Aunque su fantástico “Avería y redención # 7” apareció en 2007 ha sido este año cuando realmente ha empezado a recoger los frutos. A pesar de que una revista como “Rolling Stone” le eligiese como disco del año con apenas tres meses en el mercado, su repercusión hasta ese momento se había limitado a la legión de fieles seguidores que tiene y a determinados medios que siguen su carrera. Lo cierto es que esa mención no ha conseguido que se hable más de él, pero el hecho de que una publicación con tanta repercusión (y por que no decirlo, con dudoso criterio artístico) le otorgase esa distinción, le ha colocado en el mapa y ha logrado que muchos se pregunten quién es ese tío.
La gira de presentación ha durado prácticamente todo el año y, la gran calidad de sus actuaciones, por fin se ha visto refrendado con llenos permanentes en las salas que tocaba. Lo bueno de esos shows es que, además de interpretar casi integro el pedazo disco que se traía entre manos, a los temas clásicos los vestía con el sonido que había creado junto a La Aristocracia del Barrio, lo que los dotaba de una nueva vida y daba a la globalidad del concierto una unidad sonora propia de las grandes estrellas internacionales. Ha aprendido del maestro Dylan a reinventar cada noche sus canciones (independientemente de que le escuchen 10 ó 10000) y, lo que para los que buscan la repetición nota por nota de lo que se escucha en el disco resulte decepcionante, para mi es una muestra de la inquietud creativa y deseos de seguir adelante que debería tener todo creador.
Además parece ser que ya tiene canciones para un nuevo disco que aparecerá a lo largo de 2009, por lo que esa frase típica de casi todos los artistas de “ahora que ha terminado la gira empezaré a escribir nuevos temas” es una prueba de la mediocridad que en general existe en este negocio. Las canciones nacen en cualquier momento y sin un objetivo determinado. Vivir para la música es estar siempre creando y no seguir los cánones que marcan las estrategias comerciales, por eso él se marca su propio ritmo, y tan pronto graba un EP junto a sus amiguetes bajo otro nombre (“Autopista hacia el zulo” que esperemos vea la luz muy pronto) como interpreta temas sin que por ello el concierto pierda intensidad.
Si a esto le añadimos que dentro de la profesión cada vez hay más gente que reconoce abiertamente que, probablemente, es el mejor escritor de canciones del momento y la soberbia gira conmemorativa de sus diez años en la música por pequeños locales con temas de toda su carera y que termina hoy en Madrid, hacen de este 2008 el gran año del Sr. González . Esta a un paso de tocar el cielo y además tiene el terreno abonado para convertirse en el más grande creador del siglo. Siete discos en diez años están al alcance de muy pocos, pero además es que su repertorio es tan amplio y de tanta calidad que es difícil imaginar donde está su tope creativo.
La gira de presentación ha durado prácticamente todo el año y, la gran calidad de sus actuaciones, por fin se ha visto refrendado con llenos permanentes en las salas que tocaba. Lo bueno de esos shows es que, además de interpretar casi integro el pedazo disco que se traía entre manos, a los temas clásicos los vestía con el sonido que había creado junto a La Aristocracia del Barrio, lo que los dotaba de una nueva vida y daba a la globalidad del concierto una unidad sonora propia de las grandes estrellas internacionales. Ha aprendido del maestro Dylan a reinventar cada noche sus canciones (independientemente de que le escuchen 10 ó 10000) y, lo que para los que buscan la repetición nota por nota de lo que se escucha en el disco resulte decepcionante, para mi es una muestra de la inquietud creativa y deseos de seguir adelante que debería tener todo creador.
Además parece ser que ya tiene canciones para un nuevo disco que aparecerá a lo largo de 2009, por lo que esa frase típica de casi todos los artistas de “ahora que ha terminado la gira empezaré a escribir nuevos temas” es una prueba de la mediocridad que en general existe en este negocio. Las canciones nacen en cualquier momento y sin un objetivo determinado. Vivir para la música es estar siempre creando y no seguir los cánones que marcan las estrategias comerciales, por eso él se marca su propio ritmo, y tan pronto graba un EP junto a sus amiguetes bajo otro nombre (“Autopista hacia el zulo” que esperemos vea la luz muy pronto) como interpreta temas sin que por ello el concierto pierda intensidad.
Si a esto le añadimos que dentro de la profesión cada vez hay más gente que reconoce abiertamente que, probablemente, es el mejor escritor de canciones del momento y la soberbia gira conmemorativa de sus diez años en la música por pequeños locales con temas de toda su carera y que termina hoy en Madrid, hacen de este 2008 el gran año del Sr. González . Esta a un paso de tocar el cielo y además tiene el terreno abonado para convertirse en el más grande creador del siglo. Siete discos en diez años están al alcance de muy pocos, pero además es que su repertorio es tan amplio y de tanta calidad que es difícil imaginar donde está su tope creativo.
Lo suyo es hacer canciones y, aunque no hiciese ninguna más, su nombre entraría por derecho propio en el libro de oro de la música patria. Ahora sólo hace falta que siga por este camino, viviendo como un currante del rock (que al fin y al cabo es lo que es), buscando la emoción en cada nota que escribe y con su guitarra siempre de guardia por lo que pueda pasar. El futuro es suyo, y por lo tanto también nuestro...
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