miércoles, 18 de marzo de 2009

Mi verdad sobre la industria musical - I

Leo indignado un artículo del suplemento de economía del domingo pasado de “El norte de Castilla” y no puedo dejar de indignarme... Bajo el título “El negocio de la música desafina” comentan los datos que la SGAE ha publicado sobre la evolución en la venta de contenidos musicales en sus distintos formatos de 2007 a 2008 y lo acompaña con las opiniones de Antonio Guisáosla, presidente de la asociación de los Productores de Música de España (Promusicae). Los datos son lo que son, y si se te limitas a ver las cifras sin plantearte nada más es evidente que son negras, pero en muchos casos en lugar de culpar al consumidor deberían plantearse que parte de culpa tienen ellos en el desastre que están sufriendo.

Pues por lo que parece, una vez más y ya ha dejado de sorprender, los consumidores y las descargas de internet son las que está llevándoles a la ruina. Lo cierto es que el negocio de la música es el único que vive del lloriqueo de lo malo que es el cliente cuando las cosas van mal y no busca dentro su casa las soluciones. No me imagino a un fabricante de coches diciendo que el comprador es un golfo por comprar otros modelos que no son los suyos o no buscando una alternativa cuando sus ventas descienden. Estos no se platean que puedan estar haciendo las cosas mal y que a lo mejor cambiando alguna cosilla podrían recuperar a la gente que ha dejado de interesarse por su producto. Simplemente se limitan a sentarse a esperar que otros les saquen las castañas del fuego mientras, eso si, criminalizan a todo el que se cruza en su camino.

Por ejemplo los “singles” bajaron de 558000 en el año 2007 a 182000 un año después, pero no cuentan que las discográficas han dejado prácticamente de fabricar este soporte para ahorrar costes. Lógicamente nadie puede comprar algo que casi no se encuentra en las tiendas. Algo similar ocurre con las cintas de casete (de 5000 a 1000) cuando hace años que yo no las veo en ninguna estantería. Pues atención, uno perdió el 67,4% de las ventas y el otro el 78,8, pero a pesar de lo escandaloso del dato frío la realidad es que son la consecuencia lógica de las decisiones empresariales que ellos han tomado. Además en mi opinión en esto se puede encontrar una de las causas de que la gente se descargue las canciones de la red. Antes si te gustaba una canción te comprabas el single y por 3 euros la tenias en tu casa pero claro, el margen que dejaba era pequeño por lo que se lo cargaron y ahora la única alternativa es pasar por caja y comprar un disco entero del que a lo mejor no te gusta ningún tema más.

Otro dato curioso es el de los vinilos. Como comenté en la entrada “La segunda muerte del vinilo” en ese periodo de tiempo este soporte ha sufrido un incremento medio de 5 o 6 euros sobre el precio que tenían en 2007 (lo sé de primera mano por que soy comprador habitual y lo he sufrido). En las plantas nobles de las discográficas viven convencidos que los que los compramos somos gente que ronda los 40, con estabilidad laboral y unos ingresos elevados, por lo que estamos dispuestos a pagar lo que sea por un disco. La consecuencia ha sido un descenso del 59,9% de las ventas (de 99000 a 40000), y en esto no pueden echar la culpa a internet ya que a los que buscamos un soporte como el vinilo para escuchar música es por que nos gusta el formato y un archivo en mp3 no colma para nada nuestras necesidades.

