Hoy Pearl Jam ha lanzado al mercado su noveno álbum de estudio que lleva por nombre “Backspacer” y, como después de algo más de un año aun no he hablado de ellos, creo que es el momento de solventar ese desagravio y dedicarles unas líneas que, sin duda, se merecen tanto por su trayectoria musical como (y sobre todo) por el compromiso que mantienen con su público y con su dignidad como banda ante la industria por encima de cualquier otra cosa. Y de eso es de lo que quiero hablar ya si muchos artistas siguiesen su ejemplo otro gallo los cantaría y no tendrían que ir lamentándose por ahí de lo mal que están las cosas y culpando a los demás de sus desgracias.
Surgidos en Seattle en plena eclosión del grunge (aunque con años de experiencia a sus espaldas en otras bandas) el suyo era un sonido menos pesado y con influencias del rock clásico de los 70 lo que con el paso del tiempo les permitió evolucionar en su propuesta y fundamentalmente sobrevivir, cosa que no hizo prácticamente ningún otro grupo de su generación. Además lo han hecho remando casi desde el principio en contra de una industria que les ha soportado por que vendían muchos discos pero que en realidad les odiaba (probablemente ese odio sea mutuo) por luchar sin tapujos contra todo lo que ella representa.
Para empezar desde el primer momento Peral Jam impusieron la doble edición de sus singles (vinilo y CD) con la inclusión de temas extras (inéditos, maquetas o versiones en vivo) en ellos cuando la tendencia del momento consistía en meter el tema elegido a pelo o como mucho con la conocida como versión “edit” que era más corta y estaba destinada a ser pinchada en las radio fórmulas. Esta postura llegó a su punto más álgido cuando decidieron publicar “Vitalogy” (su tercer álbum de estudio) dos semanas antes en vinilo como muestra de apoyo a un formato que en aquel momento (octubre de 1994) las disqueras habían decidido eliminar y que muchas de ellas ya ni siquiera fabricaban (de hecho ha sido el único LP que en la era del CD se ha colado en los puestos más altos de las listas de ventas norteamericanas).
Pero esa no fue la decisión más conflictiva que tomaron ya que el 1 de marzo de 1994, cuando estaban a punto de iniciar la segunda parte de la gira con la que estaban presentando “Vs” (su segundo disco), anunciaron su intención de mantener los precios de las entradas de sus conciertos por debajo de los 20 dólares ya que consideraban que la empresa “Ticketmaster” se aprovechaba de su posición dominante para perjudicar a los grupos y los fans ya que ponían los precios muy altos pero luego no pagaban a las bandas en función de ellos. Lógicamente también prescindieron de los servicios de la empresa en cuestión y continuaron con los conciertos sin contar con ellos, por lo que se inicio uno de los conflictos legales más importantes de la década y que marcó el futuro inmediato del grupo.
En mayo tuvieron que suspender la gira, y en junio Jeff Ament y Stone Gossard (principales promotores de la demanda) comparecieron ante un subcomité de la cámara de representantes de los Estados Unidos para testificar en el litigio de monopolio levantado contra la empresa. La principal victima de este asunto fue el batería Dave Abbruzzese que el 1 de agosto abandonó el grupo aduciendo problemas personales aunque todo indica que fue por las diferencias con el resto de sus compañeros por el asunto “Ticketmaster”. Los compromisos que tenían pendientes los salvan con Jack Irons (amigo de Eddie Vedder y que luego se quedó con el puesto) que debuta en el Bridge School Benefit que organiza Neil Young, aunque a lo largo de los siguientes años empiezan a notarse las secuelas de su conflicto legal ya que su numero de actuaciones se reducen de 150 en el periodo 1992-1993 a un poco más de 80 en el de 1994-1995 (tuvo que ser una pequeña empresa de venta de boletos la que ignorando las presiones, accede a manejar sus conciertos aunque varios tienen que ser suspendidos). En los tres años siguientes, a excepción de la gira con el canadiense presentando “Mirror ball” y algún acto benéfico, apenas se subieron a un escenario, y cuando por fin lo hicieron su conflicto estaba solucionado
Pero, como les definió la edición americana de la revista “Rolling Stone”, Pearl Jam son una banda que “pasó la mayor parte de la década pasada destruyendo su propia fama”, y su siguiente paso (al menos para su discográfica) no hacia más que corroborar esa afirmación… Durante años no pusieron demasiadas pegas para que sus fans grabaran sus conciertos y los intercambiaran, pero cuando empezaron a percibir que empezaba a generarse un negocio entorno a estas grabaciones decidieron tomar el toro por los cuernos y editar todos sus conciertos con el sonido sacado directamente de la mesa de mezclas para que así los fans no tuviesen que pagar el alto precio que pedían por sus bootlegs en muchos casos con un sonido más que deficiente.
