lunes, 29 de diciembre de 2008

La doble moral de Bruce

Como nunca he hablado de la columna que cada lunes escribe Diego A. Manrique en “El País” aprovecho la de hoy titulada “Un desliz de Springsteen” para recomendar su lectura semanal (puede hacerse en www.elpais.com). Al margen de lo que te pueda parecer el crítico en cuestión (para mi gusto es de los mejores de España), sus reflexiones suelen ser de lo más interesantes y certeras, incluso en ocasiones como esta en la que no sale muy bien parado uno de los intocables del rock

A nadie se le escapa que Bruce no es santo de mi devoción y de entre los intocables probablemente sea al que menos respeto. Pero entre los muchos hechos más o menos objetivos que podría aducir, el que más pesa ese el emocional, y este me dice que nunca me lo he creído y siempre me ha parecido un poco fraude e hijo de la imagen que quería vender de tío autentico, hecho a si mismo y luchador por los derechos de las clases más desfavorecidas... Dime de que presumes...

Pues eso, que lo que se dice de “a la vejez viruelas” parece que ahora le ha tocado al Sr. Springsteen. Supongo que le tocará dar algún tipo de explicaciones a la multitud de fieles a los que muestra una actitud de defensor de la clase trabajadora y a los que en plena crisis enseña una cara completamente distinta, aunque me temo que no ocurrirá. Ante la aparición de su nuevo disco “Working on a dream” a finales de enero ha aceptado la oferta de actuar en el descaso de la “Super Bold” (el mayor espectáculo deportivo de su país y en el que se mueve más cantidad de dinero), y me no parece muy coherente con la imagen que vende de si mismo ser el rostro (en una situación de crisis como esta) del mayor monumento al capitalismo salvaje que existe.

Pero para acabar de entregarse definitivamente al enemigo (al suyo hasta ahora) ha decidido entregar a la cadena Wal-Mart un recopilatorio exclusivo que sólo podrá comprarse en sus tiendas. El disco en si no aporta nada ya que son 12 temas conocidos y únicamente tiene temas grabados con la E Street Band, pero el simple hecho de darles esa primicia es un gesto de sumisión al negocio que sorprende en alguien de su posición. Estos grandes almacenes son famosos en el mundillo del coleccionismo por que suelen exigir versiones censuradas de muchos discos para distribuirlos, por lo que con frecuencia se convierten en rarezas muy apreciadas por los fans.

El negocio es redondo para todos. Por un lado Wal-Mart consigue que les visite un público que no lo haría en otras circunstancias, pero es que el artista y su discográfica aprovechan el poder publicitario de la gran superficie con lo que nadie pierde en esta transacción... ¿O si? Estas exclusivas la victima que se acaban cobrando es la tienda pequeña que, al fin y a la postre, es la que vende los discos de los artista que empiezan o que no tienen cabida en los estantes de superventas de este tipo de establecimientos. Si en lugar de cuidar estos comercios, los hundes con decisiones que benefician a las grandes multinacionales, lo único que estarán consiguiendo es enterrar definitivamente el negocio de la venta de discos (que no de la música que buscará otros cauces para llegar a la gente).

Y esto, camarada Springsteen, es lo que, desde tu posición de privilegio, estas ayudando a conseguir... Tu sabrás lo que haces...

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