lunes, 28 de septiembre de 2009

El viaje intimo de Extremoduro

Para estar al día en esto de la música tan importante es buscar uno mismo entre la infinidad de propuestas que copan el mercado (y ahora la red de redes), como dejarse asesorar y recomendar por la gente que te rodea y de cuyo criterio te fías. No soy seguidor de Extremoduro, pero cuando hace 17 añitos Luis “Bendito” puso en el radiocasete de mi coche una cinta de la banda de Robe he de reconocer que me impactó, y que en muy poco tiempo me hice con todo lo que habia grabado (por supuesto me lo grabé ya que en esos momentos mi economía de estudiante universitario no daba para muchos dispendios, y los hacia eran en cosas que realmente me merecieran la pena).

Unos años más tarde, cuando acababan de publicar el fantástico “Agila” (para mi su obra cumbre no superada hasta ahora), otro de mis asesores musicales (el gran Lucas) se presentó en mi casa con la cinta de un nuevo grupo que acababa de descubrir y que era lo mejor que había escuchado en años. No me dijo más y me pidió que la pusiese inmediatamente mientras se sentaba en un sillón que había en mi habitación frente al equipo de música así que, dada su insistencia, hice lo que me decía… Y me encontré con el mismo disco que en circunstancias similares pero un par de semanas antes, Luis me había puesto y que empezaba con eso de “Salgo a pasear por dentro de mi, veo paisajes que de un libro de memoria me aprendí…”

Esa tarde Lucas salio de casa con las cintas en las que estaban “Rock transgresivo”, “Somos unos animales”, “Deltoya”, “¿Dónde están mis amigos?” y “Pedrá”, y ni que decir tiene que nunca las recuperé. He estado años sin escuchar nada de aquella primera época (hasta hace no demasiado que me lo descargue y lo machaque durante unas semanas para reconfirmar que sin estar mal no es lo mío a pesar de tener algún himno imperecedero) y de lo que iba publicando me he ido conformando con audiciones superficiales de las que sacaba algún tema que me llamaba la atención para mis recopilaciones y poco más… En cualquier caso, y dado que hoy aparece publicado el primer libro de Roberto (así aparece en la cubierta) Iniesta, es un buen momento para recordar esos primeros años de vida del grupo hasta que en 1996 traspasaron las fronteras de la independencia para llegar hasta lo más alto, incluso, de los 40 principales…

Y es que la historia de Extremoduro es sin duda la de su cantante y guitarrista Roberto “Robe” Iniesta, y comenzó hacia 1987 en el pueblo cacereño de Plasencia. Tras un inicio dubitativo en el que no acaban de arrancar y un parón en el que decide reestructurar la banda, se incorporan a la formación Salo y Luis “von Fanta”, y los tres empiezan a preparar los temas que irían en su primera maqueta. Ante la dificultad para grabarla deciden vender papeletas entre amigos y conocidos al precio de mil pesetas (6 euros) que cambiarían por una copia de la misma una vez grabada. Gracias a las 250 que venden en enero de 1989 entran en los estudios “Duplimatic” y salen con 1000 copias de una demo que titulan “Rock transgresivo” y en la que ya aparecen himnos de la banda como “Extremaydura” o “Jesucristo García”.

Gracias al tercer puesto alcanzado en edición nacional del Trofeo Yamaha, la discográfica “Avispa Music” se fija en ellos y decide grabarles su primer disco que llevaría por título “Tú en tu casa, nosotros en la hoguera”. La grabación se produjo a mediados de año y además de los temas de la maqueta, se incluyó “Amor castúo” aunque al final debido a las prisas y pocos medios el grupo quedó bastante descontento con el resultado y en 1994 fue remezclado y regrabado (se incluyeron tres temas) parcialmente para ser publicado de nuevo bajo el mismo nombre que en su momento llevó la maqueta (es decir “Rock transgresivo”). Estas deficiencias sonoras al menos les sirvieron para darse cuenta de que necesitaban reforzarse con un nuevo miembro que les diese consistencia en directo, y así fue como fichan a Carlos “el Sucio” para hacerse cargo del bajo.