Desde su gira de 2000 todos sus conciertos se han editado en las llamadas “Bootleg series” en formato bastante sencillo las dos primeras (la del 2000 son 72 álbumes dobles en vivo que capturan toda la gira Europea y Americana realizada ese año, y la de 2003 otros 72 con la Asiática y Americana) y a un precio muy reducido que, aunque en principio estaban destinadas solo a su venta desde la web del club de fans del grupo, al final por cuestiones contractuales acabaron en las tiendas para disfrute de todos. Las “series” de 2005 incluye 32 grabaciones de la gira Norteamericana y Latinoamericana y las de 2006 un total de 68 de la Norteamericana, Europea y Australiana, aunque esta vez si que se vendieron exclusivamente por Internet en formato digital y por descarga directa a las pocas horas de concluir el concierto.
No quiero concluir sin hacer referencia a un par de asuntillos más que tienen que ver con el compromiso de la banda con el mundo en el que viven. Desde el principio de su carrera cada navidad editaban un single especial que regalaban a su club de fans sin ningún tipo de intención comercial y fue así hasta que en 1998 graban “Last kiss” de J. Frank Wilson and the Cavaliers y “Soldier of love” de Arthur Alexander. La demanda de este tema por parte del publico para que fuese pinchado en las emisoras de radio hace que lo editen oficialmente en un disco benéfico para recaudar fondos para los refugiados de Kosovo y el éxito es tal que, además de ser el single del grupo que más alto ha llegado a las listas de ventas, consiguió generar unos beneficios de casi 7 millones de dólares y se convivió en el éxito comercial más grande que Pearl Jam ha tenido hasta la fecha y con el que curiosamente ellos no ganaron nada.
También es conocido su activismo político contra la administración de George W.Bush y las decisiones tomadas por esta tras los ataques del 11 de septiembre de 2001. En el concierto que da inicio a su gira de 2003 el 1 de abril en Denver el público se quedó atónito al ver como, en un momento dado, Eddie Vedder comenzó a golpear una máscara del presidente hecho ante el que mucha gente reaccionó abucheando al cantante y abandonando el recinto ante la sorpresa de todo el grupo. A pesar de eso y de la controversia que levantó, Vedder comenzó a incluir un show anti-Bush cuando interpretaban la canción “Bu$hleaguer” que, aunque no siempre era bien recibido mantuvo hasta el final de la gira.
Y esto es todo… O no, ya que la tras casi 20 años de historia son muchas las cosas que se quedan en el tintero y que me gustaría contar, aunque la fundamental es que de ellos se puede decir que son un autentico grupo de rock, con todas las letras y contra todo pronostico ya que han superado multitud de crisis internas y externas, y a pesar de todo han permanecido unidos y remando en la misma dirección aunque en muchos casos no estuviesen de acuerdo con las decisiones tomadas por el resto...
Y es que, a excepción del batería que ha cambiado en varias ocasiones por causas ajenas a la banda (Dave Abbruzzese se fue por el affaire con “Ticketmaster”, su sustituto Jack Irons por problemas de salud, y el actual, Matt Cameron lleva con ellos ya más de 10 años), ahí siguen como desde el primer día Eddie Vedder (voz), Jeff Ament (bajo), Stone Gossard (guitarra rítmica) y Mike McCready (guitarra solista) manteniendo el tipo en un mundo tan difícil como este y demostrando que cuando se va con los principios por delante y la cara bien alta (aunque te la partan en multitud de ocasiones) al final del camino te espera la recompensa del aplauso del público que para los que aman esto es, sin duda, lo más importante y la medicina que te hace seguir adelante…
Surgidos en Seattle en plena eclosión del grunge (aunque con años de experiencia a sus espaldas en otras bandas) el suyo era un sonido menos pesado y con influencias del rock clásico de los 70 lo que con el paso del tiempo les permitió evolucionar en su propuesta y fundamentalmente sobrevivir, cosa que no hizo prácticamente ningún otro grupo de su generación. Además lo han hecho remando casi desde el principio en contra de una industria que les ha soportado por que vendían muchos discos pero que en realidad les odiaba (probablemente ese odio sea mutuo) por luchar sin tapujos contra todo lo que ella representa.
Para empezar desde el primer momento Peral Jam impusieron la doble edición de sus singles (vinilo y CD) con la inclusión de temas extras (inéditos, maquetas o versiones en vivo) en ellos cuando la tendencia del momento consistía en meter el tema elegido a pelo o como mucho con la conocida como versión “edit” que era más corta y estaba destinada a ser pinchada en las radio fórmulas. Esta postura llegó a su punto más álgido cuando decidieron publicar “Vitalogy” (su tercer álbum de estudio) dos semanas antes en vinilo como muestra de apoyo a un formato que en aquel momento (octubre de 1994) las disqueras habían decidido eliminar y que muchas de ellas ya ni siquiera fabricaban (de hecho ha sido el único LP que en la era del CD se ha colado en los puestos más altos de las listas de ventas norteamericanas).
Pero esa no fue la decisión más conflictiva que tomaron ya que el 1 de marzo de 1994, cuando estaban a punto de iniciar la segunda parte de la gira con la que estaban presentando “Vs” (su segundo disco), anunciaron su intención de mantener los precios de las entradas de sus conciertos por debajo de los 20 dólares ya que consideraban que la empresa “Ticketmaster” se aprovechaba de su posición dominante para perjudicar a los grupos y los fans ya que ponían los precios muy altos pero luego no pagaban a las bandas en función de ellos. Lógicamente también prescindieron de los servicios de la empresa en cuestión y continuaron con los conciertos sin contar con ellos, por lo que se inicio uno de los conflictos legales más importantes de la década y que marcó el futuro inmediato del grupo.
En mayo tuvieron que suspender la gira, y en junio Jeff Ament y Stone Gossard (principales promotores de la demanda) comparecieron ante un subcomité de la cámara de representantes de los Estados Unidos para testificar en el litigio de monopolio levantado contra la empresa. La principal victima de este asunto fue el batería Dave Abbruzzese que el 1 de agosto abandonó el grupo aduciendo problemas personales aunque todo indica que fue por las diferencias con el resto de sus compañeros por el asunto “Ticketmaster”. Los compromisos que tenían pendientes los salvan con Jack Irons (amigo de Eddie Vedder y que luego se quedó con el puesto) que debuta en el Bridge School Benefit que organiza Neil Young, aunque a lo largo de los siguientes años empiezan a notarse las secuelas de su conflicto legal ya que su numero de actuaciones se reducen de 150 en el periodo 1992-1993 a un poco más de 80 en el de 1994-1995 (tuvo que ser una pequeña empresa de venta de boletos la que ignorando las presiones, accede a manejar sus conciertos aunque varios tienen que ser suspendidos). En los tres años siguientes, a excepción de la gira con el canadiense presentando “Mirror ball” y algún acto benéfico, apenas se subieron a un escenario, y cuando por fin lo hicieron su conflicto estaba solucionado
Pero, como les definió la edición americana de la revista “Rolling Stone”, Pearl Jam son una banda que “pasó la mayor parte de la década pasada destruyendo su propia fama”, y su siguiente paso (al menos para su discográfica) no hacia más que corroborar esa afirmación… Durante años no pusieron demasiadas pegas para que sus fans grabaran sus conciertos y los intercambiaran, pero cuando empezaron a percibir que empezaba a generarse un negocio entorno a estas grabaciones decidieron tomar el toro por los cuernos y editar todos sus conciertos con el sonido sacado directamente de la mesa de mezclas para que así los fans no tuviesen que pagar el alto precio que pedían por sus bootlegs en muchos casos con un sonido más que deficiente.
