sábado, 31 de enero de 2009

La segunda muerte del vinilo


Estoy realmente indignado, tanto que estoy planteándome muy seriamente dejar de comprar discos en grandes almacenes y rezar para que la industria, tal y como la conocemos, desaparezca. En mi opinión lo mejor seria que lo que hasta ahora ha venido funcionando debe ser exterminado y, empezando de cero y sobre sus cenizas, levantar un nuevo sistema que trate de forma digna a los artistas y compradores que crean que la música es algo más que un medio para enriquecerse y llenar los bolsillos.

El origen de este cabreo tiene su origen en una noticia que leí hace un par de días que decía que la venta de vinilos había descendido de 100.000 unidades en 2007 a sólo 40.000 el año siguiente, y que la causa (como siempre) eran las descargas ilegales y la piratería. No se si esa era una opinión del periodista o de la fuente que aportaba los datos, pero lo que denotan esas palabras es un desconocimiento absoluto del tema del que habla y que igual que trabaja en el sector de la música podría hacerlo, sin que se notase nada, vendiendo condones.

Alguien que a estas alturas compra un disco de vinilo es por que le interesa tener el objeto físico entre las manos, disfrutar de su portada, el encarte interior y luego el poder ver como cae la aguja y empieza a sonar la música... La descarga digital (ya sea legal o no) suele parecer a esa gente una mierda carente de interés y que no satisface en ninguna medida sus expectativas... Pero en cualquier caso lo fácil es echarle la culpa al consumidor sin analizar la autentica realidad que ha llevado a esa situación. Y creo que en este caso concreto está en que alguien ha pretendido que los que compramos música seamos los que carguemos con el resultado de la ineptitud de años por parte de las discográficas, distribuidores y muchos de los vendedores.

En el año 2006 el mercado del vinilo era casi nulo y, a excepción de las discográficas independientes y las tiendas que los vendían de importación y que trabajan el mercado de segunda mano, era imposible encontrarlos. Los precios eran asumibles yendo de los 12 a los 18 euros en función del sitio de compra y la disquera de turno, pero eso y la reedición de clásicos hizo que se alcanzara una cifra record inimaginable unos años antes... Pero entonces, ¿que ha sucedido para ese descenso de ventas? Alguien (no sé si las tiendas o las discográficas) ha pensado que este soporte, que hace unos años decidieron asesinar, ahora podía ser la solución a parte de los problemas de la industria ya que los compradores eran unos frikis y pagarían lo que fuese por un disco.

Lo que sucede es que, crisis al margen, no somos tontos y si en un año los precios suben de golpe a 21 euros los más baratos y 30 los más caros, es lógico que hasta el coleccionista más fanático deje comprar. Con esta política lo que van a conseguir es matar por segunda vez en este país el vinilo y, llegados a este punto, yo festejaré el día que su negocio se hunda y se vayan todos al paro. Si son unos golfos y unos sinvergüenzas, que en lugar de cuidar a los pocos que aún nos acercamos a las tiendas a comprar discos pretenden que seamos los que paguemos sus errores, por mi parte se pueden ir al mismo sitio al que pretenden mandar otra vez al vinilo.

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