miércoles, 17 de diciembre de 2008

La excesiva “E” de Springsteen

Llevo una semana queriendo escribir sobre la Faithfull y el maravilloso disco que acaba de publicar, pero un día por una cosa y otro por otra lo he ido retrasando y, aunque creía que por fin hoy había llegado el momento, me temo que tampoco va a poder ser. La culpa de todo la tiene el “Born to run” de Springsteen que, a pesar de parecerme una gran canción, me ha hecho reflexionar acerca de lo sobrevalorado que están él y su famosísima banda de acompañamiento. Hace un rato mientras venia para casa oyendo la radio la han enlazado con un tema de “La Granja”, y como venía pensando en mis cosas hasta que no llevaban un par de minutos no me he dado cuenta que ya no se trataban del Boss y sus chicos.

Para el que me conozca un poco, este comentario lejos de parecerle ofensivo para con Bruce lo valorará positivamente, ya que los mallorquines me parecen uno de los mejores grupos de pop que hemos tenido en España y por el contrario el de Nueva Jersey un simple rockerillo del montón que se ha sabido vender muy bien. Y una gran parte de la culpa de ese éxito masivo, no vamos a negarlo, la tiene su “E Street Band”.

Llevo toda la vida escuchando todo tipo de alabanzas por parte de sus seguidores, y si bien muchos de sus argumentos son ciertos, en esas virtudes creo que están sus principales defectos. Que me digan que suenan muy contundentes y de maravilla es evidente, pero lo raro seria que diez tíos sobre un escenario no lograsen al menos eso. Lo difícil y lo que tiene mérito es lograr ese sonido con un par de guitarras, un bajo y una batería (y si me apuras un teclado) como hacen infinidad de grupos a los que no se les da tanta importancia. Si hacer mucho ruido, no desafinar y mantener el ritmo es suficiente para hacer de un grupo la mejor banda de rock and roll del mundo que venga Elvis (o dios) y lo vea.

Aunque peque de pesado voy a enumerar los músicos que le han acompañado en su ultima gira mundial: 3 guitarristas (Steven Van Zandt, Nils Lofgren y Patti Scialfa), 2 teclados (Roy Bittan y Charles Giordano, sustituyendo al recien fallecido Danny Federici), bajo (Garry Tallent), batería (Max Weinberg), violín (Soozie Tyrell) y por último Clarence Clemons al saxofón, sin duda la imagen más reconocible, admirada y representativa de la banda, y que en mi opinión representa lo peor y más cutre del Boss aunque en directo sea muy efectivo el duelo de solos con el grandullón en primer plano.

Tal cantidad de músicos sobre un escenario me parece que son a un concierto de rock algo así como lo que hizo Phil Spector con su famoso muro de sonido en el “Let it be” de The Beatles. Nadie niega que suene bien y bonito, pero es demasiado artificial y mata la emoción y sentimiento. Es cierto que dan conciertos de más de tres horas en los que ponen toda la carne en asador, que técnicamente la interpretación es impecable, y que transmiten buen rollo y disfrutan con lo que están haciendo, pero personalmente no me lo creo. Son como una orquesta sinfónica interpretando a rajatabla una partitura y en la que la improvisación es imposible, ya que en cuanto uno se salga del guión toda la estructura de la canción se va al garete.

Y que queréis que os diga, la perfección está bien para el disco, pero yo cuando me gasto una pasta en una entrada espero que me den algo especial y que haga único el momento que estoy viviendo... Pero si da igual estar en Madrid, Berlín o Lisboa por que en el show, a pesar de lo pueda parecer desde abajo, están milimétricamente medidos todos los detalles, pues eso, que todo sonará muy bien, el gran público saldrá alucinado del espectáculo que han visto pero todo será como una película y no como una obra de teatro.

Para mi el Bruce interesante es el de “Nebraska”, “The ghost of Tom Joad” y los dos primeros discos del “Tracks” en el que los que la “E” deja de ser efectiva, eficaz y excesiva para convertirse en emocionante y emotiva... Por cierto, sólo en algunos temas del tercero aparece la banda, toda una casualidad... ¿no creéis?

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