Hasta 1991 no se plantean grabar su segundo disco tras haber rodado hasta la extenuación con su debut, pero problemas de dietas y las pocas expectativas de futuro de “Avispa” les hace romper su contrato y firmar por “Pasión-Area Creativa” (donde ese mismo año publican Antonio Vega “No me iré mañana” y Los Rodríguez “Buena suerte”, dos de los grandes discos de la década). Con ellos graban “Somos unos animales” que cuenta con la colaboración de Rosendo y sale a la venta en Julio, justo antes de la gira de verano que acaba convirtiéndose en un éxito (auque los problemas con la heroína empiecen a hacer estragos e intercalen grandes actuaciones con otras desastrosas) y les lleva a vender el suficiente numero de discos para que DRO se fije en ellos y les lleve a finales de ese año.

El sello, que había surgido en los 80 con vocación de independiente, está en pleno proceso de absorción por parte de “Warner” cuando Extremoduro” entra a engrosar su cartera de clientes por lo que de repente Robe y sus chicos se encuentran formando parte de una multinacional que está dispuesta no solo a confiar en ellos si no también a darles libertad absoluta (a pesar de todo se mantiene como un subsello con cierta autonomía). Lo primero que hacen es publicar el doble (en vinilo ya que en CD era sencillo) “Deltoya” en el que cuentan con la colaboración de algunos ilustres (por ejemplo Ariel Rot) y, aunque surge como un proyecto al margen de la banda ya que está compuesto casi en su totalidad por poemas musicados de Kiko "Luna Creciente", Tomás Rodríguez y Manolo Chinato, al final las presiones de DRO hacen que salga bajo el nombre del grupo

El año 1993 es el de los cambios ya que, despues una gira desastrosa llena de desencuentros (con la heroína como gran protagonista) y tras haber grabado tres discos juntos, el batería Luis “von Fanta”, el bajista Carlos “el Sucio” y el guitarrista Salo dejan la formación y su puesto lo ocupan Jorge “el Moja” (batería), Eugenio (guitarra) y Ramón Sogas “Mon” (bajo) con los que en otoño graba “¿Dónde están mis amigos?” que aparecerá publicado antes de que acabe el año. Antes, en el mes de agosto, había grabado un proyecto experimental de media hora de música sin cortes en compañía de Iñaki “Uoho” Antón (entonces guitarrista de Platero y Tú), Dieguillo (bajista de Cicatriz), Gary (batería de Quattro Clavos) y Selu (de Reincidentes) que, de entrada, la compañía se niega a publicar y que recibe el nombre de “Pedrá”.

Al año siguiente, además de girar presentando su cuarto disco de estudio, se reedita el primero con la inestimable ayuda de “Uoho” y en 1995 ademas de hacer lo mismo con el segudo, por fin consigue que DRO de luz verde a la publicación de “Pedrá” aunque de nuevo le toque bajarse los pantalones y hacerlo bajo el paraguas de la banda. Además en plena gira (de nuevo con la droga en ojo del huracán sumado a ciertos temas relacionados con el reparto del dinero debido a que Robe se niega a que los músicos que le acompañaban reciban el mismo porcentaje que él por ser el único miembro que lleva más de un disco en el grupo) se produce una desbandada de la que solo se salva Ramón Sogas, así que recurre a los músicos con los que grabó “Pedrá” (al fin y al cabo es el disco que estaba presentando) hasta que encuentra los sustitutos adecuados a los recien fugados.

Al final se decanta por Alberto “Capi” Gil (batería) e Iñaki “Milindris” Setién (guitarra), que participarían ya en los últimos conciertos de la gira y con los que a principios de 1996 entra en los estudios para grabar el ya mencionado “Agila” que, con producción de Iñaki “Uoho” Antón e instrumentalizaciones hasta ese momento no incluidas en sus discos, se convierte en su trabajo con más éxito que hizo que todo el país supiese quien era Extremoduro. Desde entonces el viaje de Robe ha continuado hasta nuestros días (el año pasado publicó “La ley innata” que se colocó numero uno de ventas a pesar de ser publicado la misma semana que el “Death magnetic” de Metallica) con más gloria que pena y desde hoy además con un libro en el mercado que le hace trascender a lo meramente musical. En su web se pide que no se cuente de qué va para que así el lector lo disfrute más. Yo no lo haré (tengo demasiadas cosas pendientes) aunque al menos le tengo que agradecer que gracias a el he podido recordar como y cuando le descubrí ya que en circunstancias normales nunca hubiese encontrado un motivo para hacerlo…

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