En la entrada de ayer hacia referencia a Discoplay y, como me entró cierta nostalgia de la adolescencia y la compra de mis primeros discos, hoy he decidido dedicarles estas líneas. Ahora, con un mundo tan globalizado, resulta difícil entender la importante que supuso para toda una generación esta tienda virtual, pero a principio de los 80, cuando muchas ciudades de provincias y pueblos carecían de lugares donde comprar música, el BID (Boletín Informativo Discoplay) era la único medio para poder hacerlo. En sus páginas, además, descubrías las portadas de los discos de tus grupos favoritos, completabas la información sobre la discografía de tal o cual artista, te enterabas (no había información de los lanzamientos en la prensa y a provincias no llegaba prensa especializada) de la publicación de ese LP que tantas ganas tenias de escuchar...
También tenia encanto de acercarse a la oficina de correos, recoger el paquete y ya en casa el ritual de abrirlo, ver si venia todo lo que habías pedido, manosear los discos y luego ir poniéndolos uno a uno mientras leías las letras y los créditos del encarte interior. Luego estaba, cuando bajaba a Madrid, acercarse a una majestuosa Gran Vía para descender a Los Sótanos y emborracharse con los cientos de vinilos que llenaban los ojos de un chaval que se habría llevado todos a su casa. Recuerdo con amargura el día que me planté en sus puertas y me encontré con que estaba cerrado y, aunque la tienda que abrieron en Princesa (creo que donde está ahora la sala “Arena”) era más grande y digamos menos cutre, sentí por primera vez que los tiempos estaban cambiando.
Fundada en 1970 llegaron a tener 15 tiendas por toda España (e incluso abrieron una en Moscú), pero su principal negocio estaba en la venta por correo a través de su catálogo, y creo que les fue bien hasta la consolidación del CD y la aparición de grandes superficies comerciales en cada rincón del país. Desde entonces empezaron a incluir libros, camisetas (no musicales), películas, informática, figuritas... hasta reducir a sólo un 30% el espacio para los discos. Así en diciembre de 2007 decidieron, como habían hecho ya cientos de tiendas, cerrar el chiringuito con el siguiente comunicado:
“Estimado cliente:
Obligados por factores ajenos a nuestra actividad, que detallaremos más adelante, hemos suspendido el envío de nuestros Boletines informativos y cerrado, provisionalmente, la página WEB, inaugurada recientemente. Cuando la situación operativa de DISCOPLAY permita el restablecimiento de nuestra actividad, informaremos inmediatamente. Le deseamos, mientras tanto, pase Felices Fiestas y confiemos que el próximo 2008 nos sea propicio. Cordialmente:
Emilio Cañil”
Yo hacia tiempo que había dejado de comprar con asiduidad, pero aun de vez en cuando compraba algo para seguir recibiendo el BID aunque sólo fuese por costumbre, ya que como he dicho en los últimos años la oferta musical era más bien escasa. Circula la noticia de que igual vuelven otra vez a reflotar la empresa, pero la verdad, ahora con ebay y la posibilidad de comprar en todo el mundo, veo difícil que vuelvan a encontrar su hueco. En cualquier caso hay varias generaciones de compradores de discos que nunca podrán agradecer lo suficiente a Discoplay todo lo que hicieron. Yo pertenezco a ese grupo y tengo muy claro que, ni seria quien soy ni estaría donde estoy si no llega a ser por ellos.
También tenia encanto de acercarse a la oficina de correos, recoger el paquete y ya en casa el ritual de abrirlo, ver si venia todo lo que habías pedido, manosear los discos y luego ir poniéndolos uno a uno mientras leías las letras y los créditos del encarte interior. Luego estaba, cuando bajaba a Madrid, acercarse a una majestuosa Gran Vía para descender a Los Sótanos y emborracharse con los cientos de vinilos que llenaban los ojos de un chaval que se habría llevado todos a su casa. Recuerdo con amargura el día que me planté en sus puertas y me encontré con que estaba cerrado y, aunque la tienda que abrieron en Princesa (creo que donde está ahora la sala “Arena”) era más grande y digamos menos cutre, sentí por primera vez que los tiempos estaban cambiando.
Fundada en 1970 llegaron a tener 15 tiendas por toda España (e incluso abrieron una en Moscú), pero su principal negocio estaba en la venta por correo a través de su catálogo, y creo que les fue bien hasta la consolidación del CD y la aparición de grandes superficies comerciales en cada rincón del país. Desde entonces empezaron a incluir libros, camisetas (no musicales), películas, informática, figuritas... hasta reducir a sólo un 30% el espacio para los discos. Así en diciembre de 2007 decidieron, como habían hecho ya cientos de tiendas, cerrar el chiringuito con el siguiente comunicado:
“Estimado cliente:
Obligados por factores ajenos a nuestra actividad, que detallaremos más adelante, hemos suspendido el envío de nuestros Boletines informativos y cerrado, provisionalmente, la página WEB, inaugurada recientemente. Cuando la situación operativa de DISCOPLAY permita el restablecimiento de nuestra actividad, informaremos inmediatamente. Le deseamos, mientras tanto, pase Felices Fiestas y confiemos que el próximo 2008 nos sea propicio. Cordialmente:
Emilio Cañil”
Yo hacia tiempo que había dejado de comprar con asiduidad, pero aun de vez en cuando compraba algo para seguir recibiendo el BID aunque sólo fuese por costumbre, ya que como he dicho en los últimos años la oferta musical era más bien escasa. Circula la noticia de que igual vuelven otra vez a reflotar la empresa, pero la verdad, ahora con ebay y la posibilidad de comprar en todo el mundo, veo difícil que vuelvan a encontrar su hueco. En cualquier caso hay varias generaciones de compradores de discos que nunca podrán agradecer lo suficiente a Discoplay todo lo que hicieron. Yo pertenezco a ese grupo y tengo muy claro que, ni seria quien soy ni estaría donde estoy si no llega a ser por ellos.
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