Si hay algo por lo que siempre he tenido curiosidad es por saber que pasa en el interior de Albert Pla. El primer recuerdo que me tengo de él tiene forma de noticia en un fanzine que decía algo así como que su discográfica secuestraba su nuevo disco por llevar una canción en la que hablaba de una relación sentimental entre terroristas. Enseguida me puse en contacto con mi camello musical del momento y en un par de días estaba escuchando "Joaquín el necio", "El bar de la esquina" y los demás temas de "No solo de rumba vive el hombre". Lo cierto es que, aunque luego lo ha hecho mucha gente, en muy pocas ocasiones se ha escuchado un reconocimiento hacia su persona como pionero y eso que allá por 1992 nadie pensaba que la fusión de la rumba con el rock pudiese interesar a nadie, y menos aun si iba acompañado de unos textos tan llenos de cachondeo, ironía y a veces una alta dosis de crítica social camuflada con esa peculiar forma de cantar y su carita de no haber roto un plato.
Para hacer tiempo, y en lo que se pegaba con Ariola por el disco censurado, publicó en 1995 "Supone Fonollosa" musicando textos del poeta catalán José María Fonollosa y añadiendo un tema sacado de "Veintegenarios" (así se llamaba el álbum de la discordia) que no era más que su lectura particular del clásico de Lou Reed que tituló "El lado más salvaje de la vida" y que le puso enseguida como el cantautor favorito dentro de los círculos más alternativos.
Cuando por fin en 1997 su discográfica levanto el veto, poco quedaba ya del disco original ya que había regrabado algunas e incluido otras nuevas e incluso el título había cambiado para titularse "Veintegenarios en Alburquerque". Yo creo que las expectativas eran tan altas y se había escrito tanto del proyecto que al final la gente quedó un tanto decepcionada, y la gran mayoría, que le habían adorado por que era lo que se llevaba, se olvidó de él. Hay que decir que ayudó el hecho de que se tirase cinco años sin entrar a grabar y que cuando lo hizo en 2002 y 2003 fuese para cantar en su lengua madre por lo que su repercusión en el resto del estado fue casi nula.
Al margen de lo musical ha desarrollado también una carrera paralela como actor, y así ha aparecido en las películas “Airbag” de Juanma Bajo Ulloa, “Los que aman” de Isabel Coixet, “De niños” de Joaquín Jordá y el corto “Eureka” de Salvador Perpigná; y en teatro ha hecho mas de 150 representaciones de Caracuero al margen de su propio espectáculo músico-teatral (“Canciones de amor y de droga”) y su debut tras las cámaras en “El malo de la película” ambas en compañía de Judith Farrés.
Y por fin tras su disco en directo, “Vida y milagros”, publicado hace un par de años y tras concluir contrato con su discográfica, esta noche he podido verle en directo con su nuevo espectáculo en el Círculo de bellas artes de Madrid. En “La diferencia” nos encontramos a un Pla solo en el escenario enfrentándose a todas las tareas propias del show (aparentemente, ya que desde bambalinas los técnicos correspondientes controlan todos los pormenores) como son las luces y el sonido. Con la única compañía de una guitarra eléctrica va teatralizando de forma lineal y como si fuera una sola historia los distintos temas de su nuevo álbum (llamado igual que el espectáculo) con una crudeza tal que parece que toda la fuerza e inspiración le salen desde el fondo del estómago. Mezclando la ironía con lo macabro (consigue que te sonrías con asuntos no tienen ni pinta de gracia) ayuda a que reflexiones obre la validez del mundo en el que vivimos y las cosas que nos rodean sin por ello dramatizar ni rasgarse las vestiduras.
Si te gusta su universo particular, te cae bien y nos tienes prejuicios para reírte de cualquier cosa no deberías perderte “La diferencia”. En lo musical aporta poco, ya que, como sucede con Krahe, parece que siempre están cantando la misma canción con ese toque rumberillo y la vocecita de niño pequeño que pone (y en este formato más, ya que cuando escuchas el disco en casa te das cuenta que es el que tiene más variedad melódica y de estilos), pero como espectáculo (el lo define como “multimierda puro”) es inteligente, divertido y muy efectivo, y todos los llenábamos la sala (y los que lo hicieron las 11 noches consecutivas que ha agotado el papel) salíamos satisfechos y un poco más felices a pesar del mundo que nos rodea...
Si te gusta su universo particular, te cae bien y nos tienes prejuicios para reírte de cualquier cosa no deberías perderte “La diferencia”. En lo musical aporta poco, ya que, como sucede con Krahe, parece que siempre están cantando la misma canción con ese toque rumberillo y la vocecita de niño pequeño que pone (y en este formato más, ya que cuando escuchas el disco en casa te das cuenta que es el que tiene más variedad melódica y de estilos), pero como espectáculo (el lo define como “multimierda puro”) es inteligente, divertido y muy efectivo, y todos los llenábamos la sala (y los que lo hicieron las 11 noches consecutivas que ha agotado el papel) salíamos satisfechos y un poco más felices a pesar del mundo que nos rodea...
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