viernes, 24 de abril de 2009

La tercera vía de Mikel Erentxun

A pesar de no gustarme algunas de las cosas que han hecho tanto juntos como separado, tengo que confesar que de siempre he seguido con mucho interés todo lo que rodeaba a esta pareja (que en su época fue trío) de San Sebastián. Hoy hablaré de Mikel Erentxun con el que coincido en su visión más rockera de la música, aunque algún día le llegará el turno a Diego Vasallo y a su capacidad para llegar al alma con lo cotidiano (creo que sus últimos discos en solitario son de los más emocionantes que he escuchado en años). Tengo bastante claro que fueron tres los factores que hicieron que el chaval de 14 años que yo era (y que en el mejor de los casos sólo podía permitirme un disco cada dos o tres meses) se acercase a comprar, al poco tiempo de salir, un mini LP de un grupo por entonces absolutamente desconocido pero del que a mi me llegaban unas vibraciones de lo más positivas.

El primero, claro, fue el puramente musical. De siempre, sin yo serlo, me he movido por circuitos de rockers y rockabillies y, aunque les consideraban de los suyos, decían que eran demasiado blanditos, y tal vez por eso a mi me engancharon. En segundo lugar estaba lo simbólico, y el hecho de tanta referencia a Escocia (un lugar por el que he sentido siempre una especial fascinación) en sus canciones y el título del disco hicieron que me decidiera a comprarlo. Pero al final, como me sucede con casi todas las cosas, creo que fue lo emocional lo que decantó definitivamente la balanza en su dirección. Y es que hacia año y medio que había pisado por primera vez La Concha y la fascinación que me provocó la capital guipuzcoana fue tan grande que, además de no haber dejado de visitarla con regularidad desde entonces, no podía dejar de sentir la ciudad al escuchar sus melodías

De su primera etapa, dentro del grupo, creo que hasta “Autobiografía” siguieron una evolución más o menos lógica y en mi opinión perfecta, pero el éxito masivo y sobre todo el fenómeno fans les supuso cargar con una etiqueta un tanto injusta de “comerciales” e hizo que en determinados ambientes se les colocara al nivel de gente como Mecano, lo que provocó que en círculos especializados no se les tomaran muy en serio. Lo único criticable para mi (que no los pude ver más que en grandes aforos) es que nunca llegaron a tener un gran nivel en directo y, aunque hacían buenos conciertos, siempre tuve la sensación de que se quedaban muy lejos de lo que se podía esperar de ellos. Su siguiente disco, “Supernova”, me dejó desconcertado, y como además por esas fechas iniciaron cada uno por separado sus propios proyectos di por hecho que la banda había muerto...

Y en cierto sentido creo que así fue ya que, aunque siguieran juntos, de facto ya se había abierto una brecha musical insalvable entre ambos. Creo que en esos momentos el timón de la banda, que hasta ese momento había llevado Mikel, había cambiado de manos y, los ritmos y proyectos de Diego ya estaban muy lejos de allí. A pesar de eso fueron capaces de levantar el vuelo y regalarnos otros dos grandes discos (sin contar un prescindible directo)antes de decir adiós en 2001 con “Crepúsculo / Crudités”, un trabajo que justo honor a una carrera casi sobresaliente y que en cierto sentido endulzó su despedida... Pero como ya he dicho, hacia tiempo que ambos volaban en solitario, y en contra de lo que suele suceder, en esta ocasión en lugar de dividir (normalmente un solista tiene difícil encontrar su lugar tras abandonar un grupo de esas dimensiones) ellos consiguieron multiplicar, y ahora tenemos dos al precio de uno.

De todas formas es lógico que esto sucediera así. Entre 1991 que publicaron “Supernova” y la aparición de “Crepúsculo” pasaron diez años en los que juntos sólo habían grabado “Piedras” (1994), mientras que el resto del tiempo lo habían pasado con su proyectos (Mikel llevaba solo cuatro discos y Diego cinco) por lo que sus carreras estaban bastante asentadas al margen de Duncan Dhu. Cuando apareció “Naufragios” en 1992 vi compensada la frustración del fiasco “Supernova” y, aunque era demasiado pop para mis gustos de entonces, tenia grandes canciones, era bonito de escuchar y supongo que es el debut soñado para alguien que militando en una banda con tanta repercusión mediática inicia una vía paralela (Jagger, por ejemplo, nunca se ha comido nada lejos de los Stones).

A este le siguieron “El abrazo del erizo” (1995), “Acróbatas” (1998), “A contracorriente” (2000), “Ciudades de paso” (2003) y el doble “El corredor de la suerte” (2006) antes de llegar al reciente “Tres noches en el Victoria Eugenia” grabado en directo y con el que pretende cerrar una segunda vía dentro de su carrera. A lo largo de estos años ha tocado todos los palos pasando del rock americano al pop combinando discos más guitarreros con otros más acústicos, pero siempre manteniendo un estilo muy personal y unos textos que superan con creces la calidad media a la que estamos acostumbrados por estos lares.

En estos días Mikel anda ya metido en la grabación de lo que será su próximo trabajo y dando conciertos íntimos y muy intensos en los que esta probando alguna de sus nuevas canciones y rescatando algunas de las perdidas en sus discos que apenas había interpretado. Su idea es dar un giro radical a su carrera, y puede que este vaya por ahí, dejando de recurrir a todos sus éxitos y poniendo a cero el cuentakilómetros de canciones. En cualquier caso, tras años en los que aunque me gustaba lo que hacia me jodia todo el fenómeno fan que giraba a su alrededor (aunque hay que reconocer que algunos se lo curran mucho y es lógico que el artista los valore), puedo decir que a pesar de todo el tío me cae bien.

Por lo que se puede leer en su blog parece una persona normal que vive la música con pasión, así que supongo que esta tercera etapa que inicia ahora será, cuando menos, igual de honesta y honrada que las anteriores. Creo que es de alabar que alguien con 25 años de profesión y una posición cómoda dentro del negocio no se conforme con repetir los clichés que de el se esperan y quiera revolucionar su carrera. Simplemente espero (que no es poco) que tenga suerte y esta tercera vía que busca abrir mantenga el nivel al que nos tiene acostumbrados.

PD – Bajo el nombre “Hoy, mañana y siempre” se está grabando un disco homenaje a Mikel Erentxun. Participarán artistas indies pero también algunos consagrados, y al parecer hay algunas sorpresas... Además el disco podrá descargarse gratuita y legalmente de internet a partir del mes de junio por lo que eso de la música gratis en la red no es algo en lo que sólo crean los consumidores...

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