domingo, 12 de octubre de 2008

Madrid, 1 - Marzo - 2002 (Quique González)

El bootleg que hoy nos ocupa tiene la peculiaridad de que fue el propio Quique González el que lo puso en circulación allá por 2003. Si bien este tipo de grabaciones (y más ahora, en tiempos de top manta e Internet) gozan de cierta simpatía entre algunos artistas, la industria siempre las ha combatido (que apareciese un disco en directo tras cada gira de algunos dinosaurios tiene mucho que ver con querer quedarse con el pastel que los fans demandaban y solo encontraban en el mercado pirata). Tal vez por eso en su recién estrenada aventura de "Peleando a la contra" (decide controlar su carrera desde la grabación a la promoción pasando por la edición, contratación...) una de las primeras decisiones que toma es colgar en su página web un par de conciertos. Uno de ellos es un acústico en Córdoba de la gira que estaba haciendo en ese momento por pequeños locales (en los que aceptaba peticiones del publico y actuaba solo con su guitarra y teclado) y el otro este celebrado en la difunta sala Aqualung de Madrid.

A finales de mayo de 2001, y tras varios años grabando sus maquetas en un ocho pistas con Carlos Raya y José Nortes, y moviéndolas por distintas discográficas, consigue ver en la calle "Salitre 48". En el recoge todo el trabajo de los últimos años, aunque la compañía (la misma que le había despedido un par de años antes), en lugar de realizar una nueva grabación en estudio, edita las maquetas que tenia con unos leves retoques. El disco, al estar grabado de una forma tan artesanal y sin el apoyo de otros músicos, abandona la vertiente guitarrera del primero para adentrarse en sonidos más acústicos e intimistas, pero ahí está también su gran virtud. Consigue dotarle de un sentimiento y una fuerza emocional enorme, que unido a una maravillosa colección de canciones, hace que se incruste en el fondo del alma del que lo escucha y ya no puedas sacarlo de ahí. Creo que, por distintas circunstancias cada vez, hasta el reciente "Avería y redención" (que tiene muchas similitudes con el) no había vuelto a lograr esa conjunción perfecta.

En un primer momento lo presenta en pequeñas salas acompañado de Carlos, pero más adelante reúne una grupo y ofrece una serie de actuaciones que se aproximan más a su espíritu rockero. El 1 de marzo de 2002 se subió al escenario de Aqualung, con las cámaras de una televisión como testigos, para ofrecer un concierto memorable. Las canciones cobran una nueva dimensión, no solo por los arreglos que hacen que no sean un calco de las publicadas, si no por que el hecho de tener detrás una banda eléctrica las acelera y llena de tensión, reinventándolas con un sonido que, probablemente sea, el que quería para el disco. Además la talla de los músicos, muy prestigiosos ya en ese momento, consiguen que todo suene a la perfección y no se pierda calidad respecto a como lo hace un trabajo de estudio (con cada vez más grupos tengo sensación de que los que tocan en directo no son los mismos que han grabado en el disco).

Acompañado de Carlos Raya (guitarras), Jacob (bajo), Toni Jurado (batería) y Basilio Martí (teclados) repasó prácticamente entero "Salitre 48", recuperó tres temas de "Personal" y presentó otros tres (uno de ellos "Aunque tu no lo sepas" que ya había cantado años antes Enrique Urquijo) que aparecerían en "Pájaros mojados" a finales de ese año. El primer bloque del show era totalmente eléctrico y como colofón aparecía Ariel Rot para hacer una versión salvaje de "Perdone agente" y demostrar como se puede, con una guitarra, dar vida a una canción. El primer bis, con todos los instrumentos acústicos, sirvió para bajar un poco la temperatura (aunque "Se nos iba la vida" tiene un crescendo que recuerda lo que Quique tiene ganas de hacer en ese momento), para concluir en el segundo con una arrolladora versión de "Y los conserjes de noche", que solo puede compararse, con el emocionante final que vivimos en la grabación de "Ajuste de cuentas".

No creo que fuese su primer gran momento sobre un escenario, pero lo que está claro es que marcó, desde ese momento, un punto de no retorno en su carreta . Seguramente ha pasado malos momentos económicos, pero lo que nunca ha dejado de hacer ha sido rodearse de grandes músicos, que han conseguido que sus conciertos sean la base sobre la que consolidar su posición. La de un artista creíble, que dignifica su profesión por que vive para ella y no por ella, que le gusta y disfruta la música, y sobre todo, que además, escribe buenísimas canciones.

1 comentario:

Al Swearengen dijo...

Crack Quique donde los haya, pero la verdad es que, salvo su último disco, creo que su frescura y calidad se ha ido diluyendo con cada nuevo disco. Qué decir que los dos primeros, sobre todo salitre, son auténticas maravillas musicales, la banda sonora de una gran parte de mi juventud.
Y quique simpre ha sido mucho mejor en esos conciertos intimistas, como aquel que disfruté en la sala clamores, a solas con el gran carlos raya, con menos de 40 espectadores, o el 1º al que fui, en clamores, al poco de morir enrique urquijo y que se te saltaban las lágrimas al ver salir a Alvaro con gafas de sol a cantar el " auqnue tu no lo sepas", Acababa de salir salitre. Luego, los conciertos a los que he ido con sus posteriores dicos, en la sala caracol o el ultimo en madrid en el palacio de congresos, me han dejado el regusto amargo del fenómeno de masas ("masas" mejor dicho)traicionado a sí mismo.
Pero, en fin, siempre nos quedará personal y salitre, e incluso averia y redencion. Gracias Quique por volver. Y gracias a TI por habérmelo descubierto cuando me pusiste "los conserjes de noche" que desde entonces, y para siempre, es la cancion por la que te recordaré