miércoles, 8 de octubre de 2008

Yo no maté a la estrella de la radio... ¡Se suicidó!


Los compradores de discos estamos viviendo con autentica felicidad esta mal llamada crisis del sector y que, utilizando palabras que bien podrían salir de la boca del presidente de gobierno, yo considero más bien un reajuste del mercado. Cuando empecé a comprar discos a principios de los 80, si exceptuamos a los superventas (que siempre los ha habido y que eran cuatro), no había nadie que vendiendo mas allá de 10000 copias no se sintiese satisfecho. Al fin y al cabo el disco no era más que un medio para llegar a lo que realmente les hacía ganar dinero que eran las actuaciones en directo. Grababan en invierno, lo sacaban a la venta en primavera, giraban en verano, componían en otoño y vuelta a empezar. Hasta mediados de esa década la media de disco al año la seguía todo grupo que se preciase.

No se muy bien en que momento esta dinámica se rompió, pero supongo que fue cuando alguien cayó en la cuenta de que si a un disco en lugar de sacarle un año de vida útil se le sacaban dos o tres, con la misma inversión se ganaba más pasta. El siguiente paso fue cambiar las estrategias, ya que no se puede actuar de la misma manera si los plazos se amplían. Si la compañía confiaba en ti la maquinaria empezaba a moverse en septiembre/octubre para abarcar bien toda la temporada. El resto se tenían que conformar con seguir como hasta ese momento, con poco apoyo, casi nula promoción, y confiando en la diosa fortuna y en que, el disquero al que le habías tocado en suerte, supiese moverse y tuviese ganas de currar...

Para empezar se inventaron el single de adelanto, que no es más que la canción que informa al posible comprador que el artista sigue vivo, que falta poco para que el disco esté en la calle y el estilo que va a tener. Una vez publicado empezaba la ruta por los medios que consistía en playbacks en todo tipo de programas de televisión, entrevistas en radios y periódicos, firma de discos en tiendas y grandes almacenes, alguna pequeña actuación para público selecto y escogido... El segundo single sirve para preparar las ventas navideñas y la gira, que se dividirá en dos partes: una en invierno en sitios cerrados, y otra en verano en plazas mayores y de toros. Para eso, al menos, necesitabas otros dos singles y hacer entrevistas por provincias, para mantener vivo el interés y garantizarte así estar en las fiestas patronales. Con eso y un poco de suerte llegabas al Pilar e incluso, si conseguías exprimir el disco a fondo, a las navidades siguientes ...

Lógicamente el artista acababa exhausto, así que necesitaba un año para descansar, desconectar y pulirse parte de la pasta que había ganado. Luego otra temporadita para centrarse y un poco más de tiempo para empezar a componer, grabar y poder poner la maquinaria en marcha otra vez... Así vivieron el final de los ochenta, los noventa y parte de este siglo los Mecano, Manolo García (o El Ultimo), Alejandro Sanz... pero también gente debutante como La Oreja o Alex Ubago. Todos se convirtieron en dinosaurios, moviendo grandes estructuras (tanto físicas en forma de escenario como humanas con asesores, managers, gente de marketing...) y viviendo una situación engañosa, ya que, si bien los más veteranos se habían curtido desde abajo, los nuevos con apenas un disco y sin repertorio se veían embarcados en algo que, en muchos casos les superaba y casi siempre los devoraba... La gran mayoría de esos ¿donde están ahora?

La música se convirtió en objeto de consumo global (hasta mi abuela se puso a comprar CD's), y al que no conseguía, al menos, disco de platino en la compañía le miraban mal. Pero claro, esos consumidores de canciones no eran clientes fieles, y en el momento que pudieron conseguir el mismo producto más barato e incluso gratis, se bajaron del barco. Y aquí estamos ahora. Con un sistema y unas estrategias que ya no sirven, unas compañías que no han sabido reaccionar ni adaptarse a los nuevos tiempos, y muchos artistas, que lo han sido de ganar dinero trabajando lo justito, y que ahora no quieren perder ese status y se dedican a lloriquear a quién les quiera escuchar.

Pero todo ha cambiado, y los que se acerquen a la música buscando el dinero fácil y rápido tendrán que esperar. Y mientras los que seguimos comprando discos nos encontramos con que muchas grandes superficies empiezan a liquidar lo que tienen y lo que antes valía 20 empieza a costar 5, y que esperando un poco las novedades se convierten en serie media en menos tiempo del que antes pasaba entre single y single , y que además se han vuelto a editar vinilos...

Y que quieres que te diga si ellos solitos se han cargado su negocio. Por mucho que insistan en que estamos matando la música, la realidad es que sigue saliendo gente cuya pasión es hacer canciones, y que existen discográficas pequeñas y un circuito de salas dispuestos a apostar por ellos, y que los que buscamos cosas que no puedan sonar en el hilo musical de un ascensor seguimos encontrando el aire que necesitamos para respirar (¿habéis escuchado a Vetusta Morla?) en otro sitio... Y que al que al final ni el vídeo, ni tu, ni yo hemos matado a la estrella de la radio. Se suicidó ella.

No hay comentarios: