martes, 29 de septiembre de 2009

Nebraska (Bruce Springsteen)

No es necesario que diga, como ya he demostrado en este mismo blog, que no creo en absoluto que el señor Springsteen sea digno de todo lo bueno que se dice y escribe de él y que todo lo que le rodea es un castillo de fuegos artificiales del que una vez que han explotado sólo queda el olor a pólvora pero nada tangible que echarse ni al bolsillo ni a la memoria… Pero toda regla tiene su excepción y la de Bruce se llama “Nebraska” (y en menor medida el también imprescindible “The ghost of Tom Joad”) que supuso un relativo fracaso comercial pero que le devolvió el crédito ante los que pensaban que ese chico tenia un don especial (ya se sabe que durante años se le vendió como el nuevo Dylan, aunque al final se ha tenido que conformar con ser una copia mala y comercial)

Por desgracia esas expectativas artísticas no se cumplieron (si las de Landau y la de todos los que a su alrededor pensaban en como llenar los bolsillos), pero en aquel momento parecía que aun había esperanza para él, y lo consiguió gracias a que por una vez se dejó llevar por las entrañas e hizo lo que quería hacer. Todo comenzó a mediados junio de 1981 cuando decidió tomarse una vacaciones tras la gira de presentación de “The river” y empezó a leer cosas sobre las consecuencias que había provocado la guerra del Vietnam en los veteranos (para los que ofreció varios conciertos para recaudar fondos) y también sobre la crónica negra de la América profunda.

Lo que Bruce se encontró fueron historias, no de desheredados que sueñan con un futuro mejor y que buscan una salida (y que conocía bien por que ya los había cantado), si no de perdedores a los que ya no les queda nada y cuya única salida para huir de la cotidianidad y de una inevitable muerte en vida es tirar hacia adelante llevándose por delante todo lo que se interpone en su camino, incluida familia y amigos. Dicen que Bruce andaba atravesando un estado de depresión que, unido a esas lecturas, dio como resultado una serie de composiciones marcadas por un claustrofóbico intimismo ideal para realzar las historias descarnadas que deseaba contar y en las que buceaba en los aspectos más oscuros e íntimos (su estricta doble moral, una ética que no era tal…) de su país.

Por tal motivo hizo instalar en una granja que había alquilado para encerrarse y aislarse del mundo una grabadora de ocho pistas en la que el 3 de enero de 1982 grabó las maquetas del que pretendía que fuese un nuevo disco junto a la E Street Band. Lo hizo acompañado de su guitarra y una armónica y, aunque luego añadió una segunda guitarra y algunas voces, la grabación se caracteriza por la austeridad que quería transmitir a sus compañeros una vez que se pusiesen a trabajar todos juntos en las canciones. Cuando ese momento llegó Bruce se dio cuenta que, aunque temas como “I’m on fire” o “Born in the USA” (la version que aparece en el "Tracks" es desgarradora) más o menos funcionaban con la banda, el resto no lo hacían y tras varias sesiones en las que probaron de todo, Springsteen, Landau y Van Zandt (el equipo de producción habitual) decidieron que las canciones demandaban sencillez y que como tal había que tratarlas.

Tomada la decisión Bruce entro en el estudio para empezar a grabar el solo con el apoyo mínimo de algún otro músico, pero a pesar de que la cosa mejoró un poco y consiguieron resultados parcialmente satisfactorios, estos no llegaban a colmar las aspiraciones del cantante que no lograba reproducir el ambiente asfixiante y fantasmal de las primeras maquetas en las que se encontraba la esencia de lo que deseaba transmitir. Fue entonces cuando decidieron entregar las cintas originales grabadas en el en ocho pistas al ingeniero de sonido Chuck Plotkin para que limpiara los ruidos de fondo, los chasquidos y la suciedad de las cintas para hacerla comerciales y audibles para una edición profesional. El trabajo fue arduo debido a que los medios de la época no eran los de ahora, pero finalmente Columbia dio el visto bueno y el 20 de septiembre de ese 1982 el disco se encontraba en las tiendas

Las ventas, como era de esperar no alcanzaron las cotas de los anteriores trabajos del artista a pesar de alcanzar el número cuatro durante la primera semana debido, fundamentalmente, a las expectativas que ya en ese momento generaba un nuevo trabajo del Boss. La decepción entre sus seguidores fue grande ya que el rock clásico (no había ni batería ni bajo, y los solos de saxofón eran eliminados en favor de una guitarra que parecía llorar) desaparecía completamente y en su lugar hacia acto de presencia un género en el que se mezclaba el folk y el country con algunos toques rock y la canción de autor (y que con el tiempo derivaría en lo que hoy se conoce como “Americana”).

Lo que si que fue unánime fue la reacción de la crítica que aplaudió el trabajo y vio en el además de una vuelta de tuerca estilística y creativa que le colocaba donde se esperaba que se situase desde el principio, una toma de postura ante la ola de patriotismo maniqueo y de salón que se estaba instalando en Estados Unidos con Reagan de presidente. El en su lugar canta a la América olvidada, esa que debe pagar los platos rotos de ese orgullo patrio sin sentido y desmedido para después abandonarla en la cuneta y sustituirla por otra que no recuerde lo que se desea olvidar.

Un par de años después “Born in the USA” le devolvería al estrellato galáctico con parecido mensaje (menos crudo y más asumible por la gran mayoría) pero con distinto ropaje. Con los años “Nebraska” se vería enterrado entre el reconocimiento de sus trabajos anteriores (“Born to run”, The river”, “Darkness on the edge of town”) y los posteriores (el ya mencionado “Born in the USA”, “Live 1975-85”, “Tunnel of love”…), aunque para mi nunca superó la magia, sentimiento, verdad y emoción de este trabajo que es su obra maestra y que por desgracia para casi todo el mundo se encuentra donde habita el olvido…

Título: Nebraska
Producción: Bruce Springsteen
Grabado en: Su casa con un ocho pistas
Editado por: COLUMBIA en 1982
Canciones:
Cara A
- Nebraska
- Atlantic City
- Mansion on the hill
- Johnny 99
- Highway patrolman
Cara B
- State trooper
- Used cars
- Open all night
- My father's house
- Reason to believe

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