miércoles, 5 de noviembre de 2008

Juan Puchades, la FM que se lee.

(Imagen www.efeeme.com)

Mañana asistiré al inicio de la gira décimo aniversario de Quique González, y hoy he visto en la revista digital “Efe eme” que ellos también están de cumpleaños. Lo más recurrente en estas ocasiones es hacer una recopilación de recuerdos de todas las cosas que han sucedido a lo largo de estos diez años y de lo mucho (o nada según corresponda) que hemos cambiado nosotros y nuestro entorno. Estoy tentado pero no lo haré.

También puedo hacer el mismo ejercicio de memoria y evocación con la música y todo lo que gira entorno a ella. Eso me tienta más, pero son demasiados (siempre son demasiados) los que se han quedado en el camino, y el simple hecho de escribir un par de líneas de cada uno (que menos después de todo lo que me han dado) llevaría demasiado tiempo, espacio y me dejaría el extraño sabor boca de saber que me dejo a alguien fuera... A bote pronto se me ocurren Enrique Urquijo, Joe Borsani, Sergio Algora, Julián Infante, Guille Martín, Carlos Berlanga, "Pato" Zamora, Manolo Mené, Hilario Camacho entre los nacionales y George Harrison y Syd Barret entre los extranjeros... Así que tampoco haré eso.

Por contra, y aunque pueda parecer lo más absurdo, lo que me pide el cuerpo es recordar ese primer momento en que la revista cayo en mis manos y ojee sus páginas. Me encontraba en la estación Sur de autobuses en Madrid (me suena que no hacía demasiado que existía, dos, tres años a lo sumo), y como tenia tiempo me acerque a quiosco a ver que revistas tenían. Me llamó enseguida la atención una en la que estaban Kiko y Raimundo en la portada, ya que ninguno de los dos las solían frecuentar. Pero mi asombro aumentó al ver aparecían también Jackson Browne, Calamaro, Los Secretos y Bob Dylan entre otros. Sin mirar más, tras menos de un minuto en la tienda en la que pensaba pasar un ratito, estaba pagando y buscando un banco para empezar a leer con calma.

Al abrirla y ver que la editaba el “Grupo Midons” (que me sonaban por que tenia un libro de “Los Rodríguez” que lo habían hecho ellos), y que la dirigía Diego Manrique me pareció una garantía, y no me importó apenas conocer unos pocos nombres del resto de la gente que trabajaba o colaboraba. Puchades aparecía como coordinador de redacción, pero en realidad era él el que llevaba todo el peso de la nueva publicación. Tras la editorial estaban las cartas al director, que al ser el primer numero las remitían Urrutia, Makaroff, Calamaro, Parrot, Rosenvinge y Alaska mostrando su apoyo y confianza al nuevo proyecto. Y al pasar a la página 6 empiezan los contenidos.

A lo largo de las 15 páginas de lo que llaman “Tam tam” comentan el volumen 4 de las bootleg series de Dylan, las claves de la grabación del “Honestidad brutal” que aparecería unos meses después, Alvaro Urquijo reclamaba su derecho a hacer cosas al margen de Los Secretos al igual que Petty lo hace con y sin los Heartbreakers (es curioso ver donde está diez años después), entrevistan a Ordorika y se presentan una serie de secciones fijas. Después artículos de Dover (antes de grabar su tercer disco), el rock de Bilbao y un emotivo homenaje a Poch (que acababa de morir) de la pluma de Ordovas. Continuaba con una “operación rescate” de Julio Bustamante (no confundir con el triunfito, que este es bastante interesante) a cargo de Puchades y el reportaje de portada escrito como el “Rayuela” de Cortazar que me pareció de lo más original. Jackson Browne, Bambino, Taj Mahal y la típica sección de recomendación-crítica de discos y libros y la columna de Manrique cerraban la revista.

No perdí el autobús de milagro, y desde ese día, mes a mes durante ocho años tampoco me perdí ninguno de los 84 números y 4 especiales que publicaron. En la séptima entrega vino el cambio de director, a partir del 49 empezaron a incluir un CD más o menos clásico, en el 66 lo cambiaron por un libro, y el por último del 85 al 88 aparecieron en la web en formato PDF (los imprimí y encuaderné para guardarlos junto a los otros) para finalmente desaparecer como tal en mayo de 2007. Desde entonces funcionan como una revista digital con actualizaciones diarias y secciones semanales y mensuales fijas, pero si se me permite, para mi no es lo mismo.

Entiendo que es mucho trabajo para tan poca rentabilidad, lo bueno de la inmediatez de subir noticias según se produzcan y todo lo que quieran, pero a mí lo que me gusta es el contacto físico, sobar las hojas, mirar las fotos con calma, tirarme en el sillón a leer, ver la revista por cualquier rincón la casa durante todo el mes... Por lo demás, y al menos, los contenidos siguen siendo perfectos ya que Puchades tiene un criterio y unos gustos que se ajustan bastante a los míos, por lo que rara vez me defrauda. Es, sin duda, la que mejor informa sobre lo que sucede por aquí sin desatender lo de más allá, mantiene la recuperación del olvido de grandes del pasado y tiene nuevas e interesantes secciones, pero aunque la consulto a diario, la profundidad con la que tratan los temas e incluso informa, a veces deja mucho que desear.

El leguaje y el estilo de la era digital es distinto, y en lo que le doy la razón es que visto el panorama hay que adaptarse a lo que hay o malvivir hasta morir. Lo que sucede es que si el vinilo me gusta más que el mp3, el cine que el DVD, el libro clásico antes que el electrónico, también prefiero la revista musical de toda la vida antes que la digital. Y sobre todo siento que, igual que en mi recuerdo están las publicaciones que circulaban por casa cuando yo era pequeño, en el de mi hija (cuando tenga mi edad) "Efe eme" no estará y probablemente otras de menor calidad y que lo merezcan menos, sí estén. y eso me parece una pena.

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