Lo que sucede es que las cabezas pensantes de las compañías se agarraran al dato de ventas de packs de vinilos (ediciones limitadas para coleccionistas con varios LP’s que suelen tener precios astronómicos) que han subido de 24000 a 33000 para apoyar sus teorias. Yo creo personalmente que vuelven a engañarse (o equivocarse según la capacidad del sujeto) ya que, al menos en mi caso y en el de otros que conozco, lo que comprador acaba haciendo es redireccionar su presupuesto a estas cajas de lujo dejándolo de gastar en otro tipo de formatos (además hay que tener en cuenta que en 2008 se vendió el integral de Héroes Del Silencio con el tirón que ese grupo tiene con su multitud de fans)

Y llegamos al producto estrella que sigue siendo el CD y su hermano pequeño el DVD. Del primero se vendieron 26400000 copias frente a los 28669000 del año anterior que, si bien supone un 7,9%, me parece una cifra poco representativa si se tiene en cuenta la cada vez más frecuente presencia de ese formato en los kioscos. Seguramente la cifra no compense esos dos millones y pico de discos, pero entre los artistas que editan su disco directamente con un periódico (Diego “El Cigala” o Santiago Auseron entre otros) y los que se editan dentro de colecciones varias (“Joyas del flamenco” y las discografías de Bosé y la parejita Ana Belén/Víctor Manuel de “El País” o “Las canciones de la democracia” o algo parecido de “EL Mundo”) seguramente la cosa se iguale un poco con lo que, en un año en el que ya tan manida crisis causaba ya estragos, se me antoja casi insignificante. Compañeros, no solo vamos a ser los curritos los que nos tengamos que apretar el cinto...

Y que decir del DVD... Pues que ellos mismos le han encargado de quitarle el valor que antes tenia ya que si resulta que ahora en muchos discos te viene de regalo al mismo precio, es lógico que la gente no lo compre si luego te lo venden también por separado. De hecho antes el artista sacaba primero el disco y luego editaba las imágenes de algún concierto con lo que si ahora lo dan a la vez que pretenden que haga el comprador. Por que claro, si se considera que se ha vendido CD no es menos cierto que también va el DVD con lo cual creo que deberían sumarse a esta lista con lo que seguramente estarían igualados... Y que no me hablen de los costes ya que todos sabemos que al final el trozo más grande de la tarta se la lleva el distribuidor y el vendedor con lo que no creo siquiera que le reporte ningún gasto extra a la discográfica.

Por último, en el apartado del mercado digital, las cifras si que son positivas, y llamo la atención en un hecho curioso. Aquí los datos ya no son de ejemplares vendidos (en este caso descargas realizadas) si no de beneficios en millones de euros. Me pregunto por que no han hecho lo mismo con los soportes físicos. Tal vez sea por que, aunque dicen que se han vendido tres millones menos de copias, el beneficio haya sido mayor que el año anterior con lo que sus lagrimas de cocodrilo provocarían la carcajada generalizada entre la ciudadanía... Pues a lo que iba, las descargas por internet han aumentado un 119,8% lo que supone un paso de 4,9 a 10,7 millones de euros facturados que van limpios de polvo y paja a su bolsillo ya que ese gran porcentaje que se llevan distribuidores y tiendas, y el coste de editar el CD con su caja y la carpeta se lo ahorran por completo con lo que a un coste casi cero el beneficio es brutal.

Yo debo ser muy tonto, pero nunca entenderé como a casi dos euros la canción y sin un soporte físico alguien es capaz de comprar algo. Lo siento mucho, pero entiendo a los que se bajan en esas circunstancias la música gratis. La calidad de sonido es ínfima, lo pagas casi al mismo precio que si compraras el CD y al final no tienes nada... Bueno si las canciones pero en unas condiciones engañosas ya que, seguramente, el margen para el artista será, en el mejor de los casos, igual de malas que con el sistema de venta tradicional. Lo mismo (o peor) sucede con las descargas en móviles (han descendido de los 22,1 millones de ganancias a los 18,4) ya que en este caso la venta se hace a través de mensajes a cojón de mico con lo que lo extraño, repito, es que alguien pique en esa versión moderna del “tocomocho”.

Y hasta aquí esta primera entrega que tendrá su continuación en próximas fechas con una segunda parte en la que analizaré las sabrosas declaraciones de Antonio Guisáosla (que no tienen desperdicio) en la que, además de augurar la muerte de la música, da una lección de cómo utilizar los datos hoy comentados para transformar la realidad.

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