miércoles, 7 de enero de 2009

El perrito de los Stooges

Ayer, justo antes de empezar a escribir en este blog, leí que había aparecido muerto en su apartamento Ron Asheton. Estaba decidido a hablar de Marah por lo que pospuse para hoy lo que en justicia debía haber sido una referencia inmediata. No soy seguidor de la banda y cuando he visto a Iggy en directo ha sido en solitario, pero desde siempre he admirado y respetado esa actitud ante el rock que ellos han representado.

Surgidos en el Detroit que Berry Gordy convirtió en el gran templo del soul gracias al sello “Motown”, sorprende que tuviera una mínima repercusión una banda que se caracterizaba por los aullidos de su cantante y un torrente de estridentes guitarras. Pero así fue gracias a lo sorprendente de sus actuaciones y, a pesar de no tener canciones suficientes cuando se presentaron en Nueva York para grabar bajo la batuta de John Cale su primer disco, fueron capaces de crear un álbum de rock garajero que, sin ser un éxito comercial, se convirtió en un icono para toda una generación de músicos.

Igual de importante puede considerarse “Fun house”, su segundo largo, grabado en los estudios de “Elektra” como si de una actuación en un pub se tratase. Iggy se movía de lado a lado y la banda sonaba alocada mientras a su alrededor todo era una fiesta permanente en la que el alcohol y las drogas tenían tanto protagonismo o más que la propia música. El amargo regusto que deja, fruto de una cara B menos alocada y más oscura, recuerda al de una resaca que sabes que aunque te deja mal no va ha hacer que dejes de escuchar el disco una y otra vez.

Aunque dejo Detroit, su discográfica e incluso su banda, volvió a recurrir a los hermanos Ron y Scott Asheton (autores de los crudos y brutales ritmos de los Stooges) para dar forma, en la campiña inglesa y producido por David Bowie, a “Raw Power”su tercer trabajo, cargado de provocación y contenidos sexuales, que cerró la trilogía con la banda que tanto influiría a los primeros punks de Londres y Nueva York. La dureza del sonido se vio atenuado en las mezclas, y durante años circuló en bootlegs la mezcla del autor, hasta que en 1997 bajo el nombre “Rough power” se pudo escuchar como le hubiese gustado a Iggy que apareciese el disco.

Aunque parte del material que grabaría en el álbum Kill city (1977) formaba parte del repertorio de los Stooges, se puede decir que a partir de ese momento, y durante 30 años, voló solo hasta 2003 en que los Asheton volvieron a colaborar con el en varios temas de “Skull ring”. El resultado fue tan satisfactorio que desde ese momento volvieron a girar juntos recuperando su viejo repertorio hasta que en 2007 apareció un nuevo disco bajo el nombre del grupo llamado The Weirdness. Y así ha sido hasta ayer que fue encontrado el cuerpo sin vida de Ron en su casa de Michigan.

Es curioso como en este mundo del rock existe un factor lo suficientemente subjetivo que hace que haya artistas a los que te los crees y otros a los que no. A pesar de caminar hacia los 62 años Iggy sigue haciendo el numerito del perrito en “I wanna be your dog” y, más que una prueba de decadencia, yo lo veo como un acto de reafirmación diaria de su condición de gran padre y precursor de un movimiento como el punk, que acabó como acabó precisamente por la falta del espíritu del que sigue haciendo gala la iguana cada vez que sube a un escenario...

1 comentario:

Anónimo dijo...

Iggy Pop, al igual que Ian Dury con sus andares poliomelíticos, el último Elvis hawaiano y obeso,el actual Morrisey orondo,etc, me siguen pareciendo creíbles a pesar de su tendencia hacia la autocaricatura.