viernes, 6 de marzo de 2009

Lo confieso, soy Autista...

Lo confieso, soy Autista... No es que sea obligatorio optar entre él y otros cantautores de su generación, pero en una época en la que los matices han desaparecido y parece que todos estamos obligados a decantarnos entre el blanco o el blaugrana, la izquierda o la derecha, el evolucionismo o el creacionismo, Lennon o McCartney... yo opto por Aute frente a cualquiera de su quinta (que a nivel global sólo se me ocurren dos, Serrat y Víctor Manuel).

Hoy he visto al bueno de Luis Eduardo en directo y, una vez más, me ha sorprendido. Para empezar la duración del show ha estado muy por encima de lo que estamos acostumbrados a ver. Tres horitas sobre un escenario con más de 65 años y sin llamarte Mick Jagger ya se me antoja como un hecho digno de mención, pero si además le sumas el gran estado de forma de su voz (que suena como nunca), y el lavado de cara que le ha dado a sus temas clásicos haciéndolos mucho más rockeros y animosos, nos encontramos con un muy buen espectáculo que te deja la sensación de que ha merecido la pena el aguantar las incomodísimas butacas y la saturación de sonido que se producía de vez en cuando.

Ya he comentado alguna vez que en las casas de familias “progres” de los 70 era muy habitual encontrarse discos de Serrat y Victor Manuel, pero por la razón que fuese y aunque sonaran con frecuencia, nunca llegue a conectar del todo con ninguno de ellos (a excepción del LP de Machado). Mi relacion con los cansautores cambio en 1983 con la entrada en mi vida de Sabina y la aparición del doble en directo de Aute llamado “Entre amigos” (un disco pionero que fue el primero en incluir en la grabación en vivo colaboraciones de amiguetes en algún tema). La idea del cansautor con una banda de rock me gustó y encontré (salvando las distancias) una similitud con Dylan y The Band, por lo que con mis 12 añitos incorporé a los dos a mi lista de favoritos (bastante extensa por otro lado), abriendo una brecha definitiva e insalvable por los restos con los otros que me parecían unos sosainas.

Estudie en un colegio de curas y el hecho de referirme tanto a Sabina como a Aute con el apelativo de poetas (aunque añadiese “urbano” detrás), sacaba de quicio a mis profesores y compañeros más radicales (que por desgracia los había en cantidad) y me gane más de un “cachete” por declararme su seguidor. Además a las chicas, cuando las grababa una cinta con sus canciones, solían tacharme de guarro a mí y a Aute, ya que esa visión del sexo como algo a lo que rendir culto y en el que el cuerpo de la mujer es la iglesia y dios está en su interior, en el mejor de los casos las parecía ofensivo cuando no blasfemo.

Al margen de que mis gustos musicales fuesen por otros caminos, el cansautor con guitarra eléctrica siempre me resultó interesante y reconozco siempre me ha resultado fácil conectar con ellos. Además, y al contrario del resto de cansautores, Luis Eduardo ha estado comprometido con sus ideas, y a través de sus letras (reto a quien sea a que me encuentre una letra manifiestamente política de Sabina o Serrat que tienen fama de rojos... Victor sabemos que escribio una alabando las bondades del caudillo...) a cantado a la revolución y contra el capitalismo y sus injusticias. Personalmente agradezco que los que tienen una voz que escuchan grandes públicos de vez en cuando se mojen un poco, así que yo también lo haré y, aunque pueda sonar raro viniendo de mi, no me queda otra que confesarlo. ¡¡¡Soy Autista!!!

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