martes, 17 de marzo de 2009

El orgullo irlandés

Que mejor día que hoy, fiesta de San Patricio, para hablar de los artistas más grandes que ha dado la verde Irlanda... Van Morrison y The Chieftains… Este fin de semana, si Gales no lo impide, en el “Estadio del Milenio” de Cardiff su selección de rugby (en esto van todos unidos) ganará su primer seis naciones después de 24 años (entonces cinco naciones), la Triple Corona pero sobre todo su segundo Grand Slam (el único que tiene lo ganó en 1948, hace 61 años). Hoy los ruegos al santo de todo un país estarán encaminados en ese sentido, con la esperanza de recuperar por unas horas su orgullo como pueblo unido... Ese mismo orgullo que les produce que, a lo largo de todo mundo, se conozca y reconozca su tradición musical.

Van Morrison, gracias a su larga y prolífica carrera, la calidad de sus trabajos y su poderoso torrente de voz que ha utilizado en géneros tan diversos como el soul, blues, country, folk e incluso el gospel, se ha convertido en uno de los intocables de la música actual. Se ha situado por encima del bien y del mal, y tanto la prensa como sus seguidores le perdonan todo, aunque su carácter haga que tan pronto te ofrezca un concierto memorable como que se le cruce el cable y se dedique a abroncar al grupo que le acompaña. Nacido en Belfast en 1945 desde muy pronto, la gran cantidad de música que se escuchaba en casa le marcó su camino. A los 17 abandonó el hogar para irse de gira por Europa con su banda, y dos años después fundó The Them con los que publicó 2 discos, 12 singles y 1 EP antes de dejarlos para seguir con una carrera de triunfos en solitario muy firme y casi sin fisuras.

The Chieftains son sin duda del grupo más importante y conocido de música tradicional irlandesa que ha existido (y existe) gracias en gran medida al talento y buen hacer del gaitero y líder de la banda Paddy Moloney. Fundada en 1963 con músicos procedentes de la escena de pubs en Dublín, su gran éxito pillo a todos de sorpresa ya que su propuesta era totalmente instrumental cuando en ese momento de resurgimiento del folk irlandés se estaba produciendo gracias al aporte vocal que introducían grupos como The Dubliners. Su gran aportación musical consiste en haber revitalizado su folclore a base de mantener el fuerte arraigo de la tradición pero añadiendo fuertes dosis de innovación haciendo que sea accesible para todo tipo de públicos (a lo que ha ayudado el hecho de haber grabado con gente que va de Mick Jagger a Ry Cooder pasando por Mark Knopfler, Sting, Sinéad O'Connor o nuestros Carlos Núñez o Kepa Junkera.

Llegados a este punto de reconocimiento internacional de ambos parecía inevitable que en algún momento sus caminos se cruzasen... Este primer encuentro llego en el Festival de Rock de Edimburgo de 1979 y posteriormente, durante la gira de 1986 mientras presentaba “No guru, no meted, no teacher”, volvieron a hacerlo en Belfast y allí decidieron que tenían que hacer lago juntos. Al año siguiente Morrison y Moloney se reunieron para consensuar el listado de canciones que irían en el disco optando al final por ocho temas tradicionales irlandeses y las versiones de “Celtic ray” (“Beautiful vision” de 1982) y “Irish heartbeat” (“Inarticulate speach of the Herat” de 1983) del propio Morrison.

El álbum se grabo entre septiembre de 1987 y enero de 1988 en los “Windmill Lane Studios” de Dublín y fue producido por los propios artistas. La crítica del momento lo definió como “uno de los trabajos más inquietantes, conmovedores y francamente favorables del año” y lo cierto es que, aunque los dos en solitario han firmado discos mucho mejores e influyentes, en “Irish heartbeat” recogían la esencia de los dos, y nos permitían empaparnos de la tracción irlandesa sin dejar por ello de mirar al presente y por supuesto al futuro, ya que 20 años después sigue sonando igual de actual. Además las ventas acompañaron bastante y, dentro de que era un disco de género, de puede decir que obtuvo un gran éxito.

Se dice que se está remasterizando y volverá a editarse a lo largo de este año con algún tema extra que, perfectamente, podría salir de la gira de presentación que hicieron y que les trajo a España esa primavera. Aquella fructífera unión de Norte y Sur podría volver a repetirse este sábado en tierras galesas... Para entonces sabremos si el orgullo de los irlandeses que pueblan el mundo pueden agarrarse a otra cosa o tienen que seguir apostando a ese valor seguro que es su tradición musical.

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