perro a veces (he tenido el placer de coincidir en bastantes ocasiones con Jesús, Alvaro, Javi, Enrique y Ramón y no puedo decir de ellos ni media mala palabra), que son grandes músicos y hacen unas canciones preciosas... Pero también diré que, antes de que nos dejase Enrique, en la practica la banda estaba enterrada, y que lo de estos últimos años ha sido una propina que bien podían habernos ahorrado.
Creo que a nadie se le oculta que las reunificaciones de grupos suelen generarme urticaria, pero tanto o más me molestan espectáculos como los que han dado The Doors o Queen + Paul Rodgers (y ojo a las noticias que llegan de Led Zepellin que, no solo se van a volver a juntar para hacer una gira, si no que amenazan con hacerla sin Robert Plant) en los que todo vale si hay una pela por ganar. Lo de Los Secretos, para mi, esta en el límite del bien y del mal (que cantarían otros), pero bordeando peligrosamente el lado oscuro. Comparo su situación con la de los Pink Floyd post Waters (aunque gracias a eso pude verlos en San Sebastián en 1994). Nadie podía negar la legitimidad a Gilmour para seguir con el grupo, ya que el no quería romperlo, pero está claro que, sin Roger, carecía de sentido (hilando muy fino podríamos discutir, incluso, la vigencia del grupo sin Barret, aunque creo que demostraron que creativamente merecían la pena, cosa que no ocurrió después)
Una noche de febrero de 1997, y después de una actuación junto a Begoña Larrañaga (tengo una grabación con un sonido más que digno que algún día verá la luz), Enrique me comentó tomando una copa, que el grupo ya no existía. Acababan de sacar la caja, y la consideraba el testamento perfecto. Lo que le ilusionaba era seguir así, tocando por garitos, sintiendo el calor del público y tocando cada noche lo que le apeteciera. En cualquier caso tenia con la banda una larga gira por delante, pero a nivel practico, para él estaba finiquitada. Tanto la aparición al año siguiente del disco de ambos hermanos por separado, como un segundo volumen de grandes éxitos a finales de 1999 (después de 4 años sin canciones nuevas eso era todo lo que podían ofrecer), no hizo más que confirmar esas palabras de que no volvería a grabar con ellos.
La aparición de "A tu lado", tras la muerte de Enrique, con la emocionante "Te he echado de menos", y la maravillosa "Hoy la vi", podría haber sido el epílogo perfecto para una de las carreras más redondas de nuestra historia musical. Pero ya en la gira homenaje se vio que la cosa no acabaría ahí. Alvaro podía haber seguido con su aventura en solitario (e incluso hacer en una fecha muy concreta como la de hoy este concierto), pero el peso del nombre (al igual que sucedía con Pink Floyd) permitía explotar mejor un repertorio fantástico y seguir llenando salas. Y con la excusa de que el público lo pedía, la alargo innecesariamente...
Y es una pena, ya que desde "Dos caras distintas" todo lo que hemos tenido han sido recopilaciones (la caja, dos volúmenes de grandes éxitos, el homenaje, un directo con orquesta, otra caja de 30 aniversario y en unos meses el concierto de hoy) y dos grabaciones en estudio que, paradójicamente, podrían ser dos muy buenos discos de Alvaro y, por contra, se han convertido en los peores de Los Secretos.
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