Desde su gira de 2000 todos sus conciertos se han editado en las llamadas “Bootleg series” en formato bastante sencillo las dos primeras (la del 2000 son 72 álbumes dobles en vivo que capturan toda la gira Europea y Americana realizada ese año, y la de 2003 otros 72 con la Asiática y Americana) y a un precio muy reducido que, aunque en principio estaban destinadas solo a su venta desde la web del club de fans del grupo, al final por cuestiones contractuales acabaron en las tiendas para disfrute de todos. Las “series” de 2005 incluye 32 grabaciones de la gira Norteamericana y Latinoamericana y las de 2006 un total de 68 de la Norteamericana, Europea y Australiana, aunque esta vez si que se vendieron exclusivamente por Internet en formato digital y por descarga directa a las pocas horas de concluir el concierto.
No quiero concluir sin hacer referencia a un par de asuntillos más que tienen que ver con el compromiso de la banda con el mundo en el que viven. Desde el principio de su carrera cada navidad editaban un single especial que regalaban a su club de fans sin ningún tipo de intención comercial y fue así hasta que en 1998 graban “Last kiss” de J. Frank Wilson and the Cavaliers y “Soldier of love” de Arthur Alexander. La demanda de este tema por parte del publico para que fuese pinchado en las emisoras de radio hace que lo editen oficialmente en un disco benéfico para recaudar fondos para los refugiados de Kosovo y el éxito es tal que, además de ser el single del grupo que más alto ha llegado a las listas de ventas, consiguió generar unos beneficios de casi 7 millones de dólares y se convivió en el éxito comercial más grande que Pearl Jam ha tenido hasta la fecha y con el que curiosamente ellos no ganaron nada.
También es conocido su activismo político contra la administración de George W.Bush y las decisiones tomadas por esta tras los ataques del 11 de septiembre de 2001. En el concierto que da inicio a su gira de 2003 el 1 de abril en Denver el público se quedó atónito al ver como, en un momento dado, Eddie Vedder comenzó a golpear una máscara del presidente hecho ante el que mucha gente reaccionó abucheando al cantante y abandonando el recinto ante la sorpresa de todo el grupo. A pesar de eso y de la controversia que levantó, Vedder comenzó a incluir un show anti-Bush cuando interpretaban la canción “Bu$hleaguer” que, aunque no siempre era bien recibido mantuvo hasta el final de la gira.
Y esto es todo… O no, ya que la tras casi 20 años de historia son muchas las cosas que se quedan en el tintero y que me gustaría contar, aunque la fundamental es que de ellos se puede decir que son un autentico grupo de rock, con todas las letras y contra todo pronostico ya que han superado multitud de crisis internas y externas, y a pesar de todo han permanecido unidos y remando en la misma dirección aunque en muchos casos no estuviesen de acuerdo con las decisiones tomadas por el resto...
Y es que, a excepción del batería que ha cambiado en varias ocasiones por causas ajenas a la banda (Dave Abbruzzese se fue por el affaire con “Ticketmaster”, su sustituto Jack Irons por problemas de salud, y el actual, Matt Cameron lleva con ellos ya más de 10 años), ahí siguen como desde el primer día Eddie Vedder (voz), Jeff Ament (bajo), Stone Gossard (guitarra rítmica) y Mike McCready (guitarra solista) manteniendo el tipo en un mundo tan difícil como este y demostrando que cuando se va con los principios por delante y la cara bien alta (aunque te la partan en multitud de ocasiones) al final del camino te espera la recompensa del aplauso del público que para los que aman esto es, sin duda, lo más importante y la medicina que te hace seguir adelante…
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